Su radar intentaba localizarlo. Lition era siempre el mismo distraído, con funciones primarias en cualquier parte menos en el objetivo fijo establecido. Zyorg había avanzado lo suficiente en aquella zona. No solo para alejarse de los problemas, que aquella bella muchacha pudiese darle, sino también para poder ubicar a sus amigos.
Durante la búsqueda, había observado los prados verdes junto con la flora y la fauna de aquel hermoso lugar. El planeta tierra era un paraíso biológico que nada tenía que envidiarle a Wintago, al contrario, Wintago debía envidiar a la Tierra. Sentándose en el prado, cerca de un árbol, manteniendo su forma humana, Zyorg, se detuvo a contemplar el arroyo donde se encontraba. El viento cálido y suave que rozaba su piel orgánica falsa era lo suficientemente agradable logrando en ese momento que Zyorg mismo anhelase ser un humano, un animal o cualquier organismo biológico existente en lugar de solo ser una maquina con funciones, programaciones o directrices primarias. Realmente no le sorprendía en lo más mínimo a Zyorg que Corgana quisiese dominar la tierra, era un lugar hermoso en comparación a Wintago.
Su planeta natal era del tamaño de un satélite y, al igual que la Luna, este se encontraba totalmente muerto, estéril en todo sentido de la palabra. No se sabe con exactitud cuándo ni cómo fue que la raza de los Metales comenzó a dominar aquel estéril planeta; pero si de que no paso mucho tiempo antes de que comenzasen también las divisiones metálicas. Según cuenta la leyenda, el dios Titanium creó a los distintos metales para que estos tuviesen una función primaria en su vida. Los Doraros serian los lideres, los Acerum serian sus protectores y también la fuerza militar del planeta, los de plata seria la clase acaudalada, los Bronce serian los pobres y los Cobrizos serian lo más bajo, lo inmundo casi, los metales esclavos que obedecían a sus amos sin siquiera poder tener la opción en su menú principal de responder o rebelarse.
Programados así desde el principio, sin alternativas o variables en su programación. Un planeta con rocas grises, edificios metálicos que mostraban distintos niveles, los subterráneos para los Cobrizos, el nivel inferior para los Bronce, el nivel medio para los Acerum, el nivel superior para los plateados y el último nivel, el nivel real, para la familia de los Dorados.
Toda la existencia de los Cobrizos se resumía a ellos extrayendo minerales del subsuelo de aquel planeta árido, para que al final Corgana decidiera masacrarlos sin un motivo alguno excepto, que eran inferiores.
¿Cómo hizo Zyorg para rebelarse? No lo sabía todavía; pero si sabía que había algo en su interior, algo que no podía describir; pero si computar como un deseo. El deseo de que nadie se creyese superior a nadie, de que todos pudiesen tratarse como iguales, sin importar si eran Cobrizos, Plateados, Acerum o Dorados.
El sonido del canto de los pájaros lo desconcentró. Nuevamente vio la belleza que lo rodeaba y envidiaba a los Humanos, siendo ellos libres de elegir, libres de vivir en un mundo tan bello, aunque también peligroso, aun así… no parecían ser distintos de los Metales. Odiándose por su color de piel, por su posición social o por su religión, sin embargo ellos no eran maquinas programadas, eran seres pensantes y con emociones profundas e incluso inentendibles para ellos mismos antes que maquinas con un menú en su cabeza con toda su programación ya establecida.
¿Por qué actuaban así? No le era computable; pero tampoco importaba ahora, debía buscar a su amigo. Luego su radar detectó la presencia de Lition, quien al parecer estaba cerca, buscando por todas partes, fue que comenzó a emitir un clave Morse para poder comunicarse con él, al poco tiempo fue que oyó la voz de Lition decirle
- Zyorg, ¿eres tu amigo?
- ¿Lition?- preguntó Zyorg mirando para todas partes cuando oyó la voz de su amigo decirle
- ¡Aquí arriba viejo!
Zyorg miró arriba suyo y vio a un pájaro de pelaje amarillo con un pico fino a la vez que aparentemente filoso, sonriendo aquel pájaro le habló.
- ¡Cielos viejo!, ¡qué gusto verte otra vez!; pero ¿Por qué te disfrazaste de humano?
- Para poder infiltrarme entre los humanos sin tener problemas con ellos- le contestó Zyorg totalmente confundido
- Carajos viejo, ¡¿que acaso no recibiste la información que nos mando Zitron?!- le preguntó Lition riendo
- No, creo que no tuve tiempo de leerla mientras destruía los motores de la nave de Corgana y trataba de que mis circuitos no fuesen quemados por esos desgraciados de sus tropas
- Léelo por favor- le pidió Lition riendo
- De acuerdo- dijo Zyorg mientras que sus ojos se volvían azules y varias letras blancas aparecían en sus pupilas, después, con un gruñido, fue que dijo- oh no, ¡me tienes que estar jodiendo!
- Para nada amigo- rió Lition- las instrucciones son claras, debíamos transformarnos en animales, no en humanos, de ese modo no llamaríamos demasiado la atención, aun así creo que todavía puedes cambiar a…
- Ya es tarde- gruñó Zyorg- ya tuve un contacto humano y puedo ser reconocido fácilmente… quizás sea mejor así, siendo el líder podré estar al lado de los humanos sin que sospechen nada mientras ustedes cubren mis espaldas en secreto, ¿Dónde están los demás?
- No lo sé amigo; pero creo que es mejor que continuemos camino, algo me dice que Corgana no se sentara a esperar mientras arreglan su motor, ¡vamos!- le contestó Lition echando a volar
- Si, vamos – dijo Zyorg levantándose del suelo y comenzando a caminar a su lado
Dentro de poco ambos tendrían un oponente que enfrentar.