Con el paso de los días alrededor de mis ojos una sensación de hormigueo se desarrolló, al principio me alegré pensando que finalmente saldría de aquel ciclo infernal de oscuridad, pero lentamente todo fue cambiando; aquellas hormigas que recorrían mi cara comenzaron a picar, primero una, luego otra le seguía, cada vez era mayor la cantidad de hormigas y más rápida la velocidad a la que me picaban, toda mi cara dolía, durante días aquella nueva tortura complementó la ya conocida oscuridad.
Aquellas hormigas parecían estarme arando sin descanso, lentamente noté como se extendían a mi nariz, boca y el resto de mi cabeza, para cuando llegaron a mi cuello, ya podía mover los ojos lentamente, pero a voluntad, aquellas hormigas siguieron taladrando mi cuello sin piedad, cada día se hacía más difícil soportar aquel dolor "¿es qué nunca me acostumbraré?" me preguntaba constantemente mientras agonizaba.
Cuando por fin terminaron, en mi cuerpo sentí algo muy extraño, donde deberían estar mis hombros solo estaba mi pecho, no podía sentir mis hombros y ni hablar de mis manos o brazos. Con el tiempo comencé a notar que mi pecho era anormalmente largo, durante muchos días aquellas hormigas trabajaron sin descanso en mi cuerpo.
Después de lo que parecía una eternidad en este oscuro y húmedo lugar, me acostumbré totalmente a mi existencia aquí, el dolor también cedió incluso llegué a sentirme cómodo. Un día le idea de que mi cuerpo era muy grande en este pequeño espacio llenó mi mente, así que comencé a empujar y estirarme lo mejor que pude, a pesar de que las paredes que me contenían eran flexibles superaron por mucho lo que pensé, así que eventualmente tuve que emplear más fuerza, no tardé en cansarme y desistí de mi tarea para descansar.
Durante lo que para mí fueron varios días el problema de espacio fue cada vez más importante, usaba cada momento de fuerza que tenía para empujar, intentando expandir el lugar, al ver que me encontraría muy pronto sin espacio decidí que esto no podía esperar más por lo que empecé a golpearlo con mi cabeza.
Golpeé una y otra vez, cada golpe llevaba toda mi fuerza y con el problema del espacio la ansiedad regresaba a mi "¿qué sucederá si no logro que se expanda? o ¿salir de aquí a tiempo?, ahora era mucho más fuerte y grande que cuando recién llegué a este lugar. No puedo fallar." Reuní toda mi fuerza en mi cabeza e impulsado por pecho di el golpe más fuerte posible.
Era tan débil y lento cada golpe, la sustancia viscosa hacía que gran parte de mi fuerza se perdiera dentro de ella, pero ese golpe, ese último golpe, lo logró, fue tan fuerte el impacto que mi cabeza empezó a doler como no había dolido desde que estaba aquí, pero eso no importó en lo más mínimo, pude sentir como se había roto.
Al usar mi lengua pude sentir como había una pequeña línea, al fin una pequeña posibilidad de salir de este lugar. "Se rompió, ¡al fin se rompió! podré salir de aquí pronto" con mi mente estaba llena de felicidad y adrenalina, seguí golpeando lleno de emoción, cada golpe hacía que aquella línea se expandiera, pronto podría salir de allí.