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Chapter 10 - CAPITULO 9: LOS GENERALES DEL REY DORADO CORGANA

Los tres inútiles habían sido eliminados. Corgana, al ver el estado de aquellos Acerums, rompió de un solo golpe la pantalla de su computador. Los ojos rojos, que se veían debajo de dicho casco de oro, comenzaron a resplandecer. No debió mandar unidades inferiores a hacer el trabajo de unidades superiores. Con un solo ademan de su mano, indicando con el dedo a donde se encontraban desconectados sus seis generales, los demás Acerums obedecieron sus comandos.

- Activen a los generales- ordenó Corgana con un tono de enojo en su voz metálica

Sin dar una respuesta, los Acerums, ingresaron los códigos para poder activar a sus Metales más fieles y también más mortales.

En las pantallas de las computadoras se veían cientos de códigos color rojo que indicaban que los mismos estaban siendo reanimados. Al poco tiempo se pudo leer "REACTIVACION COMPLETADA"

El primero en despertar era una criatura con forma de escorpión metálico, de un metro y medio de alto, con ojos rojos y un color plateado que lo definía como un Acerum. Scortux había despertado de su sueño.

Un gigante de un solo ojo de piel plateada con un cuerno en su frente también se levantó de su hibernación, aquel gigante era conocido como Cromón

Despertando de su sueño una Metal femenina, o con propiedades femeninas en su ordenador, de aspecto similar a un dinosaurio. De color rojo con unos ojos azules se despertaba, se trataba de Tantalox Queen

A su lado se encontraba su esposo. Una iguana de color azul con ojos amarillos, Xenón Iguanus, quien al despertar abrazó a su esposa con cariño, solo para ser apartado violentamente por ella.

Con la forma de un Cuervo gigante, sonriendo con malicia, de color azul oscuro y ojos rojos, Cuga , el Alcalino se había despertado a la vez que observaba todo a su alrededor

Otro gigante con el aspecto de un oso blanco con ojos amarillos y una ametralladora descansando en su espalda largaba un rugido en señal de bostezo, al parecer Prometio no estaba feliz de que le interrumpiesen su hibernación

Corgana miraba contento a sus generales para decirles

- Tengan buenos días mis estimados y leales siervos- al ver como los seis se inclinaban ante él, añadió con una risa de satisfacción- su Rey Dorado necesita de ustedes para poder eliminar a estas pestes de los Guardianes Del Metal, pronto les daré las coordenadas para que vayan a donde ellos se encuentran y acaben con sus miserables vidas

- ¡Si gran Rey Corgana!- exclamaron los seis a la vez

Aquel malvado Rey Dorado comenzó a reír a la vez que sus generales le siguieron en la risa maligna.

Durante la cabalgata Elizabeth miraba con calma a Zyorg. De forma detenida y con pausas para que él no lo notase. Sentía su corazón latir con velocidad al estar cerca de él. No podía entender por qué al verlo no solo deseaba abrazarlo, besarlo y decirle cuanto lo quería, sino que también deseaba protegerlo. No lo conocía; pero por él ella sería capaz de dar la vida, de dar hasta su honor con tal de que ningún daño le sucediese. Toda aquella rebeldía que sentía en su interior no solo era aplacada sino también encaminada a un solo objetivo: su felicidad y el estar allí para él como también para… ¿sus hijos?

Ruborizándose se dijo a si misma que se calmara, era un autómata al final de cuentas, no un ser humano; pero ese sistema de camuflaje no solo le robaba el aliento sino que su forma tan digna, tan integra e incluso tan directa de ser le hacía sentir cosas que nadie, ni siquiera el muchacho mas apuesto que antes hubiese conocido, le hizo sentir en el pasado.

Zyorg también la miraba y aquello que sentía en su interior, que su propia caja madre no podía procesar, lo obligaba a replantearse toda su misión. Lo que la lógica fría de su CPU no entendía, algo más en su interior lo hacía. Algo en su más profundo ser lo hacía sentirse feliz y triste, fuerte pero vulnerable, seguro a la vez que inseguro, protector y protegido e incluso capaz de hacer hasta lo imposible solo por ella. No entendía esa programación, ese maldito código de barras que tenía en lo más profundo de él; pero su cabello negro que se movía con el viento, sus ojos azules que lo miraban de vez en cuando con ese afecto extraño y su rostro tan angelical junto con su cuerpo humano tan bien formado hacían que su propia respiración se pausara por momentos. Incluso esa forma algo rebelde de ser le hacía tenerla en gran consideración. No sabía qué era lo que estaba decodificando; pero le gustaba mucho ese código en su interior.

Elizabeth, sabiendo que él era una maquina, de todas formas se descubrió, para su sorpresa, amándolo con toda su alma, ella lo amaba y pelearía por él

Zyorg pelearía por Elizabeth debido a que le tenía la estima más grande que podía computar en toda su vida funcional.

Ambos, al poco tiempo, se descubrieron viéndose a los ojos y sonrieron con cariño para continuar con la cabalgata silenciosa donde las miradas hablaban más que las palabras.

De lo que ambos no se percataron fue de la mirada turbia y depravada de Víctor quien miraba con una pasión pecaminosa a aquel muchacho de metal que despertaba los más sucios y a la vez prohibidos deseos de su corazón.