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Chapter 7 - CAPITULO 6: UNA VISITA A HOPE TOWN

A las seis de la mañana del día siguiente, los soldados se preocuparon por la ausencia de sus tres hombres y, llevando un pequeño destacamento, fueron a buscarlos; pero cuando los encontraron, a mitad de camino, destripados y con sus cueros cabelludos cortados se horrorizaron ante el grotesco escenario que se cernía sobre ellos.

- Malditos apaches culeros- insultó uno de los soldados, con una expresión de asco en su rostro. Uno de sus compañeros no pudo evitarlo y vomitó al ver aquel horrible espectáculo

Los tres dieron media vuelta y retornaron al pueblo para avisarle todo al gobernador de Hope Town.

Durmió a su lado toda la noche, Colt cuidó de él mientras lo veía dormir adoptando, en sueños, una expresión angelical. Su dedo gordo estaba en sus labios y era chupado durante el descanso de aquel pequeño. Esbozando una sonrisa, Colt, veía en Jimmy una similitud con el niño de sus recuerdos ¿O sería que imaginaba como debió ser Jerry cuando era más pequeño? No recordaba haberlo visto chupándose su dedo; pero sí que era igual de inocente que Jimmy.

Cuando el sol apareció en el horizonte, Jimmy, abrió sus ojos lentamente viendo el rostro de aquella mujer mirándolo con una expresión maternal, el rojo de sus cabellos se fundía con el rojo amanecer y sus ojos azules traían una paz que no podía imaginar; pero si sentir y aquella sonrisa tierna lo hacía replantearse, momentáneamente, si no era el fantasma de su mamá camuflada o algo por el estilo. Cuando sus ojos terminaron de abrirse, ambos se vieron mutuamente y se dijeron al unísono:

- Buenos días

Tras estar por un momento en silencio, los dos comenzaron a reír por lo irónico de la situación.

Para el desayuno, Jimmy se puso a cocinar un poco de huevo con tocino que había guardado del día anterior. Se encontraba cocinando cuando le preguntó a Colt:

- ¿Colt, por qué los soldados vinieron aquí ayer a la noche?- antes de poder oír alguna respuesta por parte de su amiga, se dijo a sí mismo- quizás querían matarme o hacerte daño. Lo siento Colt, mi pregunta es tonta

- En realidad es una pregunta bastante astuta pequeño- lo halagó Colt con una sonrisa, añadiendo- Jimmy, los soldados estuvieron aquí anoche, como también todas las demás noches anteriores con intenciones de robar tus caballos

Jimmy dejó de cocinar y se dio vuelta observándola con sus ojos fuera de sus orbitas. Colt, aquella mañana, tenia puesta solamente su camisa blanca junto con sus pantalones vaqueros negros, su cinturón estaba en la mesa con las pistolas descansando en sus fundas y, sin su sombrero puesto, la cabellera rojiza de Colt ocultaba la cicatriz de su ojo. Jimmy, totalmente sorprendido por la respuesta de su amiga, le contestó:

- ¡Pero si mis caballos nunca faltan de sus establos, Colt! Para tener que robarlos ellos deberían introducirse más en la casa, debido a que dichos caballos están en un corral que abre por un candado, cuya llave se encuentra en el interior de mi hogar. Ellos no pueden, sencillamente, entrar y llevárselos tan fácilmente

- ¿Y cuando fue la última vez que revisaste tus caballos, Jimmy?- le preguntó Colt sonriendo, Jimmy bajó la cabeza contestándole

- No lo recuerdo, quizás un poco antes de que papá muriera

- ¿Y eso fue…?

- Hace casi un año atrás- le respondió Jimmy con su rostro rojo como el tomate debido a la vergüenza que sentía por aquella revelación

- Algo me dice que los soldados de Saavedra se han encargado de cuidar a tus corceles por ti Jim- afirmó Colt sonriendo usando un tono sarcástico; pero al ver al pequeño sollozar, su sonrisa se desdibujó añadiendo- sin embargo pienso hablar personalmente con ellos para decirles qué, de ahora en mas, yo me haré cargo de tus caballos Jimmy

- ¡¿Tú?!- preguntó sorprendido Jimmy-¿por qué? Pensé que tenias un asunto importante en California

- Eso puede esperar; pero esto no- retomando su agradable sonrisa, añadió- ahora pásame el desayuno Jimmy, tengo hambre y debemos visitar al alcalde cuanto antes

- ¡Sí!- exclamó Jimmy volviendo a cocinar el desayuno para su amiga Colt

El caballo negro de Colt se veía en mucho mejor estado que el día anterior, Colt se subió a él y subió a Jimmy sentándolo delante de ella.

- Necesito que me indiques donde queda Hope Town Jim- le pidió Colt sonriente

- No hay problema Colt, la dirección es siempre al oeste, nuestra casa no esta tan lejos como piensas

- Lo sé- murmuro en voz baja Colt y con un tono maternal le pidió a Jimmy- muéstrame campeón

- ¡Si, señora!- exclamó Jimmy apuntando con el dedo la dirección del pueblo, comenzando la cabalgata

A medida que se acercaban al pueblo, Jimmy, podía ver como los soldados hacían varios patrullajes por las cercanías, no parecían notar su presencia ni la de Colt y todo parecía indicar que hubo un ataque por parte de los Apaches recientemente siendo el motivo por el que las tropas estaban en alerta.

Cuando llegaron al pueblo, Colt vio un lugar en ruinas: la iglesia hecha de piedra estaba destruida, varias casas se veían en pésimo estado y los soldados se paseaban por todas partes. El único lugar que se veía bien cuidado era la cantina del pueblo. Otra cosa que Colt notaba era que todas las mujeres que había en Hope Town tenían consigo un pequeño recuerdo de esa invasión durmiendo en sus brazos, todo parecía indicar que Saavedra necesitaba tropas a futuro y las mujeres del pueblo eran perfectas para el reclutamiento preventivo.

Se acercaban a donde estaba la cantina cuando un soldado, al verla le hizo un silbido y le dijo:

- ¡Qué hermosura! No sé si aterrarme o enamorarme

- ¿Por qué no envías al niño a dormir y pasas un rato agradable con nosotros muñeca?- le preguntaba otro soldado, silbándole en señal de coqueteo

Colt solo los ignoró y se concentró en ver todo el pueblo: solo una calle en forma de cruz, no había nada que fuese útil allí. La barbería estaba cerrada, la confitería también y el resto eran casas donde las mujeres daban de comer a sus bebes. Los hombres comenzaban a reunirse y acercarse a ella. Colt se dirigió a donde estaba una casa enorme, parecía ser la del gobernador de dicho pueblo, mirándola con firmeza alzó la voz y con un tono duro le dijo:

- ¡Gobernador! ¡Soy la amiga del pequeño Jimmy y el motivo de mi visita es simple! ¡Deseo que dejen en paz su granja y que se larguen de Hope Town! ¡Tienen hasta media noche para irse o de lo contrario este lugar será su tumba!- mirando a los soldados que se acercaban a ella, los contó en silencio, no eran muchos, esbozando una sonrisa amenazadora, añadió-¡Y ahora, una pequeña demostración de cuan serías son mis palabras!

Fijó su mirada en el sepulturero y con los dedos le hizo la señal de 7. El sepulturero, al verla, entendió lo que le quería decir y susurró

- Mierda- con rapidez se puso a trabajar en los ataúdes

Los soldados se acercaban a ella riendo y haciendo gestos obscenos, Jimmy estaba asustado; pero Colt le puso su mano sobre el pecho diciendo

- No te preocupes, todo estará bien, solo cierra los ojos y no los abras hasta que yo te diga

- Si- asintió Jimmy cerrando los ojos

Los soldados corrieron a atacarla; pero Colt se sacó su guante mostrando su mano con una cicatriz en su dorso, este decía: D, la mano sostenía su pistola que se encontraba escondida dentro del guante. Antes de que pudiesen responder a lo que veían, Colt les disparó tres veces a la cabeza de los soldados que estaban cerca del camino que su caballo seguiría al oír el ruido de aquellos disparos. Este relinchó emprendiendo la huida, Colt disparó otra vez a los dos hombres que tenía en el costado derecho y usó la última bala en el soldado que se encontraba en su costado izquierdo. Los demás soldados tomaron sus fusiles; pero Colt, lejos de alejarse, hizo que su caballo diera media vuelta y, desenfundando su otra pistola, le disparó en la frente a uno de los soldados que estaba armado. Los demás estaban tan aterrados, por la letalidad de aquella pistolera, que soltaron sus fusiles y emprendieron la huida. Colt continuó con su cabalgata retirándose de allí; pero al ver a los sujetos que la habían insultado, ni bien llego al pueblo, se detuvo y les disparó en sus testículos sin decir palabra, estos cayeron al suelo meciéndose como si fuesen niños pequeños que se habían apretado los dedos con la puerta.

Colt se retiró de allí gritándole al sepulturero:

- ¡Lo siento, conté mal, que sean ocho cajones!- el sepulturero asintió y Colt se largó del pueblo con Jimmy a su lado

Durante la retirada, Colt vio, a la distancia, como llevaban a un hombre mayor encadenado, todo parecía indicar que estaban por fusilarlo.