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Chapter 39 - Capítulo 38: ~ El final de una historia que da comienzo a otra (Amanda)~

El sonido del móvil que vibraba sobre mi mesita de noche que se encontraba al lado de mi cama me hizo despertar, pero a los pocos segundos este se detuvo. La cabeza y el cuerpo me dolía, pero aun no encontraba una razón lógica por la cual me sucedía eso si ni siquiera hacia ejercicio suficiente para llegar a los extremos de que mi cuerpo tuviese dolencias como si me hubiesen apaleado.

Por el dolor se me había olvidado tomar mi celular para ver que era lo que me había despertado, pero si no fuera porque este volvió a vibrar, me hubiese vuelto a dormir.

Con pereza tomé mi móvil entre mis manos para ver la pantalla que me cegó un poco por la iluminación y percatarme de que se trataba de Marisa, mi amiga de la Universidad. Sin quejas o reclamos que escupir, solo atendí la llamada para escucharla al otro lado del móvil mientras comenzaba a hablarme de su día.

— Oh Amy, ¡¿a quién crees que vi?!.— me gritó del otro lado de la línea.

A lo que adormilada solo atiné a preguntar.— ¿a quién?.

— ¿Amy, no te hablé del chico guapo de la carrera de ciencias animales?.— me preguntó con algo de cansancio en sus palabras ya que al parecer mi mente no estaba funcionando correctamente a causa de que me había despertado de mi siesta.

— Ah, ¿hablas de Mayer?. ¿El chico rubio y tierno según a tu parecer?.— respondí en pregunta para evitar que se molestara por el hecho de que no sabía de cuál de los chicos que le parecían guapos había dicho.

— ¡Exactamente!. Hoy vi a Ethan en un supermercado, al parecer trabaja... pero...— aquella pausa que había hecho Marisa me preocupó ya que su tono de voz cambió a uno que demostraba preocupación y tristeza.— el pobre a penas tiene tiempo para estudiar y para trabajar... los clientes casi siempre lo tratan como basura en ese lugar. Que triste debe ser para un chico de gran corazón y sin nadie que lo apoye en estos momentos.

Mi corazón se hundió de tan solo escuchar aquellas palabras y mis ojos se llenaron de lágrimas a pesar de que no conocía al chico. Tal vez no podía entender la situación actual de Mayer, pero algo si tenía claro, era que es difícil trabajar y estudiar para ayudar en casa... aunque ese chico estaba solo, según los rumores que circulaban a su alrededor.

— Pobre Mayer. Espero que algún día pueda ser feliz...

Estaba por proseguir, pero Marisa me interrumpió y con ese chillido que ella emitió por la felicidad, solo opté por callarme y esperar a que hablara ya que temía que tuviese un plan, cosa que claramente tenía en mente mucho antes de llamarme.

— ¡Vamos al mercado!.— propuso alegremente detrás de la línea.

— Marisa, estoy exhausta y hoy es el único día que puedo descansar.— me excusé dejándome caer en mi cama nuevamente.

— Podemos aprovechar que compras lo que te hace falta en casa en lo que voy para ver a Ethan. Por favor, vamos juntas— me suplicó, y podía jurar que del otro lado del teléfono ella estaba haciendo pucheros y ojos de cachorro.

Quería negarme, pero durante lo poco que llevaba en la carrera de medicina humana... nunca pude decirle "no", así que terminé aceptando con la poca energía que había en mi ser.

— Te veo en 30 minutos, nos vemos a fuera de tu casa.— dijo para después colgar la llamada sin dejarme al menos despedirme.

— Ahg, al final me dejará sola por ir detrás de Mayer...— dije a la vez que dejaba de lado mi móvil para levantarme de la cama y comenzar a revisar en mi ropero y buscar la ropa que llevaría.

Los 30 minutos acordados pasaron y ya me encontraba lista para salir, estaba cansada pero los constantes mensajes de Marisa me hicieron salir de la casa para acompañarla al mercado. Ambas optamos por ir caminando ya que no era un lugar que se encontrara muy retirado de la casa, además de que también queríamos hablar un poco y disfrutar del aire que acompañaba esa cálida tarde tan tranquila.

Durante el camino que fue acompañado por risas y charlas entretenidas por Marisa, quien hablaba de Ethan y los demás chicos que le parecían lindos de las demás carreras que había en la universidad.

— Tan enamoradiza que eres, Mari~ —. Me reí y sin apartar la vista de mi camino cruce la última avenida que nos faltaba para llegar a nuestro destino.

— Admite que al menos uno de la lista que te dije te parece lindo —. Se excusó a la vez que me seguía para cruzar la calle.

Solo negué y reí por su actitud.— No te puedo dar la razón. Ya que no les pongo mucha atención a esos chicos.

— Hmm~ espero que te comas tus palabras cuando veas al menos a uno de ellos— me dijo mientras caminábamos a la entrada del mercado.

— Si eso pasa, te debo el almuerzo del día después de que yo descubra que me gusta uno de esos jajaja— me reí sin dejar de caminar y buscar con mi mirada una canasta para las compras.

— Bah~ el almuerzo de una semana—. Asentí ante su petición, a lo que ella solo sonrió y tomó un carrito del mercado.

— No cantes victoria — dije sin dejar de sonreír mientras veía atentamente los estantes.— Ah, cambiando de tema... iré por manzanas... no necesitas algo del área de frutería?

— No, aún tengo algo de frutas en la casa.. pero ve. Yo estaré en el área de limpieza para probar mi suerte~—. Empujando el carrito comenzó a caminar en dirección al pasillo que había dicho.

— Bueno, suerte. Espero que encuentres a Etnan—. Fue lo último que le dije antes de dar la vuelta para dirigirme al área de frutería.

Tomé unas bolsas y comencé a tomar las manzanas que quería llevar, pero durante mi elección de frutas, fui hacia los mangos y comencé a tomar algunos y ponerlos en una de las bolsas de plástico para pesarlos para hacer el cálculo del precio a pagar.

Estaba por irme, cuando me llegó un mensaje del grupo de mi carrera y para mi mala suerte, era semana de exámenes.

— Ah~—. suspiré cansada mientras veía los mensajes.— creo que debo de ir por algo de café soluble ya que no tengo...

Tomé las bolsas de frutas para ir al área donde debía estar el café, pero una voz llena de rudeza me hizo erizar la piel.

Con atención comencé a caminar por los pasillos cercanos hasta llegar a un estante donde había sartenes, así que tomé uno y seguí caminando hasta donde estaba el área de licores, donde pude escuchar a un chico de mi edad que hablaba con un hombre mayor y muy pero muy grande.

— Lo siento señor, pero no puedo responder su duda respecto al precio del licor ya que yo no soy encargado de esta área. Puede ir a dirigirse con mi compañero....— el chico solo le dio la espalda para tomar su celular y comenzar al ver la pantalla.— déjeme ver si lo puedo comunicar para que pueda venir a hablar con usted.

El pobre chico parecía tener suficiente confianza en este mundo, así que sin temor le dio la espalda, dejándolo vulnerable al ataque traicionero que el hombre cobarde estaba por efectuar.

— No en mi presencia...— pensé.

Sin dudar un segundo, corrí para quedar frente al chico para cubrir el ataque con la botella de licor que estuvo por darle el hombre mayor. La botella se estrelló contra la sartén y el vidrio se fragmentó y cayó en miles de pedazos que caían junto al licor como una hermosa lluvia que brillaba con la iluminación del lugar, una lluvia peligrosa y provocada por un cobarde.

— ¡¿Pero qué?!—. gritó el chico que estaba detrás de mi. Su voz estaba llena de preocupación y tal vez miedo ya que no sabía lo que había pasado a sus espaldas.

— Estúpida niña. Mira por donde caminas, casi te doy.— gruñó el hombre que solo trataba de intimidarme con su boba mirada llena de enojo.

— ¿Estúpida?. Ja, me lo dice el cobarde que estaba a punto de atacar por la espalda a este empleado—. le respondí con suma seriedad para tratar de quitarle esa actitud altanera con la que nos trataba al chico y a mi.

— No sea grosero con la señorita—. habló el chico, quien se puso en medio del hombre y de mi, tal vez para tratar evitar que me hiciera daño ese cobarde.

— Esta maldita se mete en lo que no le importa, ¿por qué debería ser considerado?—. el hombre cerró sus puños y dio un paso adelante, como si quisiera ir por mi.

Sin temor, saqué de mi bolso mi tazer linterna, y la encendí para hacer ruido y demostrarle que no estaba jugando.— Por esto, por más rudo que trates de verte... yo no te tengo miedo, porque solo eres un cobarde.

Tal vez era algo arriesgado de mi parte, pero me acerqué al hombre con el tazer, provocando que este corriera para alejarse del chico y de mi. Eso provocó que me sintiera más tranquila ya que mi corazón latía a mil por hora por el enojo de ver a alguien así de altanero por se cliente y mayor.

— ¿Estás bien?—. le pregunté al ver que estábamos fuera de peligro.

— Eso debería decirte yo...—. suspiró preocupado.— ¡¿éstas loca?!. Ese hombre pudo haberte lastimado y tu solo me...— le sonreí y sus palabras callaron en seco, provocando que esa mirada neutra removiera mi corazón.— nos conocemos, ¿verdad?.

Negué y con una leve sonrisa le respondí.— No estoy loca, solo hice eso para evitar que te lastimara. Y respondiendo a tu segunda pregunta... no, no nos conocemos, pero me llamo Amanda, soy alumna de la Universidad Autónoma de Ciencias Médicas del Norte. Mucho gusto— le extendí la mano.

— Oh, estamos en la misma universidad. ¿y mis modales?. Me llamo Ethan Meyer, estoy en segundo semestre de la carrera de medicina veterinaria.— me estrechó la mano.

— Yo estoy en segundo semestre de la carrera de Medicina humana.— le respondí con una sonrisa, ya que sentía algo de familiaridad con ese chico que solo conocía por las pláticas que Marisa me daba de él.

— Tal vez por eso te me hacías conocida.— me mostró una pequeña sonrisa llena de nervios.

— Jaja, tal vez sea eso— le dije mientras reía al ver sus acciones torpes y nerviosas.

No sabía por qué, pero algo me decía que había algo más que una simple coincidencia de que estuviéramos en la misma universidad y de que su rostro se me hacia conocido pero aún así decidí ignorar ese sentimiento y seguir hablando un poco con él hasta que recordé que debía ir a buscar a Marisa para ir a pagar las cosas, además de que también debía dejarlo trabajar.

— Nos vemos luego, debo ir con mi amiga—. Le dije mientras guardaba mi tazer y tomaba el sartén en manos.

— Nos vemos luego... loca— al escucharlo, reí y solo le mostré la lengua.

— Al menos te cuidé la espalda jajaja— sonreí mientras me alejaba de ahí.

Sin más que hacer, solo me retire de ahí con una gran sonrisa ya que ese chico tenía algo que hacía que mi corazón saltará de alegría. Como si lo conociera desde hace mucho tiempo, sensación que no quería que desapareciera.

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"Todo tiene consecuencias, y cada cosa te guía a:

Tus decisiones te llevarán a un destino...

Tus ideales a una meta...

Tu deseo a un sueño...

Y tu coraje de continuar a cumplir todo lo propuesto."

No dejes que te hagan sentir mal y hagan ver menos tu humanidad y sentimientos, porque monstruo no eres... tal vez una vez debimos serlo para proteger a nuestros seres queridos pero nuestro corazón aún late lleno de amor y eso es una gran muestra de que no eres inhumano.

Y para probarlo no dejes de lado... La luz de tu corazón~

Amanda Jiménez

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