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Chapter 3 - Noche de sangre en la Luna

Noche de sangre en la Luna

Mismo año, en los campos del Pozo Lunar, Tierras feéricas.

En una luminosa noche de Samhain, cuya luna esa noche presagiaba malos augurios, pues un halo rojo sangre rodeaba la Luna Nueva del Samhain.

Dentro de los inmensos campos del Pozo Lunar, lugar de invocaciones y peticiones a la diosa lunar, así como a Daanna o incluso Hécate, podía visualizarse una figura a los pies de dicho pozo hecho a base de piedra lunar; susurros del aire, de las luciérnagas que gobernaban el lago donde se encontraba flotando ese inmenso pozo con pequeños caminos de piedra que iban haciendo camino hacia él, cuando en ese instante, un grito de dolor rasgó el cielo nocturno.

Un sollozo hizo eco, al momento que una inmensa luz se proyectó hacia el pozo; justo como algo etéreo una figura femenina se materializó justo al lado de la otra, luminosa y plateada, Nolune, diosa lunar hizo el honor de manifestarse ante los lamentos.

-Dime, Eithne, hija del rey demonio Fomorian, ¿por qué no acudiste a mi antes? .-Podía notarse cierto reproche en su voz además de tristeza.

La mujer que estaba en un charco de sangre saliendo de entre os tejidos de su vestido de seda entre sus piernas con evidentes signos de pelea y agotamiento, alzó sus ojos caleidoscópicos hacia la diosa de un infinito universo, el viento movió su cabello caoba que caía deshecha su trenza, mientras sus labios rojos se abrían con evidente esfuerzo.

-Hay… umm… hay cosas que tienen que ser cuando tienen que ser… agh -Se agarró el vientre hinchado en una contracción. – Ayúdala… por favor… ya no haya tiempo… él….

-Shhhh .- La diosa la silenció, sus ojos opacos, niebla en sus iris la hicieron silenciar poniendo un dedo en sus labios – No te preocupes, sé a qué has venido… pero ya sabes que todo tiene un precio y no podemos dar, sin que se de algo a cambio – Frunció los labios sin parecer para nada fea, arrodillándose ante ella sus cabellos plateados caían en cascada con pequeños tintineos como si fueran de diamante, alzó una parte de su túnica del color del crepúsculo para extraer una daga de cristal de luna. -Si vamos a hacer esto, ya sabes lo que te pido.

-Lo sé… rápido… -dijo gimiendo mientras alzaba su palma izquierda. -Yo lo acepto -susurró sin fuerza, -Siempre y cuando ofrezcas protección…

-Hecho, es lo máximo que puedo ofrecer. -Con su mano derecha a cuchillo alzado rasgó la palma izquierda de su mano, así como después la de Eithne, -Mi sangre, tú sangre… NUESTRA SANGRE-alzaron las dos a la vez juntando ambas palmas en un pacto de hermandad. -Mo piuthar fala. Mi hermana de sangre.

Un intenso viento las rodeó, un polvo de diamante pareció comenzar a caer desde la misma luna. Alzó ambas manos al pozo, dejando caer gotas de ambas sangres unidas, enrojeciendo las cristalinas aguas azules del mismo.

-Mo piuthar fala. -Dijo Eithne, cerrándose sus ojos por un momento casi yéndose.

-Es momento, piuthar. Hermana.

Separó sus manos, guardó el cuchillo; hecho esto acercó sus manos a la barriga de la mujer, desangrándose en un parto demasiado complicado para lo débil y herida que se hallaba la joven, ni siquiera sabía cómo había llegado hasta allá.

Comenzó un cántico, una luz verde asomaba de sus palmas y la joven comenzó a removerse inquieta y dolida; agarrándose desesperada intentando lo hacer ruido ni alertar de su presencia, empujó con una fuerza que no creía tener. La diosa bajó las manos con su curativa luminosidad debajo de las faldas del vestido.

Una pequeña cabecita asomó, juntándose con el llanto de una vida nacida y otra que se abandonaba al mismo tiempo. La bebé miró a la diosa abriendo sus ojitos, haciendo que ésta contuviera un jadeo. -Descansa en el origen, Eithne de Fomorian, de los arcanos Fomorii. Do chompanach beatha. Tú compañero de vida. Te está esperando justo aquí para llevarte… -observó al hombre que se había materializado aproximándose a la mujer que yacía en muerte.

Una reverencia del bravo guerrero cuya mirada era la del fuergo al igual que su pelo, en agradecimiento a todo lo dado. En ese instante Thanatos se presentó abrazando a ambas almas mística con un guiño hacia Nolune.

-Alea jacta est. Como dicen esos romanos. -Susurró acunando a la bebé viendo todo lo acontecido.