Ni bien llegaron Zyorg vio la ciudad más de cerca, era pintoresca y de una belleza inimaginable para él. Las casas eran enormes, hechas de barro, arcilla e incluso muchas de ellas eran de piedra. El color amarillo, rojo o marrón chocolate de las paredes de dicha ciudad junto con los marcos de las ventanas, cuyo color era blanco, hacían que Zyorg le tuviese un cariño considerable. Los tejados, de un color anaranjado, no solo hacían que dicha ciudad, cuyas calles eran de piedra, se viese mágica sino elegante. Las personas, por otro lado, eran muy variadas. Habían quienes vestían harapos y otros cuya vestimenta era demasiado elegante, camisas blancas o café, pantalones negros o blancos, botas y zapatos de color marrón, vestidos elegantes de todos los colores y vestidos de un color marrón con mangas, pañoletas y delantales blancos pasaban por los ojos de Zyorg quien, sonriendo, podía comprender la importancia de su misión en la tierra. Debía proteger como a de lugar dichas construcciones de los fríos y metálicos edificios de Corgana junto con su tiranía.
Elizabeth veía nuevamente lo que, en teoría, sería su hogar, viendo como Zyorg se maravillaba con dicha ciudad, entendió cuanto aquel autómata amaba su nación junto a la misma tierra ¿Cómo sería su hogar en aquel firmamento lejano? No lo sabía ni tampoco lo podía imaginar; pero si sabía que no debía ser nada agradable si Zyorg se veía tan enamorado de dicha ciudad. Con un suspiro fue que entendió la gravedad de esta misión, después vio a Víctor quien tenía una mirada demasiado inquietante. Aquel extravagante hombre de cabellos rubios veía con un cariño para nada saludable a su amigo, los demás soldados no veían nada o no querían ver nada, aquello le hacía preguntarse el por qué de su compromiso si Víctor bien podía romperlo en cualquier momento, ¿Por qué ella tenía que estar en una farsa cuya credibilidad se caía ni bien Víctor jugaba al polo con sus novios?
No lo sabía; pero no importaba, habían llegado al palacio del conde Van Torner.
Aquella hermosa mansión de paredes rojas, tejados y ventanas color blanco junto a un hermoso bosque como patio hicieron que Zyorg suspirase de alegría como si fuese una muchacha, Víctor miró de forma tierna a su nuevo amigo a la vez que aquella sensación de protegerlo nació nuevamente en el corazón de Elizabeth. Ambos lo miraron en silencio por unos minutos, después Víctor le preguntó
- Tal parece que te gusta tu nueva casa ¿verdad?
- En efecto conde Van Torner- le respondió Zyorg
- Solo llámeme Víctor, James, siéntete como en tu casa- le respondió Víctor para luego gritar con un tono amable- ¡Carl!
Corriendo a toda velocidad, un muchacho que llevaba un traje rojo con unos pantalones marrón claro y unas medias blancas que llegaban hasta sus pantorrillas, intentando que su peluca blanca no se cayese fue que dijo
- ¿Si, señor Van Torner?
- Carl amigo mío, sabes que puedes llamarme Víctor- le dijo con una sonrisa perversa Víctor- todos en mi casa son como de mi familia
Luego añadió
- Y deseo presentarte a nuestro nuevo miembro, se llama James Van Zyorg, llévalo al vestidor para que se saque estos inmundos harapos y se ponga ropa decente, Elizabeth, acompáñalo tú también, es justo que tú sepas también donde está el vestidor- luego se retiraba a la vez que enfatizaba- y deseo que esté realmente presentable en mi corte. No deseo un haraposo en mi casa sino a un caballero elegante y seductor… de mujeres
Tras decir esas palabras Víctor se fue de allí a la vez que Carl dijo
- Por favor señor Van Zyorg, señorita, acompáñenme
Dicho vestidor estaba lleno de ropas de diversos colores y talles, la gran mayoría era ropa para caballeros; pero muy pocos vestidos, diez como mucho. Elizabeth siguió a Zyorg quien miraba asombrado las ropas, ella sonriendo le dijo
- Al parecer te gusta mucho todo lo que está a tu alrededor James
- Podría decirse- afirmó Zyorg tocando una camisa azul junto a unos pantalones blancos, con una sonrisa añadió- pero puedes llamarme Zyorg, ese es mi nombre real
- Prefiero James- rió Elizabeth
- Si tú lo dices- se quejó Zyorg a la vez que daba vuelta sus ojos hacia un costado en señal de cansancio, tocando la ropa le preguntó a Carl- ¿puedo probármelo?
- Adelante, la ropa que usted prefiera
- Gracias- dijo Zyorg tomando la ropa y entrando en el vestidor
Elizabeth esperó un poco de tiempo a la vez que sus emociones comenzaban a comer sus nervios. Ella no sabía si deseaba verlo con ropas tan elegantes, temía perder su temperamento y dar a conocer su pasión por él. Cuando la cortina se movió y salió de ella aquel muchacho de bello aspecto que tenia puesta una camisa azul junto con unos pantalones blancos y unas botas negras, un cinturón dorado y unos botones con correas del mismo color que el cinturón, hombreras del mismo color, mirándola con esos ojos azules que le robaban la respiración fue que dijo con una sonrisa
- Bueno, ¿Qué te parece Elizabeth?
Ella calló por un minuto. Sus emociones finalmente estallaron, lo amaba, lo deseaba, quería ser la madre de sus hijos y también su esposa e incluso ¿protectora? Después con una sonrisa que mostraba su pasión, su amor y devoción a la vez que el rubor tomaba sus mejillas, ella le dijo
- Te vez apuesto- después añadió- estoy segura que con esa ropa podrías robar el corazón de todas las mujeres de Huttentorg; pero antes debes salvar a la tierra Don Juan
- Gracias Elizabeth- le respondió Zyorg haciéndole una reverencia amistosa a la vez que sonreía de alegría
Elizabeth susurró con un tono de pesar
- Es una pena que este comprometida, porque tú ya robaste mi corazón
Los dos se quedaron viéndose por unos minutos a la vez que Carl se preguntaba qué diantres estaba ocurriendo en esa mansión.