Poco después de que nos encontramos con Willy lo seguimos a su casa, resulta que él y su familia viven en la zona.
En el camino, solo él y Balam platicaban, su esposa jugaba con la niña y yo, bueno me sentía fuera de lugar. Nunca fui muy sociable, así que estar calladita, suele ser mi manera de convivir con extraños.
Ellos platican y a menos que alguien me dirija la palabra, puedo permanecer siempre en silencio.
Con cada paso el sol se hace más pesado, me gusta salir y conocer lugares nuevos, estar con Balam se ha vuelto algo sin igual, aunque no puedo decir que soportar los cambios de clima sea algo sencillo.
Aun así, no me puedo quejar. Todos parecen felices, incluso la esposa de Willy se lleva bien con Balam, eso es más extraño todavía, Nunca pensé que él pudiera actuar de forma normal con otras personas.
Ahora que lo pienso, se lleva bien con muy pocas personas, con el resto de la gente solo se comporta de forma cortes y muy formal.
Él es así, no se puede hacer mucho en ese aspecto. Tal vez eso es malo, ¿Qué pasará si yo me hago igual?
Tal vez no está tan mal.
A quien engaño, se me están pegando sus mañas. Bien lo dice la abuela Shivis, "Cuidadito con estar mucho tiempo juntos que lo tonto se pega, se pega"
No, solo debo saber diferenciar entre todas cosas que hace y no copiar lo que no necesito. En algún momento él no estará conmigo y debo saber valerme por mi misma…
No quiero pensar en eso, no quiero enserio no quiero. No debo…
No, es necesario. Me puse a pensar mucho en esa posibilidad porque es real.
Cuando llego a casa todo golpeado, parecía que podría morir en cualquier momento y solo fingía ser fuerte, sin embargo, resultó que si es fuerte.
Julie lo dijo en algún momento mientras se burlaba como siempre, "Ese hombre es demasiado anormal para considerarlo humano, su mente y su cuerpo se pueden romper, pero seguirá en pie"
Ellas dos son las únicas con quienes puedo hablar de mis sentimientos y siempre me dicen cosas raras que no entiendo en el momento, pero después de un tiempo siento que puedo reflexionar sobre ello.
Gracias a todo eso, ahora entiendo que no siempre estaremos juntos. Que en algún punto de nuestras vidas él se ira, o yo…
No sé, no entiendo este sentimiento, si lo pienso mucho, me dan ganas de vomitar y me duele estómago. Me controlo, he estado guardando esos pensamientos en lo profundo de mi cabeza. Así es como debe ser, así quiero que sea.
Ojalá fuera tan sencillo creerlo, a veces en mis sueños lo veo. Él se va, se va lejos. Me vuelvo a quedar sola, sin nada a que aferrarme. Mi pecho duele y la respiración se hace difícil. Esas noches han sido duras, por fortuna al despertar lo veo desde la ventana entrenando. No me abandonó.
Sin embargo, debo aceptar esa realidad, no puedo vivir siempre siendo antisocial, no puedo ser siempre reservada. No conseguiré nada de eso.
Cuando lo veo platicando tan tranquilo, tan sociable, me da tristeza, siento que él se va a ir con ellos, que me dejará atrás. Siento ese dolor en mi pecho, esa forma tan amable de ser con otros no me gusta, no me gusta qué él sea así.
Bueno no con otros, solo conmigo, con la abuela, incluso puedo tolerar que sea así con la pervertida de Julie, pero ahora no con ellos. A ellos no los conozco, sé que Willy, su esposa, su hija, son sus amigos…
Soy egoísta, muy mala, pensé que estaba madurando, pero no es así, solo me estoy justificando. Quiero llorar, quiero hacerlo, mi pecho duele, no lo entiendo. Estaba bien, estábamos todos bien. Se supone que él es como mi hermano, es alguien que quiere velar por mí también, y en mi cabeza solo hay ideas estúpidas…
No lo soporto, no quiero esto, me duele.
Quema, quema mucho.
—¿Estas bien? — La voz grave de Balam sonó entre mis pensamientos.
Al levantar la mirada, ahí estaba él, podía ver su rostro muy cerca del mío. Su mirada era preocupada, las arrugas de su rostro lo hacen ver más viejo de lo que es, solo que su cuerpo es una masa de músculos que no coincide con su edad. ¿Cuarenta o cincuenta? No lo sé, duele, duele mucho.
—¡Willy un hospital cerca! ¡rápido…!
Su voz se desvaneció en la nada.
Los sonidos eran difusos, eran un murmullo sin sentido, las sombras llenaban el lugar, lo conozco, es el restaurante, es la misma mesa con sillones rojos y la mampara que nos separa del resto, siempre platico aquí con la abuela.
No hay nadie, todo está oscuro. Me levanto y busco el lugar de donde provienen los sonidos. No veo a nadie, solo estoy yo aquí. Intento encender las luces, pero no funcionan. Corro a la puerta principal y está cerrada, el aire me falta. ¿Dónde estoy?
Estoy sola, no quiero esto. Abuela… Julie… Balam… Alguien…
Por favor… No me dejen sola…
Al abrir mis ojos estoy en una cama amplia, las ventanas están abiertas y puedo ver la luna desde aquí, es tan bonita y redonda. Ya veo solo era una pesadilla.
—Veo que por fin despiertas.
Una voz que no conozco suena desde la puerta.
—Preocupaste mucho al anciano, él quería quedarse aquí contigo a esperar que despertaras.
Apenas lo reconozco entre las sombras, él es Willy, su mirada está cansada, se ve que no ha dormido.
—¿C-Cuanto llevo durmiendo?
—Tres días.
Espera ¿qué? ¿Tanto?
—Jajaja tranquila, es una pequeña broma, tuviste un golpe de calor y te desmayaste, no me sorprende, tu piel es muy blanca y por lo que dice el anciano te la pasas ya sea en la casa o en el restaurante. No estabas acostumbrada. Además, tuviste mala suerte hoy estuvimos a casi 38° así que es normal que pasará.
—Y-ya veo, muchas gracias.
—No tienes que agradecer, somos familia, no de sangre, pero los lazos están ahí, en todo caso agradécele a mi esposa, ella es paramédico en este lugar, así que te atendió rápido.
—Sí cuando la vea le daré las gracias… ¿Dónde está Balam?
—En la habitación siguiente, se estresó mucho y también quedo rendido, así que te trajimos a nuestra humilde casa, tenemos cuartos de sobra, por lo que no te tienes que preocupar, por ahora descansa. Mañana lo podrás ver.
Cuando dijo eso, simplemente salió de la habitación; el cuerpo me duele, no puedo pensar con claridad. Que hermosa luna, ojalá nunca me abandones, ni tu ni Balam.
Al amanecer, salga de la habitación y sigo un pasillo blanco decorado con fotos de Willy y su esposa, algunas fotos en grande de su pequeña hija cuando era una bebé, se nota que la adoran mucho.
En las fotos siempre salen sonriendo, en familia o solos, pero siempre salen sonriendo, son felices, son una linda familia, me hubiera gustado pasar mi infancia así...
Ya no tiene caso llorar por la leche derramada. Creo que así de felices nos vemos Balam y yo. Me duele admitirlo, pero somos como padre e hija. Supongo que está de ese modo.
Bajo las escaleras y veo que están todos en la mesa, platicando, sentí una punzada en el pecho, sin embargo, fuerzo una sonrisa. No quiero seguir preocupándolos.
—¿Cómo sigues?
Balam es el primero en hablar, todos sonríen en al verme, incluso la pequeña niña.
—Vamos siéntate, ya que despertaste hay que desayunar. –dijo aquella mujer- Por cierto, mi nombre es Flor con todo esto no nos habíamos presentado adecuadamente.
—H-hola, soy Evelin… Gracias por ayudarme...
—Sí, igual que mi pequeña, ¿te molesta si te digo Eve? Te me haces muy tierna y llamarte Evelin siento que es muy formal. Por lo de ayer no te preocupes para eso estamos, no podía dejara una niña tan lida a su suerte.
Con una cálida sonrisa, ella me invita a sentarme, por lo visto todos estaban preocupados, ahora me siento mal por tener esos pensamientos tan egoístas. Ellos son buenas personas, yo soy la que está mal.
—¿Cuánto tiempo planean quedarse en la zona? — Willy le comenta a Balam.
—Probablemente unos diez días, hay mucho que ver por aquí, también quiero que ella aprenda a nadar y bucear.
—Ya veo entrenándola mientras juegan, eres astuto.
—Hay que aprovechar cuando la oportunidad aparece.
—¿De qué hablan? —interrumpo con voz tímida.
Ambos sueltan en risas y se me quedan viendo como si fuera una niña pequeña, aunque la niña pequeña está en otra silla jugando con una manzana.
—Al parecer este anciano quiere enseñarte hacer muchas cosas para que cuando seas adulta estés bien preparada para el mundo.
Willy dice triunfal, por lo visto estaban planeando mi futuro sin mi consentimiento, aunque no niego que nadar suena bien… pero bucear me da miedo, dicen que el mar está muy oscuro cuando te sumerges.
Al terminar el desayuno, me dicen que suba al cuarto que me asignaron para que descanse un poco más.
Ellos son tan amables, mis ideas egoístas están mal, no porque Balam les hable a otros significa que me va a dejar, de hecho, yo también debería socializar más. Creo que es necesario.
Cuando voy abrir la puerta dos enormes brazos me rodean cálidamente. Abren la puerta y los dos nos entramos, siento su abrazo, tiembla un poco.
—Me preocupaste mucho, perdón por no hacerlo antes, pero me da pena que este muchacho me vea siendo cursi con otros.
Su voz grave suena cerca de m oído y puedo sentir su calor calmando mi alma. Ya me hacía falta esto. Sí solo nosotros dos, es como debe ser.