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Chapter 20 - CAPITULO 19: LA PRIMER NOCHE EN EL PALACIO

Al finalizar la cena todos fueron a sus respectivos cuartos a descansar.

- ¿Acaso las maquinas también duermen?- preguntó Van Gunderg sorprendido y, quizás, un poco molesto mientras les indicaba sus habitaciones

- En realidad es un periodo de hibernación; pero puede ser interpretado como sueño, así qué, sip, dormimos- rió Lition entrando a su cuarto

- No creo que tengan cámaras de conservación- gruñó Ultrior entrando en su cuarto, cerrando la puerta exclamó- ¡lo sabía, no las tienen!

Elizabeth se adentró a su cuarto mirando con cariño a Zyorg quien le devolvió esa misma mirada

- Hasta mañana Elizabeth- la saludó Zyorg, sonriendo

- Hasta mañana James, descansa- se despidió Elizabeth cerrando la puerta de su cuarto; pero sin trabarla

Zyorg se adentró a su cuarto e inició su observación, las paredes eran blancas, con algunas decoraciones doradas. La cama tenía un acolchado blanco con unas sabanas del mismo color y una frazada roja, los costados de la misma eran largos y sostenían pequeño techo de tela rojiza con unas cortinas de seda transparente del mismo color. Zyorg se recostó en su cama y miró el cielo estrellado en su ventana. Debía concentrarse en la misión y en la estrategia del día siguiente; pero, por algún motivo, no podía dejar de pensar en Elizabeth. En cómo se arriesgo por él y en lugar de agradecerle, solo la regañó por temor a perderla. ¿Podía una maquina sentir temor? Al parecer él sí y era uno muy grande por aquella humana que si era destruida entonces nada podría hacer para repararla o reactivarla.

Algo corrió por sus mejillas, se las tocó y, para su sorpresa, descubrió que era agua. Lamió sus dedos queriendo analizarla descubriendo, para su sorpresa, qué eran saladas y cálidas a la vez. Eran lagrimas… estaba llorando.

Eso era algo nuevo para Zyorg, sin embargo esperable si se encontraba bajo un organismo celular como el humano. Su sistema de camuflaje podía replicar a la perfección toda forma que pudiese tomar. Al adoptar una forma humana su cuerpo era modificado a uno con las características de los Hombres. Eso quería decir que si era dañado podía sangrar, podía satisfacer necesidades como el comer o beber, también tenía que descargar dichos alimentos como todo ser humano, podía reproducirse en caso de desearlo y, claro estaba en ese momento, podía llorar.

Sintiéndose mal, ante su actitud de más temprano, decidió hablar con Elizabeth, quería disculparse. Necesitaba disculparse y, por algún motivo, no podía esperar a la mañana siguiente.

Víctor entró en el cuarto de Zyorg, llevando una bata de color morado oscuro con un cinturón del mismo color. Su cabello estaba suelto y, en sus ojos, había una pasión irrefrenable, al adentrarse, tenía sus ojos cerrados a la vez que, con un tono de pesar, decía

- James, lamento molestarte a estas horas. Entiendo que deseas descansar después de un arduo día de batallas y emociones violentas sin sentido; pero me era imperante el hablar contigo- continuó, con sus ojos cerrados, aquel discurso que había preparado durante la cena; pero no pudo hablarlo libremente- yo quiero que sepas que estoy profundamente agradecido por el esfuerzo, el sacrificio y el riesgo al cual estas siendo sometido solo por nuestro bienestar ¡Siento como si no lo mereciéramos! Eres un alma noble que ha bajado a salvarnos en nuestros momentos de mayor debilidad. Eres como un Ángel guardián para nosotros, mi Ángel Guardián… por favor perdóname, no debí decir eso. Solo quiero que sepas qué, a pesar de nuestras diferencias en razas, pensamientos y posibles gustos, aun así yo te estimo mucho. ¡eres mi héroe James Van Zyorg! ¡te a…!

Al abrir los ojos notó qué Zyorg no se encontraba en su habitación, Víctor, totalmente sorprendido, se quedó parado allí confundido y preguntó en voz baja como también confusa

- ¿James?

Tenía un hermoso camisón blanco sin mangas con unas tiritas de tela color azul claro, sus senos se resaltaban en aquel decorado con volantines blancos. Su cabello negro lacio suelto ya había sido peinado y se preparaba para ir a dormir cuando vio, por el reflejo de su espejo de mesa, a Zyorg entrar a su habitación. Sonrojándose por completo; pero a la vez con una alegría interna demasiado grande, Elizabeth, con una voz tranquila y temblorosa, preguntó

- ¿James, que haces aquí a esta hora? Sabes que me estaba preparando para ir a dormir

- Necesitaba hablar contigo- le respondió Zyorg con un tono de voz apagado y melancólico

- Podía esperar a mañana- le señaló ella sentada delante del espejo de su mesa de noche

- Me temo que no, al menos esto no- le dijo él intentando contener esa amargura, Elizabeth lo notó y le preguntó

- James, ¿Qué es lo que te sucede? ¿te encuentras bien?

- Quería disculparme por lo que te dije más temprano- le respondió Zyorg bajando su vista sintiendo como esas lagrimas volvían a aparecer sin que pudiese hacer nada para contenerlas- te arriesgaste por mi y de no haber estado allí, lo más probable sería que Scortux me hubiese desintegrado con su misil de ataque. Te debo mi vida y, en lugar de darte las gracias, te regañé. Me comporté como un idiota solo porque temí perderte

- James- dijo Elizabeth, con un tono cariñoso. Al ver qué Zyorg empezaba a llorar de pena, como si fuese la primera vez en su vida que conocía esa sensación, se levantó para acercarse a él

- Te estoy… metiendo… en una batalla para… la que no estás preparada…- continuó Zyorg intentando controlar su acceso de llanto y recomponerse un poco- si algo te pasara… ya he visto antes amigos que creían en mi causa ser destruidos solo por no haber estado allí a tiempo… o aun estando a tiempo ellos se sacrificaron para que yo viviera… sentí sus pérdidas, sin embargo contigo es distinto… si llegases a… a… ¿por Titanium, que es lo que me ocurre?

- Creo saber lo que te ocurre amigo- le respondió Elizabeth abrazando su cuello, acercando su rostro al de ella- tienes miedo y me quieres

- Claro que te estimo, es decir, me ayudas en todo…- no pudo continuar porque ella le puso su dedo índice en la boca, con su pulgar, secó sus lagrimas en la mejilla izquierda y, sonriendo, susurró

- Lo que quiero decir es que me amas

- ¿Qué es eso?- preguntó Zyorg con un tono de inocencia que solo quebró la poca voluntad que tenia Elizabeth y, sin poder contenerse, le dijo

- Déjame que te lo demuestre- sin añadir nada mas, lo besó. La pasión que ella sentía fue suficiente para que le diese no solo un beso, sino dos o tres a la vez, incluso estuvo cerca de morderle los labios. Zyorg, sin saber qué hacer, intentó imitarla; pero solo daba pequeños topes con su nariz en su mejilla, Elizabeth, sonriendo, dijo- espera amor, deja que yo me haga cargo de enseñarte, solo haz lo mismo que yo ¿sí?

- S… si claro- le dijo Zyorg con nervios, en su interior esa extraña sensación estaba en completo auge. Si eso era amor, entonces aceptaba y aprobaba esa bella emoción. Memorizó los besos de Elizabeth a sus mejillas, labios y cuello.

La pasión estaba en ambos. Zyorg pudo mejorar sus avances besando su boca, sus mejillas y su cuello con la misma suavidad que ella, incluso parecía saber qué puntos besar para que Elizabeth cerrara sus ojos, sonriendo de placer. Los besos continuaron por el hombro llegando a donde estaba la tira azul clara de su camisón, sus manos sostenían sus brazos; pero la mano derecha tomo dicha tira azul para retirarla y así continuar sus besos. Elizabeth sentía que tendría que enseñarle, y a la vez aprender ella misma, a hacer el amor. Algo que no pensaba retrasar al llevar su mano izquierda a donde estaba su seno haciendo que él los tocase con una fuerza que le hizo sacar un suspiro. Zyorg continuaba besando su hombro y cuello, como si fuese un vampiro de la pasión, cuando se detuvo de forma abrupta, soltando a Elizabeth y mirando el boscoso jardín oscuro desde la ventana.

- ¿James?- preguntó Elizabeth al ver que él había parado casi en seco y se separaba de ella para dirigirse a donde estaba la ventana- James ¿qué pasa?

- Hay alguien allí afuera Elizabeth- le dijo Zyorg moviéndose con rapidez, dirigiéndose en donde estaba la ventana para abrirla- creo que es uno de los nuestros

- ¡Oh perfecto! ¡me tienes que estar jodiendo! ¡¿justo en este momento?!- exclamó ella furiosa, colocándose su tira azul de nuevo en el hombro

- No te preocupes, mañana podemos intentarlo de nuevo- le respondió Zyorg sonriendo- pero ahora debo ir con él antes de que le pase algo malo, llama a los demás para informarle

Sin añadir nada mas, Zyorg, saltó por la ventana y Elizabeth, furiosa, golpeaba con su pie el suelo mientras el rubor tomaba de forma violenta su rostro, haciéndola ver como un tomate furioso que estaba a punto de asesinar a alguien por haberle aguado la fiesta.