En esa misma noche, Nolune, diosa Luna, se llevó a la bebé a sus dominios. Estando en ellos se aproximó a la inmensa piscina que nacía de la misma roca saliente de su propia estancia, cerca de ella había un inmenso asiento de roca lunar, que sólo ella podía tocar; dejó su chale y el vestido que tenía manchado de la sangre de Eithne, y lo sustituyó por una toalla de seda que se envolvió metiendo los pies en la piscina cristalina sentándose en la orilla.
Al instante millones de pequeñas luces iban ascendiendo del agua y rodeando los pies de la diosa. Pequeñas hadas de luz se aproximaron sonriendo como campanillas; la bebé comenzó a gorjear momento seguido de una luz de su frente mostrando una luna completa.
-Oh mi… Sabía que eras algo muy especial -Nolune sonrió por primera vez en muchos siglos de vida mirando los hermosos ojos con millones de motitas flotando como galaxias. -Tú eres mi pequeña Nyx… serás alguien muy especial, por lo tanto, necesitarás guardianes especiales.
Con un gesto rápido cortó su yema del dedo, después, el de la pequeña que hizo un gritito de indignación haciendo reír a la diosa. Acto seguido, susurrando unas suaves palabras le dio a la pequeña a beber de su sangre y ella tomo la de la bebé; inmediatamente unos hilos las cubrieron uniéndose en sus corazones. No más un instante, tan rápido apareció se desvaneció, quedando en un secreto en esa habitación, frente a los seres de luz.
-Ahora, eres parte mía pequeña Nyx…
Se escuchó un ronroneo más alto de lo normal. -Oh, a buena hora llegas. Justo a tiempo.
entremezclaban en su pelaje como si se movieran con vida propia, aunque pareciera una locura, sus ojos del color del oro parecían sonreír de forma afable.
-Sabes que eso no es así, Caith Shide, bienvenido a mi morada, príncipe Grimalkin, de los pocos que quedan de tu linaje.
Nolune movió su cabello plateado, dirigiendo la mirada de sus ojos opacos hacia el gato Shide que se encontraba ante ella, reclinándose un poco mostrando a su pequeña protegida; cuando la pequeña clavó sus ojos estrellados en Grimalkin ambos se iluminaron sus frentes con el símbolo de la misma luna.
La diosa sonrió como si supiera un secreto que ellos no. Levantándose con gracias hizo aparecer sobre ella un vaporoso vestido, mientras se aproximaba al gran gato.
-Creo que tendremos que esperar… el trío calatrava está esperando por usted, mi Luna. -El Caith sidhe se burló aburrido.
Unas telarañas comenzaron a tejerse en ese instante sin parar como de la nada.