-Muchas gracias Teo por llamar al doctor y quedarte a cuidarlo, desde ahora nosotros nos encargamos, deberías ir a la fábrica- al escuchar sus palabras iba a responder que quería quedarme hasta que llegara la ambulancia, pero al ver su rostro lleno de preocupación, solo pude asentir con la cabeza y me retiré lentamente, cuando estaba a solo unos pasos de llegar a la puerta principal pude escuchar a la mamá de Leo, llorando amargamente mientras intentaba ser consolada por su marido.
Escuchar tal llanto no hizo nada más que hacer que el dolor de mi corazón se ampliara, sentía que dolía tanto que me costaba trabajo incluso respirar, me marché pero no decidí ir a la fábrica como era mi deber, en cambio tome rumbo a mi casa, estaba decidido, ya no había la menor duda en mí, debía salvar a Leo y el único que puede salvarlo es el tecolote, incluso si me hace sufrir cortando mi cabeza o mis brazos otra vez, no, incluso si me saca las tripas y me deja así por mucho tiempo no voy a dudar, por mi culpa Leo está en esta situación.
Al llegar a mi casa rápidamente me recosté en mi cama y cerré los ojos, pero nada sucedió, estuve por al menos dos horas intentando dormir, incluso intenté engañarme a mí mismo para intentar dormir, pero no lo lograba, entre la preocupación y la adrenalina de meter a Leo en aquel problema no podía calmar mi mente lo suficiente para dormir. Al no poder dormir decidí buscar comida, siempre que como mucho me da sueño, tal vez así logre dormirme rápidamente, no le va a gustar nada la idea a mi papá que me coma la comida de hoy mañana pero ya me preocuparé por eso después.
A toda prisa, preparé toda la comida y me la comí sin siquiera masticarla, rápidamente me llené y así me fui a recostar, a los pocos minutos empecé a sentirme cansado, lo que era una buena señal, no tardé mucho en sentir como el sueño de apoderaba de mí, así que cerré mis ojos y al fin logré dormir.
Cuando abrí los ojos estaba nuevamente en mi habitación, pero esta vez estaba en mi mundo, así que rápidamente llamé al tecolote -señor tecolote, señor tecolote, ¿está ahí? necesito hablar con usted, por favor aparezca- seguí llamando al tecolote por varios minutos, pero no aparecía por ningún lado, entonces pensé una idea -sistema, llama al señor tecolote- unos momentos después un tecolote de apariencia familiar entró por la ventana.
-No pensé que fueras a llamarme tan pronto pollu... humano, ¿estás listo para tu entrenamiento?, te prometo que será un infierno en toda la descripción de la palabra- y entonces sonrió esperando encontrar en mi rostro miedo a lo que se decepcionó rápidamente -señor tecolote, mi amigo... mi amigo Leo está en problemas él entro en coma, estábamos explorando su mundo y entonces ...- el tecolote me interrumpió -ese no es mi problema, claramente te dije que solo me llamaras si es para entrenar, no me interesa si entró en coma o se murió-.