El inmenso cuerpo de la serpiente yacía en el suelo ardiendo, cuando La Décima Sombra contestó, —Por supuesto, no olvides retirar también el núcleo de mana de la bestia. —
Varasloth se acercó a la bestia y pudo apreciar de entre los restos una piedra preciosa de brillante color azul que poseía una forma anormal pero emitía una gran concentración de mana, —"¿Esté debe ser el núcleo?"—, se dijo asimismo. Era la primera vez que veía uno, en su antiguo plano menor, había escuchado de dichos núcleos, más nunca se le había permitido absorber alguno. El águila antes cazada, no había presentado un núcleo como la serpiente, al parecer solo determinado tipo de bestias poseían este tipo de núcleo, muy probablemente aquellas afines a la magia.
Varasloth guardo el núcleo para estudiarlo más adelante y procedió a mirar a Kolacris y La Décima Sombra, para preguntar secamente, —¿Y ahora?—
Varasloth nunca había aceptado ayudar a Kolacris ni a La Décima Sombra, de hecho, todas las confabulaciones y manipulaciones reveladas tenían poco que ver con él. El agradecimiento de la dragona era aceptable, más Varasloth nunca había tenido intenciones solidarias con ella, era la intervención y hostil intención por parte de Kai, las que desembocaron en el curioso desenlace que se presentaba en su delante. Asimismo, el poder y la voluntad de La Décima Sombra jugaban un gran papel en la toma decisión de Varasloth en el presente momento.
Amar los misterios del mundo y adorar los nuevos conocimientos que este ofrecía era parte de la naturaleza de Varasloth, más la anormal cantidad de variables presentadas en esta situación, lo introducían en una situación complicada. Parte de él, deseaba partir inmediatamente de ese lugar, estudiar y asimilar los nuevos conocimientos u objetos adquiridos hasta saciar su hambre de información para comenzar ordenadamente de nuevo, pero la toma de dicha decisión y acción ya no solo dependía de él.
La Sombra pareció entender lo que surcaba por la mente de Varasloth y mirando a Kolacris dijo, —Hija de La Primera Luz y La Última Luz, mi parte ha sido cumplida, la oportunidad se te ha presentado. Los términos y condiciones de tu rescate no son de mi incumbencia ni pertinencia. Me retiraré.—, luego volteó a ver a Varasloth y dijo,—Muchacho, antes de mi partir debes saber dos cosas que observó en ti, en primer lugar, nuestros caminos se volverán a encontrar y mi ayuda te será fundamental, dejaré con Ruth una forma de comunicación para cuando el destinado momento se presente, y en segundo lugar, trata de no asesinar a los demás candidatos si puedes—sonrió incómodamente—, cada uno de ellos mantiene cierto tipo de vínculo con La Sombra que los presentó y acabar con sus vidas, significaría ganarte una enemistad innecesaria con ellas.—
Varasloth asintió respetuosamente, agradeciendo las palabras de La Sombra, si bien en su naturaleza la arrogancia abundaba, sabía reconocer un consejo y aceptar ayuda si la situación lo ameritaba.
Kolacris miró a Varasloth nuevamente de manera complicada, mientras Ruth caía al suelo y una sombra desaparecía de ella. Sus tiernos y grandes ojos habían regresado a la normalidad y se veía confundida. Merua, se acercó a ella para explicarle lo ocurrido.
—Descendiente de mi raza...—, empezó Kolacris, más se detuvo incómodamente al darse cuenta que desde el inicio de su encuentro se había referido a su salvador denominándolo como, "descendiente de mi raza o linaje", lo que implicaba que nadie en el salón conocía su real nombre. Para La Décima Sombra, no existía problema alguno, dado que, en comparación con su nivel de señoría y estatus, Varasloth era técnicamente un niño. No había razón real para aprender el nombre de un niño, pero Kolacris estaba a punto de pedir un enorme favor y básicamente su futuro dependía de que Varasloth aceptara ayudarla.
La denominación de descendiente de mi raza, para cualquier otro híbrido o ser con sangre draconiana, significaba un enorme orgullo y honor, demostraba que el linaje primigenio reconocía la sangre que portaba y sus capacidades. Más Kolacris tuvo que ceder ante la complicada situación, y lentamente preguntó, —¿Puedo saber cómo te llamas, descendiente de mi raza? —
Varasloth la miró cautelosamente, nuevamente surgía el tema de su nombre. Kolacris no era una de las candidatas en la prueba y aparte de su original intención y denominación despectiva, las cuales fueron subsanadas con las respectivas disculpas, validadas por La Décima Sombra, no había mostrado signos de hostilidad personal.
Varasloth sonrió, la dragona dorada parecía digna de conocer su nombre, a diferencia del ingenuo dragón azul y el estúpido semi bestia con mal gusto.
—Mi nombre es Varasloth.—, dijo puntualmente.
Kolacris escuchó atentamente el nombre de su salvador, más para su profunda sorpresa advirtió que pese a su limitada percepción ocasionada por los metales que la suprimían, al escuchar el nombre en cuestión, algo en el ambiente se empezaba a formar. Era débil, extremadamente débil, como un espíritu o idea manifestable recién nacida, pero se encontraba ahí, oculta a los ojos y demás sentidos de los presentes. Un sentimiento original. Kolacris intentó apreciarlo mejor, pero fue inútil, el sentimiento era muy pequeño, confuso, caótico y carente de definición. Era evidente que recién había comenzado a formarse, pero la manifestación física de un nombre resultó muy sorprendente para Kolacris. Había oído de magia arcana ancestral similar proveniente de diferentes razas, más no era considerada realmente digna de estudio por los eruditos de las artes mágicas debido a la fundamental correlación que llevaba con el desarrolló psicológico, mental y físico del portador. En otras palabras, era más eficiente hacer que un tonto absorba mana y enseñarle a lanzar una bola de fuego, que enseñarle a realizar manifestación sentimental en el plano físico que dependería del complejo desarrollo emocional y físico que atravesase durante su vida.
—Varasloth, te agradezco nuevamente por haber evitado un fatídico destino tanto para mí como para mi clan. El Plano Púrpura que ahora te pertenece, puede contenerme a mí y a Merua fácilmente, con el tiempo la ayuda de Merua y sin el constante abastecimiento de mana proveído por La Primera Sombra, en unos años podré liberarme sin problema alguno.—, dijo la dragona.
Varasloth miró a Merua, quién pese al curioso desenlace de la situación, mantenía cierta mirada de hostilidad para con él. Evidentemente ocasionada por el terrible enfrentamiento ocurrido.
—Entiendo tu necesidad y observó en tu actuar un sincero respeto a mi persona, sí el intercambio es justo, estoy dispuesto a ayudarte. Más ella — señalando a Merua —, no formará parte del trato. Cualquier amenaza debe ser erradicada, sino contara con tu evidente relación y protección, el combate continuaría y su cabeza estaría rodando en el suelo.
Al escuchar esas palabras Merua enrojeció de furia, no solo Varasloth la estaba subestimando, sino también la estaba humillando. Tras pensarlo unos segundos, desenfundó nuevamente su espada preparándose para pelear, —Kolacris, recuperaré El Plano Púrpura y saldremos juntas de esto. —
Pero para su sorpresa, Kolacris suspiró, —Detente Merua, escuchaste a La Décima Sombra, las palabras de una Gata De La Eternidad nunca deben ser tomadas a la ligera, debemos ser rescatadas por Varasloth, solo así la muerte no será el camino final. —
Luego miró a su salvador y propuso, —El Guardián antiguó de El Plano Púrpura se encuentra muerto, un nuevo guardián es necesario. Veo perfectamente que, por ahora, no cuentas con las habilidades necesarias para administrar y gestionar el artefacto. Necesitas un guardián que te sirva, ¿Por qué no eliges a Merua?, tiene una incontable y extensa experiencia la cual, estoy segura, te será de gran utilidad. —
Más Varasloth hizo caso omiso de las palabra de Kolacris, rápidamente cambiando a su forma bestial cuadrúpeda y saltando a gran velocidad por todas las paredes de la bóveda al sentir la sed de batalla de la autómata. Con cada saltó iba ganando velocidad e impulso, hasta que fue imposible ubicarlo con los ojos.
Merua levantó su espada protegiendo sus órganos vitales, esperando el sorpresivo ataque de Varasloth.
Kolacris pareció preocupada ante el caótico y problemático desarrolló de la negociación, —Varasloth, sí te preocupa la hostilidad de Merua, debes entender que su orgullo ha sido manchado, ¿No actuarías de la misma manera si estuvieras en su posición? Además, existen otras formas con las que puedes asegurar su lealtad. —
Al escuchar esas palabras, Merua volteó a mirar a Kolacris y llena de resentimiento gritó, — ¡KOLACRISNO TE ATREVÁS! ¿ACASO NUESTRA AMISTAD NO SIGNIFICÓ NADA PARA TI? —
Más la pérdida de concentración y equilibrio emocional en una batalla, por más leve que sea, siempre terminaría siendo letal. En ese momento, Varasloth apareció a su costado y le profirió una potente patada que la hizo volar varios metros. El agudo depredador no se detuvo con ello, de su cuerpo un calor abrasador empezó a emerger, para de forma explosiva brotar como una llamarada que empezó a envolver su ser.
Una monstruosa bestia llameante, que parecía salida del averno mismo se abalanzó contra Merua sin piedad.
Kolacris empezó a entrar en un evidente pánico, — !Merua¡, ¿Acaso no quieres escapar de tu prisión? Tu tiempo se acorta, si bien tu raza goza de una vida casi eterna, sabes perfectamente que tu momento está por llegar. ¿Recuerdas las historias de los bosques pétreos de los que te hablé? ¿El océano de espinas rojas? ¿Las islas flotantes de Maverika? ¿Mi ciudad natal, en la alta morada de los cielos? ¿Morirás sin visitar ninguno de esos lugares? ¡Detén está locura, por favor, Varasloth es nuestra única esperanza!—
Merua se limpiaba la sangre de su rostro mientras huía a gran velocidad del imponente behemont ardiente que la perseguía cuando las palabras de Kolacris resonaron en su cabeza. Por un momento su orgullo tembló, miró fijamente a Kolacris y con firmeza dijo, —No deseo ser esclava de nadie nunca más. Toda mi vida lo he sido y no continuaré así, aunque signifique la muerte. —
—Pero no tienes que serlo, Varasloth no necesita una sirvienta o esclava, solo necesita una guardiana. Los términos del pacto pueden hablarse, por favor Varasloth, Merua, ¡deteneos! —
Varasloth se detuvo por un momento, algo en la conversación presenciada había hecho surgir en su interior un sentimiento extraño, nuevo e intrigante.
—"¿Qué es esto?"—, se preguntó. Poco a poco sentía como su existencia iba evolucionando, asimilando una nueva idea, un concepto ajeno y su entendimiento del mundo y la existencia ascendía.
Merua y Kolacris parecieron detectar el cambio que se formaba en Varasloth y cesaron cualquier acción ante evento de iluminación que presenciaban.
Al cabo de varias horas, Varasloth se levantó y miró consternado a Merua, la evolución mental que había conseguido pudo fácilmente ser interrumpida por la autómata, si así lo hubiese querido ella. Más su prudencia y respeto reafirmaban las palabras de Kolacris, sobre su original hostilidad.
Además, la nueva sensación adquirida y el nuevo conocimiento absorbido, la cual había modificado y ampliado el concepto de su nombre y sentimiento, no era otro que el de empatía.
Varasloth miró firmemente a Merua y preguntó, —Dime autómata, ¿Cuál es tu historia y por qué deseas explorar el exterior? —