Bars estaba mirando a Mirlia, Reis y los nuevos invitados traídos por la señora del sector.
Dorian y Almedea.
Dorian, un hombre bajo, con una apariencia rondado los cincuenta, pelo canoso pero con un cuerpo fuerte y atlético, su armadura era mas ligera de lo habitual, teniendo siempre un estuche largo a su espalda.
En cambio Almedea, una mujer un poco rechoncha, llevaba ropa de diario, una camisa ceñida azul y unos tejanos, sin joyería ni maquillaje, junto a una melena rizada muy alocada.
Ambos llegaron días antes de la llegada de Narciso, sabiendo que el estigmatizado ya no estaba en el planeta, solo pudieron notificar a su señora, con la cabeza baja.
Nerea se enfureció un poco, pero entendía el peso de la Teocracia, intentar quitar al chico de ellos, era meter la mano en la boca de un león muy hambriento, claro que la mano tenia una salsa deliciosa junto a un entrante.
Por lo que decidió apostar al futuro, esperaba la llamada de la Teocracia, conociéndolos, intentarían ocultar al chico y querrían que cerrase la boca.
Algo que ella aprovecharía para hacer una petición.
Nerea era una mujer muy inteligente, que estaba en su puesto, por méritos propios, siempre obtuvo todo por sus propias fuerzas y por ello fue muy respetada en su circulo.
Cuando Narciso llego con su flota, los presentes en la estación militar estaban temblando por varias razones.
La primera, el favor de dos Emperatrices, la humanidad tenían unas normas tacitas no escritas... Si un emperador quería algo, se le daba. Sin mas, no había dudas, razones, nada, si lo quería es suyo.
Y si querían mandar la inquisición a un planeta, bienvenidos eran, da gracias que no venían ellos mismos.
Segunda razón, fue el hecho que el propio Narciso vino.
Narciso era conocido en la galaxia como uno de los allegados del viejo Magnus, Niviro, como uno de sus descendientes, compartían mucho en común y el camino forjado en sangre, era una de sus similitudes.
Se conocía que el propio Narciso purgo dos planetas enteros, por lo que fue llamado el Heraldo de la ceniza, lo peor es que le gusto el titulo y su flota se llamaba igual.
Naves rojas con dibujos de arboles negros en llamas doradas.
Por lo que, su presencia fue suficiente para llevar al caos absoluto a la población que podían ver la nave desde la superficie del planeta.
La flota de Narciso era mayor a la de Toriel, tanto en calidad como en números.
Solo la flota de Narciso constaba de diez cruceros pesados y tres monstruosos acorazados, casi las naves mas enormes y destructivas de la Teocracia.
La nave capital de Narciso, el Heraldo de la ceniza, era el hermano grande de los tres gigantes, un acorazado pesado.
De lejos su catedral era absurdamente grande, tanto como la nave, si el Rosal Níveo de Toriel se pusiera a su lado, solo será una quinta parte de su largo.
Por ultimo y lo que mas aterraba a los presentes, fueron las operaciones ocultas en la embajada, los inquisidores no solo perseguían herejes, también eran los investigadores de la Teocracia, si encontraban evidencias en su contra, podrían alocarse aun mas.
- Estimado señor Narciso, permítame hacer una llamada a la señora del sector, Nerea denos solo unos minutos - Bars esperaba conseguir un poco de tiempo pero Narciso negó.
- Parece que no entiendes nada, no te estoy pidiendo permiso, mis naves van a descender, lo queráis o no, solo os estoy avisando, para que después no lloréis, diciendo que somos injustos - Dicho esto la comunicación se corto.
- Señor, múltiples naves descienden a los puertos, los números llegan a miles de naves de pequeña escala y todas las naves de la flota, exceptuando los cruceros pesados, acorazados y el Heraldo de la ceniza, están desembarcando también - Uno de los operadores, mostro el radar.
Donde miles de puntos rojos descendían al planeta y sus estaciones espaciales.
- Llamad a la señora Nerea, es una emergencia - Bars grito, la situación iba cuesta abajo, en un picado absoluto.
- Se... Señor, acaba de comenzar el descenso de una nave de transporte, del Heraldo... - El soldado estaba muy, muy asustado.
- El esta descendiendo en persona - Reis fue quien dijo lo que no se atrevía el soldado.
- Parece que Ber ha enfurecido a la Teocracia al extremo - Almedea miraba a Bars inquisitivamente, si algo pasa en el planeta, se le caerá el pelo a ellos, seguido de la decapitacion del Teniente Coronel.
Poco después de decir esto, la imagen de Nerea se mostro.
Ella portaba unas gafas finas con molde de oro, mientras revisaba documentos en mas de diez pantallas holográficas.
- ¿Qué sucede? - Cuando dijo esto, vio la palidez de todos y le llego un informe en tiempo real.
Al abrirlo, pudo ver el radar, como los miles de puntos rojos descendían.
- Es la Inquisición, han venido, traen incluso el favor de las Emperatrices de la Teocracia - Nerea asintió.
- Parece que subestimamos el valor del chico, parece que tendré que cambiar la petición que tenia en mente - Nerea parecía muy compuesta mientras pensaba en voz alta.
- A quien enviaron, son bastantes... - Aquí fue cuando algo pareció extraño, eran demasiados.
- Narciso - Con la mención del inquisidor por parte de Mirlia, la cara de Nerea cambio por completo.
- Mierda, con ese lunático, da gracias si Ber no se vuelve un mundo tumba, entrare en Hipervia, en unas horas llegare al planeta, apoyad con todo y bajo ningún concepto deis una razón para que el baje al planeta - Cuando terminaba de hablar y estaba a punto de colgar, pudo ver como todos comenzaron a mirarse y fue Almedea la perdedora en el concurso.
- Mi señora, a decir verdad, Narciso ya esta descendiendo al planeta, parece muy decidido - Nerea estaba loca por dentro, que narices a provocado para que esa maldita calamidad, nacida de un linajes de psicópatas, descienda en el primer lote.
- Bien, enviare un mensaje a la Emperatriz del agujero negro, Trasia, esto puede terminar en un problema diplomático enorme - Con esto dicho, Nerea colgó.
Mientras los demás miraban una cuenta atrás para que el propio Narciso descendiese al planeta.