Había pasado una hora, tiempo suficiente para tener el cañón listo, cuando pudiese daría la orden de parar a sus tropas e iniciaría el bombardeo, aquello los obligaría a rendirse sí o sí. Algo estaban tramando, podía sentirlo y, de algún modo, percibirlo. Colt no se consideraba una psíquica ni nada por el estilo; pero el ver a aquellos jinetes mantener su posición sin siquiera unirse a las escaramuzas que atacaban aquella casa sin siquiera meterse por la única puerta abierta le hacía suponer que algo grande iba a ocurrir, algo con lo cual no podrían contraatacar si llegaban a tener la oportunidad de… ¿dispararlo? Un pensamiento que no identificaba como suyo cruzó por su cabeza por un minuto, un vago recuerdo de poder percibir los pensamientos de otras personas también acompaño a esa idea ajena ¿Cuándo fue la última vez que pudo adivinar lo que otros pensaban o sentían? No lo recordaba, tampoco recordaba con certeza el poder tener esa habilidad, habilidad que le habría sido más que útil el año anterior cuando se enfrentó al Profeta junto a sus Ángeles de la muerte. Sin embargo una imagen que no provenía de su cabeza se dibujaba delante de sus ojos, algo similar a leer un libro y ver las imágenes grabadas en su interior. Un enorme ¿Cañón? Aparecía en sus visiones. Colt tenía razón, todas aquellas maniobras eran una mera distracción para poder preparar su verdadero ataque, un cañón con el cual volarían la casa de Jimmy en pedazos. No sabían, ni tampoco les importaba, si el pequeño y el viejo sobrevivirían a dicho ataque, aunque si parecían preocupados por dejarla vivir. Que gentuza tan atenta, verdaderamente enternecían su corazón si no fuera porque iban a dañar al pequeño al cual le tenía un fuerte afecto.
Debía detenerlos cuanto antes o toda su pelea sería en vano, mirando a Ramón le dijo:
- Viejo, intenta contraatacar a las escaramuzas
- ¡Pero si tú me dijiste que…!- protestó Ramón; pero Colt continuó explicándole su plan
- Mientras yo salgó para averiguar qué es lo que planean, se encontraran mas entretenidos contigo que conmigo- le contestó Colt emprendiendo la sigilosa marcha
- ¡Colt, espera!- le pidió Ramón; pero ya era tarde, ella había salido de la casa, furioso exclamó en voz baja- ¡Maldita sea!
Sin perder tiempo se posó sobre la ventana con su rifle y disparó a las escaramuzas sin poder dar en el blanco; pero estaba bien, necesitaba distraer a los jinetes de las verdaderas intenciones de Colt.
Ocultándose en las sombras de la noche, Colt, se dirigió a donde se encontraban los Jinetes que habían estado custodiándolos durante horas. Viéndolos a la distancia, sonrió y sacó su pequeño cuchillo que lanzó a la garganta del Jinete de la derecha quien recibió de lleno aquel filo sobre su yugular. Su compañero miró asustado como su colega caía al suelo y, con rapidez, se dispuso a usar su fusil cuando una bala perforó su cráneo acabando con él antes de que siquiera tocase el suelo. Aquel disparo atrajo la atención de las escaramuzas quienes vieron como Colt se subía al caballo del soldado muerto y, con sus pistolas en mano, iniciaba una pequeña huida que atraería la atención de los Jinetes hacia ella, al fin y al cabo era ella a quien estaban buscando en realidad.
Sin perder tiempo se inició una nueva persecución que duraría una hora.
Solo esperaba poder distraerlos lo suficiente antes de que usaran ese cañón contra ellos.