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Chapter 18 - Capítulo 18: Paseo accidentado

El frio golpeo a los jóvenes, aun cubiertos de prendas con buena resistencia a los cambios térmicos, aun tenían que acostumbrarse al traspaso de la temperatura confortable de la clínica y el exterior.

Laura reviso que las mantas de Dariel estuvieran bien colocadas de nuevo y comenzaron su paseo.

Para Dariel todo era nuevo, aunque recuerda las ciudades de cuando no era un estigmatizado, no se parecía a esta ciudad blanca cubierta de nieve.

- Bien Dariel, lo primero será visitar a la tía, ella trabaja aquí cerca, en la esquina, después iremos a mi parque favorito, allí es donde te encontré, es un lugar muy tranquilo, tras eso visitaremos al señor Romesu, es el dueño de la tienda de mascotas, aunque seguro que hacemos algunas paradas mas, quiero enseñarte mis lugares favoritos, pero si te notas cansado en cualquier momento, no dudes en decirme y regresaremos, tenemos muchos días para enseñártelo todo, no hay que forzarlo a hoy - Laura se veía muy entusiasmada con el paseo.

Con un asentimiento, ella comenzó a empujar la ingrávida silla.

No tardaron ni cinco minutos en llegar a la verdulería de la tía Marian.

Ella estaba atendiendo a algunas señoras, pero no tardo ni un ápice de segundo en darse cuenta de los nuevos invitados.

- Mis angelitos, no os quedéis fuera, venid - Laura asintió y entro en la tienda con Dariel.

- Buenas tía, buenos días - Ambos saludaron a Marian y a las mujeres.

Los presentes saludaron en reversa, como hijos del Oswald, eran conocidos por todos, Laura era una joven enérgica y algo infantil, dándole un aire muy fresco y agradable, también se estaba volviendo una medico excelente bajo la tutela de su padre y Dariel era la noticia mas acalorada actualmente, el pequeño niño que se escapo de algún infierno, su buen comportamiento y su facilidad para ganarse a las personas fue conocida, además de que a mucha gente le encantaba mirarle a sus hermosos ojos, muchas mujeres del vecindario le tenían envidia sana.

- ¿Qué hacéis por aquí pequeños? - Marian sonreía mientras miraba al par.

- Este es el primer paseo de Dariel y hemos venido a saludar - - Bien, bien, que pueda pasear es bueno, eso significa que no tardara en estar mas saludable. Veo que le has peinado Laura, le queda bien, tendrás que vigilarlo en el futuro, seguro será rodeado de muchas chicas - Dariel se quedo boquiabierto, mientras que Laura asentía, incluso las señoras tenían este pensamiento, aunque la apariencia del chico actualmente era muy infantil, con esos ojos y el cabello, le daban un aire exótico, lo cual seguro que atraería a mas de un pretendiente.

- Bueno tía, nosotros seguiremos con el paseo, no quiero que Dariel pase mucho tiempo fuera, aun no debería poder estar en paseos largos - Marien asintió.

- Bien pequeños, os dejare a lo vuestro y al medio día, os traeré una buena comida - Los ojos de ambos brillaron y se despidieron.

- Siguiente para el parque - Laura dijo sonriendo mientras comenzaba su ruta, todo sin saber el huracán que estaban formando.

En la base espacial militar de Ber

Docenas de pantallas mostraban mensajes de alertas, varios mapas de una zona urbanizada, todos ellos mostrando las marcas de calor.

Allí poco a poco, como si ríos convergiesen, cientos de pequeñas marcas comenzaban a reunirse, formando pequeñas corrientes, todos convergiendo en un punto en movimiento.

- Capitanes, tenéis que ver esto, los animales de todo el barrio, todos los que no están sus hogares, todos ellos, se están reuniendo, esto es asombroso - Uno de los operadores de las pantallas dijo mientras sus ojos se abrían en shock, sabían que algunos animales se sentirían atraídos al Hereje, por eso soltaron a una docena de Meldias, pero parecía que era innecesario, la situación se estaba descontrolando por completo.

Mirlia y Reis miraban sorprendidos las pantallas.

- Cerrad por completo el vecindario, no entréis, pero nadie puede salir o entrar, interferid en cualquier información que se publique sobre el, no dejéis que entre en los servidores interplanetarios - Todos los miembros de la sala de mando, se pusieron a trabajar, las ordenes fueron dadas, cada uno a los grupos pertinentes.

- Llamad a Dimitri, el debería estar reuniéndose con el Hiems Dominus, decidle por un canal seguro que el objetivo esta en el parque sur, tiene que excusarse y reunirse con el, no puede dejar que esto se descontrole aun mas - Reis ordeno.

Dimitri era conocido de un Orador del dogma, en la embajada, gracias a el, pudo concertar una cita con Toriel Sladesir, quería llegar a un acuerdo para extraditar al joven, bajo el pretexto de ser un testigo clave, para la caza de Demonic Contract, no se podía engañar a una persona de ese calibre, solo se le podía decir medias verdades.

Dimitri recibió el mensaje y sonrió a medias.

El estaba en este momento junto a Toriel, este hombre desprendía un aire de solemnidad y una presión aterradora. Sabia que sus medias mentiras no serian suficientes para convencerle, pero el no tenia intención de mentirle.

- Señor Sladesir, los militares han descubierto a la persona que le estaba diciendo, por el tono del mensaje, parece que se les ha salido de las manos - Al poderoso hombre, no pude evitar salir una mirada interesada.

- Dimitri, si lo que me has contado es cierto, entonces las implicaciones para el Dogma, son demasiado pesadas, si me mientes, entonces no dudare en matarte - Dimitri saco todo su valor y miro a los ojos a este hombre de apariencia joven.

- Por mi fe, si te miento en una sola palabra, mátame y envenena mis restos - Para los miembros del Dogma a Conrad, cuando uno muere debe contribuir a la naturaleza, ya sea siendo cremado y usando las cenizas para alimentar la tierra, lanzado al mar o enterrado de por si, cuando un cuerpo no puede ser devuelto a la tierra debido a su toxicidad, entonces es el castigo mas elevado para un miembro del culto, ninguno se atrevería a jugar con tales palabras.

Toriel asintió ante la valentía de Dimitri.

- Que así sea, preparad una nave de transporte, quiero una docena de hombres, hoy puede que vean un verdadero Sanctus - Los soldados en la puerta no pudieron evitar sorprenderse por la declaración de su Dominus, sabían que el no mentiría con nada del dogma.

Al final los altos mandos que descendieron al planeta fueron los afortunados, ningún soldado común se atrevería quitarles la oportunidad.

Momentos antes

Dariel y Laura estaban habían llegado al parque, la gente paseaba, aun era temprano así que la cantidad de personas no era mucha.

Se podían ver algunos niños jugando, pero cuando ambos llegaron algo sucedió, todas las mascotas que estaban hace un segundo jugando con sus dueños, de golpe dejaron de moverse y miraron al par, tras eso, todos salieron corriendo hacia ellos.

Laura se quedo quieta, no sabia que pasaba, por un segundo pensó que como conocía a muchos de ellos, irían a saludarla, pero entonces muchas de las persones presentes comenzaron a mirar el cielo, señalarlo y gritar.

Fue entonces cuando ambos miraron el firmamento, allí cientos de pájaros estaban encima suyo, dándoles vueltas, estos cientos poco a poco, se volvían miles, se podían ver como de las calles docenas salían de cada lado y se unían a la vorágine.

Poco después grandes felinos blancos con manchas negras salieron de todas partes, mas de una docena de ellos. La gente conocía a esta raza muy bien, pues eran grandes cuidadores de los pequeños de la casa, muchas familias tenían uno de ellos, Meldias.

Todos corrieron y se unieron a los animales terrestres. Felinos, Canidos, Reptiles de zonas frías, todo tipo de animes se estaban reuniendo.

Fue cuando comenzaron a alejar a Laura de Dariel, que comprendió que era por el.

Se puso nerviosa y llamo a su padre alarmada.

- Laura, ¿ que pasa, estáis bien? - Oswald respondió a la llamada.

- Papa, es urgente, Da... Dariel, algo esta pasando, no puedo acercarme a el, estamos en el parque, corre, no se que hacer - Las palabras de Laura se entrecortaban, la impotencia le pesaba, no entendía la situación y eso le ponía muy nerviosa.

La cara de Oswald cambio por completo, el dolorido carnicero lo vio y escucho el mensaje, empujo al doctor para despertarle.

- Corre, tus hijos te necesitan - Como si algo se despertase en el, Oswald salió disparado, sus pasos no hacían ruido y su carrera era mas rápida que cualquier humano promedio.

Marian estaba en su tienda, pensando en que haría de comer, fue entonces cuando la sombra de Oswald paso por delante de su escaparate.

Su sangre se helo, la seriedad y velocidad del doctor, sabia que algo había pasado, no tardo en unir puntos cuando recordó que Dariel y Laura habían salido a pasear.

No dudo, salió corriendo tras Oswald a una velocidad mucho mas lenta, pero no freno ni un segundo.

Incluso ambos corriendo, no pudieron evitar mirar el cielo, decenas de pájaros volaban en la misma dirección, raudos, como un rio interminable de aves y para cuando llegaron al parque, la inmensa nube de aves ya era aterradora.

Laura no tardo en ver a su padre y se lanzo a el.

- Padre, no se que pasa, mira, todos los animales están rodeando a Dariel, no permiten a nadie acercarse - Los vecinos también se estaban amontonando, la noticia se extendía.

Mientras Dariel estaba en medio, las Meldias lo acariciaban, lamian y la mas liviana se subió a la silla con el, estaba enrollada en sus piernas, las demás patrullaban los alrededores, lo mismo sucedía con los demás animales, un mar de pelo, plumas y escamas, se interponía entre las personas y el.

Luego, otra escena fascinante apareció ante los espectadores, varias aves salían de la nube y volvían a los minutos, todos con bayas que le ofrecían a Dariel.

Bajo esta situación, todos entendieron que los animales no buscaban dañar en absoluto al chico, si no, que lo estaban cuidando y protegiendo.