-Pero señor tecolote...- intenté replicar y entonces gritó bastante molesto - ¡silencio! - intenté hablar, pero no salía ningún sonido de mi boca lo cual me preocupó y me hizo tener miedo. -Así está mejor, ya que vamos a realizar el entrenamiento, lo haremos bien y hasta el final. La primera parte constará de cinco lecciones, en las cuales tomarás forma de cinco animales diferentes y para completar cada etapa deberás aprender la cualidad principal de cada una de estas criaturas.
Si mueres antes de poder encontrar la esencia volverás a nacer en otra criatura de la misma especie, pero cada vez que esto suceda te costará más trabajo tomar conciencia de ti mismo, hasta que eventualmente pierdas completamente la noción y permanecerá tu mente en ese estado por toda la eternidad mientras que en el mundo real entrarás en coma hasta que llegue la hora de que te mate-.
Cuando estaba por agitar su ala derecha el tecolote agregó -es cierto, como estarás en el cuerpo de animales no podrás hablar por lo que no será fácil utilizar el sistema, pero siempre puedes intentarlo, el sistema seguirá respondiendo a ti como normalmente lo hace, claro, si es que logras activarlo, cuando logres completar cada animal despertarás en el mundo real y continuarás con el siguiente cuando vuelvas a dormir- finalmente sonriendo maliciosamente agitó su ala, entonces todo se puso oscuro.
Cuando al fin pude recuperar la conciencia intenté abrir mis ojos, pero no podía ver nada, todo estaba muy oscuro, me costaba trabajo creer que tenía los ojos abiertos de lo fuerte que era la oscuridad frente a mí. Cuando traté de mover mi cuerpo noté que algo estaba mal, no podía sentir mis brazos o piernas, la oscuridad hacía más complicado para mi entender que estaba sucediendo, mis ojos apenas y se movían, me sentía atrapado, nunca pensé que no poder moverme sería tan aterrador.
No tardé mucho en comenzar a tener una gran ansiedad, el que repentinamente no pudiera moverme, el no sentir mis brazos y piernas mientras estaba dentro de lo que parecía una sustancia viscosa hizo que lentamente entrara en pánico, no dejaba de preguntarme ¿qué sucede? ¿qué es todo esto? ¿dónde estoy? ¿por qué no puedo ver nada? mi cuerpo no respondía, me sentía completamente atrapado, esto era muchas veces peor que aquellos momentos donde despiertas por la noche sin poder mover tu cuerpo.
El tiempo pasó muy lentamente en aquel viscoso y oscuro lugar. Con mucha frecuencia perdía el conocimiento debido a que la ansiedad controlaba mi mente hasta el punto de la desesperación y cuando no podía más mi consciencia se oscurecía. Cada vez que despertaba volvía a sentir esa misma ansiedad, una y otra vez, parecía que nunca terminaría aquella tortura, hasta que poco a poco me fui acostumbrando a no poder mover mi cuerpo, no ver y solo sentir vagamente esa sustancia viscosa que me rodeaba.
Aquello se volvía lentamente mi realidad.