Conforme se aproximaban a las ruinas del templo comenzaron a ver un gran cambio en el ambiente, ese ligero toque de desesperación, tristeza, agonía, preocupación, ira, miedo; aumentó, provocando que ambos sintieran náuseas a causa de las energías negativas que querían hacerlos caer ante estas y dominarlos para evitar que llegasen a esos escombros. A paso lento pero aún decididos siguieron sin importar lo mal que se sentían ya que lo que importaba era el bienestar de sus "hermanos humanos" a los que su padre de luz les había encomendado, por más que dudaban de su creador por no hablarles después de su segunda oportunidad vida, ellos seguirían luchando por y para el bien de la humanidad aunque nunca faltaría el pecado que siempre cargaría cada uno y la tentación de amar y ser amado en cada una de sus oportunidades de volver a nacer.
Cada respiro se volvió una tortura para los elementos por el hecho de que un olor nauseabundo los envolvió y poco a poco comenzó a paralizar las piernas piernas rubio, quién sólo con su mano libre cubrió cubrió nariz. Amanda al recordar su elemento, ella con su mano libre tocó la amatista para tratar de purificar el aire para que les permitiera avanzar sin trabas.
— El viento gobierna y es el aliento de la vida... creador de las frías noches, acompañante y consuelo del dolor y penas de los afligidos... llévate esto que nos lastima y danos paz a quienes toques....
La amatista se iluminó y con ello una ráfaga de viento gobernó en el lugar, y los sentimientos que abordaban el área desaparecieron junto al olor nauseabundo, dándole a Ethan un respiro a su cuerpo entumecido.
Todo marchaba de maravilla pero no todo es miel sobre ojuelas, unas barajas de naipes comenzaron a bailar en el aire y con un simple chasquido estas se detuvieron y los rodearon a la vez que se comenzaron a escuchar aplausos y risas histéricas de diferentes direcciones.
— Si se mueven terminarán como el alimento de las almas del purgatorio.— amenazó Plaga a la vez que aparecía a un costado de ellos con una leve sonrisa que demostraba su satisfacción al verlos en apuros.
— Ahg, estas basuras inútiles les van a causar indigestión a nuestras mascotas.— habló Hambruna con una expresión de asco en su rostro, apareciendo a sus espaldas.
— Oh, vaya. Al parecer esta obra con un final aplastante va a comenzar, ¿no es así... querido amigo Muerte?.— dijo Pobreza apareciendo frente a los elementos, y no venía solo, a su lado se encontraba William atado con una cadena y de rodillas.— Me da risa que su pequeño monólogo hizo cambiar de idea a nuestro sádico jinete, pero gracias a eso... nuestro padre nos permitió terminar con él.— sus palabras provocaron que los orbes amatista de muerte se abrieran cual platos de tan solo sentir el tacto de su ahora ex compañero, quien lo tomó del mentón.— pero... primero debemos deshacernos de esos dos y luego de ti, así que no te preocupes ~.
La mente de Wiliam era un caos en esos momentos, debía debatir en sí él dejaría a los elementales por su cuenta o haría algo por ellos. Tal vez había arriesgado su vida y la de su primer amor con el simple hecho de seguir sus instintos y dejar de lado su posición, cosa de la cual se arrepentía.
Estaba por optar en solo quedarse quieto para evitar causarle más problemas a los elementales, pero repentinamente, el tiempo se detuvo frente a sus ojos dejando inconclusa la escena de tortura que estaba por presenciar.
Con preocupación alzó la mirada hacia el cielo para ver el color de este, pero al hacerlo solo gritó.— ¡Sí tanto amas a todas tus creaciones... haz algo por tus primeros cuatro hijos que te aman y sirven con devoción!.— su garganta se encontraba desgarrada de tanto gritar anteriormente por la tortura a lo que lo sometieron sus ex compañeros, pero poco le importó y siguió gritándole al cielo.— ¡Respetaron tus órdenes!, ¡sufrieron por amor!, ¡lucharon ciegamente por ti y tu... los dejas a su suerte!. ¡POR ESO ABANDONÉ TU CAMINO!
Sin esperar que unas simples palabras podían lograr despertar la ira de la deidad de luz, siguió maldiciendo al cielo sin temor alguno de que lo escucharan. Su fe se había ido hace mucho, pero eso no hizo que el dios se tocara el corazón por tan trágica historia que ocultaba el jinete, así que sin más, él de mayor fuerza solo hizo temblar la tierra y del cielo caer un rayo frente al de cabellos blancos para hacerlo retirar sus palabras.
Esa señal no le hizo retroceder ni un poco a Wiliam, su molestia era tan grande que sin temor a ser reprendido volvió a gritarle.
— ¡Ya me demostraste que estas ahí pero demuéstrale a tus hijos que los proteges y que los quieres!
— Lo hago, maldito insolente.— se escuchó desde el cielo la voz de un hombre de avanzada edad que parecía estar cansado del repertorio de Wiliam.— pero han sido contaminados.
— Eso les ha sucedido por el hecho de que no saben si TÚ estás protegiendo a cada uno, no saben si aún existes. Como yo dudo de ti... ellos lo hacen también, su fe tambalea en esta cuerda floja llamada vida humana.— respondió Wiliam sin intenciones de reprimir su cólera.
— William, se que estás así por el hecho de que tu familia te abandonó en ese lugar de mala muerte donde te hicieron tocar el piano hasta sangrar tus pequeñas manos y que cuando mi hija apareció ahí se compadeció de ti, te alejó del lugar y te cuidó hasta sanar.— habló con serenidad, como si de algo normal se tratase, cosa que comenzó a aumentar la ira del ex jinete que solo apretaba sus puños en silencio.— y se que estás agradecido y enamorado de mi hija la elemental de aire por haberte ayudado a salir de ahí pero... por ti y los otros jinetes, ellos tienen que sufrir. Debiste esperar a otra vida, tal vez en la que tu y ella hubiesen coincidido y tal vez... solo tal vez, hubiesen vivido felices.
— Ella fue quien me protegió del mal hasta que quién sabe como.... alguien descubrió por arte de magia que teníamos una conexión. ¡Ambos fuimos muy discretos!.— su sangre hervía pero, gracias a la adrenalina, logró ponerse de pie aunque su cuerpo estaba débil.— ¡y el único que podía saberlo eras tú!.
Del cielo se escuchó una carcajada y seguido de ella otro temblor que le hizo al joven apretar sus dientes con la fuerza qué estaba acumulando por lo que había deducido.
— Fuiste tu todo este tiempo...— soltó mirando fijamente al cielo.— ¿verdad?
— Sí.— respondió aun manteniendo su postura tranquila.— pero ellos no perecieron por mis manos después de que que regresaras de tu trabajo y no la encontraras en su casa. A ellos los envié a la batalla después de darles su castigo y ellos fallaron al ser demasiado puros, necesitaban más dolor y por eso los dejé a su suerte en el hogar de sus hermanos, después de ver el desempeño de Aire y Fuego ya que habían sido contaminados con odio y amor.
— Después de tantos años... tú... ¡fuiste el culpable de hacerlos sufrir!, ¡y también a mis compañeros y a mi!... ¡Tú y padre nos dieron una batalla que no nos correspondía luchar!. maldito ¡desgraciado!— gritó al punto de estar completamente cegado por su ira, dejando que su dolor se mezclara, causando in volcan de sentimientos a punto de hacer erupción.
De un tirón las cadenas se rompieron y con cólera solo apunto hacia el cielo para gritar nuevamente.
— ¡¡Amo la esencia de la elemental de aire y por eso yo voy a cortar su vínculo contigo y yo cortaré el mío con padre!!.— confesó sus sentimientos sin temor al castigo de la deidad y alzando su puño dijo; — Y si muero... no me importará. Si ella es feliz con ese estúpido de Ethan o con alguien más... yo gustoso sacrificaré mi vida a cambio de su felicidad y de cambiar su destino— William realmente amaba a cada elemental de aire pero sin pensar bien en cómo liberarla del poder del ser de luz, terminaba con ella y los otros elementales, pero no podía liberarlos por más que quisiera y eso aumentaba su odio.
Del cielo bajó una esfera de luz que solo reía a carcajadas al ver el rostro de Wiliam. Su piel pálida pasó a ser roja por la ira que desbordaba por descubrir qué sus teorías eran ciertas y también por el hecho de que aquel ser se estaba riendo de él. Su felicidad había sido arrebatada por los dioses que solo querían jugar a ver quien era el más fuerte y eso no era justo, tenía que abrirle los ojos a los otros jinetes y salvar a los elementales para juntos detener la batalla sin sentido que estaban armando esos dos grandes seres durante siglos.
Duspuesto a luchar, con su mano hizo una seña y en un abrir y cerrar de ojos, junto a un fuego morado que recorrió el arma hasta el filo de esta donde desapareció, y con firmeza sujetó la guadaña.
— ¿Quieres hacerme daño?. Adelante... niño.— esta vez habló la deidad de luz a la vez que junto a Wiliam se encerró en una especie de limbo.— si quieres lograr tu objetivo, debes pasar sobre mi.
— ¡Eso haré!.— le respondió el joven, quien se lanzó sobre la bola de luz.