Eones atrás
Poseedores de muchos dones, unos, hijos de los dioses, otros, hijos de demonios. Convivían en una frágil paz, la cual se estaba fraguando una horrible traición.
Antigua tierra Formoriana, abismos del mar de Eire.
En una inmensa caverna protegida por una inmensa burbuja de aire se encontraban dos figuras, una más imponente que la otra.
La primera, con gran capa negra, profunda y larga barba y pelo, que tapaba su rostro dejando sólo a la vista del fulgor, de una chimenea tubular marina humeante que rodeaban, sus ojos hundidos y negros como el mismo abismo. Belgor, druida traidor a la raza por las artes oscuras conversaba con esa gran figura inmensa.
La segunda, con quien habla el 'falso druida', un hombre imponente, desnudo de cintura para arriba, cabeza rapada y ciego de un ojo; se hallaba Balor, rey de los demonios, su piel de color ceniza rezumaba de toda la ira que sentía en ese mismo instante.
- ¿Qué estás queriendo decir? -dijo, en un bajo susurro que hizo vibrar toda la caverna.
- Las Hilanderas han estado hablando… he conseguido engañarlas creyendo en mi pureza… -hizo una pausa-. Parece ser que se avecinan momentos de cambios y…
- ¿¡Qué hablas anciano!? -centellas rebotaron por la caverna, pero el 'falso druida' ni se inmutó en siglos de conocerlo -. Se supone que el próximo rey de Eire voy a ser yo… Más te vale tener una solución a todo esto….
Belgor, se puso a cantar unos mantras aproximándose a la chimenea tubular, una serie de imágenes se empezaron a suceder, unidas a sombras gritando alrededor como si mecieran las imágenes con terror. Sus ojos
adquirieron un brillo cristalino y comenzó a recitar lo que le estaban vaticinando las Hilanderas.
"Del sol y la luna, de la unión de mitad y mitad… Darán lugar una precipitación de hechos importantes para nuestra Eire, para nuestros Thuatha Dè Dannan.
La Diosa callará, los padres morirán, los hijos de las tierras Feéricas cuidarán. De las cenizas un verdadero Rey 'The Fald Stone' reconocerá. Todo ello la muerte y la magia una Reina-diosa florecerá"
Todo quedó en silencio, todo se apagó, las imágenes, los gritos; sólo podía escucharse los fuertes resuellos de Balor. Apretando los puños, con un fuerte puñetazo dio en el cuerpo de Belgor desapareció como polvo, dejando su siniestra carcajada, dando por finalizada la secreta reunión.
-Esto no quedará así Daanna.