Chapter 17 - Capítulo 17

Era temprano por la mañana, las nubes rojas del amanecer cubrían el cielo detrás de las murallas de la ciudad, las cuales podía ver a la distancia. Ya estaba tan cerca que podía notar como apagaban las farolas de la entrada con el cambio de guardias.

Mis pasos eran pesados y desiguales mientras arrastraba mi pierna derecha, soportando el peso de mi mochila llena de cosas que había tomados de todos los monstruos que había matado, incluidos los de la Sierpe Incandescente.

Aun no podía creer como había terminado esa pelea y a cada rato los recuerdos nubosos del desenlace inundaban mi mente.

Mi hechizo y las llamas de la serpiente colisionaron, haciendo una explosión de niebla que se expandió por los alrededores sin que ningún ataque cediera en lo más mínimo, pero sin ninguna advertencia las garras azules cortaron las llamas, las cuales comenzaron a quemar mi ropa y piel expuesta. Un segundo después la luz del sol volvió a aparecer mientras la cabeza de la serpiente era cortada en pedazos por mi hechizo. Chorros de sangre fueron lanzados al cielo mientras su cuerpo sin vida caía al agua, pintando todo de un profundo color carmesí.

Yo no sentía nada en ese momento, no sentía dolor ni miedo, era realmente extraño, estaba a punto de perder la conciencia. Pero el choque con el agua fría me hizo reaccionar, disparando dolor por todo mi cuerpo.

Quería lanzar magia de sanación de inmediato, pero podía sentir que ese hechizo se había llevado la mayoría de mi maná y debía esperar un poco antes de lanzarlo con seguridad. De inmediato vi a los alrededores, rezando por que el ruido no hubiera atraído algún monstruo, por suerte no había nada en los alrededores y de verdad estaba agradecido por eso.

Con eso empecé a caminar hacia la orilla, apenas si podía mover mi pierna derecha pero no debía de darle importancia, estaba seguro que si veía que era lo que pasaba ya no iba a poder moverme, debía de esperar hasta llegar a la orilla. Mis pasos pesados empezaron a recorrer la longitud de la serpiente, la cual daba sus últimas sacudidas mientras su sangre se esparcía aún más en el lago, mientras que yo estaba cubierto de la misma y esperaba con ansias poder quitármela.

Apenas llegué a la orilla caí sentado en la fina arena, estaba cálida por el sol y solo quería acostarme para tomar una sienta, pero tendría de esperar. Comencé a revisar mis heridas, aparte de las quemaduras no tenía nada grave, pero la mayoría de mi ropa se había quemado, dejando mi piel bastante quemada en el proceso, el abrigo que tanto me gustaba se había reducido a una pila de ceniza, pero aparte de eso no había nada tan grave.

Con excepción de mi pierna derecha, en la cual tenía clavado uno de los colmillos de la serpiente, de inmediato lo tome con ambas manos y apreté los dientes tanto como pude, lo jalé con todas mis fuerzas y de un solo tirón lo arranque, mucha sangre empezó a brotar en ese momento y lo único que pude hacer era ponerme un torniquete con lo que quedaba de mi camisa.

Cuando la sangre dejo de salir mi atención fue al colmillo, era de al menos 20 centímetros de largo, por suerte no tenia nada parecido a un conducto de veneno o ese sería mi fin.

-No puedo creer que haya salido con vida de eso… Supongo que tuve bastante suerte - dije en voz baja mientras me acostaba en la arena – Voy a tener que descansar bastante antes de lanzar un hechizo que pueda curar todo esto.

Estaba a punto de tomar una siesta cuando recordé que ese lago estaba más cerca de la ciudad que el escondite que usaba, podría volver más fácil a la ciudad si podía traer mis cosas.

-Porque se me tenía que ocurrir eso, solo quería dormir un poco. Supongo que puedo usar un hechizo menos para parar el sangrado y poder caminar – dije molesto conmigo mismo por esa tonta idea.

Por suerte el hechizo funciono y mi pierna dejó de sangrar, lo mejor era que aún me quedaba un poco de maná en caso de una emergencia. Con pocas ganas de hacerlo, con un palo para apoyarme y el colmillo que me había arrancado como armas comencé a caminar hacía mi escondite.

Por suerte ni un solo monstruos se me había acercado en todo el camino, tal vez al verme bañado de sangre les hizo perder el interés o, tal vez, la sangre de la serpiente hacía que no se acercaran.

Cuando llegué al escondite solo pude tomar mi mochila llena de cosas, la comida que tenía no la podía llevar, así que la arrojé afuera para que alguien más se la comiera, así que tendría que improvisar de nuevo, por suerte tenía varias toneladas de carne a mi disposición.

Ahora podía sentir que la mochila pesaba mucho más que antes, pero podía cargarla aunque fuera más lento que antes. De camino pasé buscando mi katana, la cual había salido volando con uno de los golpes de la serpiente. Por suerte pude encontrarla y no tenía ni un solo rasguño, ni siquiera había perdido el filo. No podía decirlo lo mismo de su vaina, la saya se había hecho pedazos por el golpe.

-Ahora debo de tener cuidado cuando la lleve, no quiero terminar cortándome un dedo – dije mientras acomodaba la espada, colgándola en mi mochila.

Al menos ya tenía un arma con la cual defenderme, aunque mi condición no era la mejor, al menos los monstruos seguían sin acercarse.

Cuando llegué en donde se encontraba el cuerpo de la sierpe me di cuenta que tampoco había monstruos cerca. Aun así debía de buscar mi daga o Sayuri se iba a enfadar conmigo.

Después de un rato la pude encontrar aun en el ojo destrozado de la serpiente. Por suerte había tenido tiempo suficiente para recuperar un poco de maná y preparar un hechizo de sanación más avanzado, pero aun no tenía suficiente para lanzar Elixir de Tierra.

-Sanación de Tierra – dije en voz baja mientras lanzaba el hechizo que había aprendido de Seina.

Una tenue luz marrón envolvió mi cuerpo por un segundo y desapareció de pronto, revisé mis heridas para ver que tanto había funcionado. Pero las quemaduras apenas si habían sanado un poco al igual que la herida de mi pierna, ya no dolía pero seguía sin poder moverme bien.

-Supongo que esto es lo mejor que puedo hacer por ahora, tendré que esperar unas horas más para poder lanzar el hechizo, eso si no pasa nada más – mi voz ya era más calmada pero aún estaba bastante lastimado – Y también tengo que comer algo para recuperar fuerzas.

No estaba seguro de lo que iba a hacer, pero no tenía más opción y podía comer todo lo que quisiera y cuando quisiera, solo esperaba que la carne no fuera venenosa y se pudiera comer.

Tomé mi espada y camine hacia el cuerpo de la serpiente, en el lugar en donde mi ataque la había cortado ya que era el único lugar en donde podía conseguir su carne. Varios peces estaba comiendo de los trozos que habían caído al agua, eso me alivio un poco ya que eso significaba que si era comestible.

Cuando llegué a su cabeza pude ver todo el daño que había hecho mi hechizo, eran cortes limpios, aún más que los producidos por el hechizo de Haruka.

-Creo que sería mala idea lanzarlo contra cualquier otra persona, es demasiado poderoso – dije mientras veía como hasta las escamas de su piel habían sido cortadas, las mismas que solo recibieron un rayón con un golpe de mi espada a máxima potencia.

Aun dudando comencé a cortar unos pedazos de la carne roja, no me importaba la forma del corte, solo quería llevarme varios trozos para no hacer varios viajes. Fue un poco difícil ya que la carne era muy dura, ahora me preguntaba si de verdad la podría comer o sería por que la carne de ese monstruos jabalí.

Cuando acabé tenía por lo menos 4 kilogramos de carne en mis manos, era bastante, pero no estaba seguro de como cocinarla y estaba seguro que echaría a perder por lo menos una cuarta parte.

Dejé la carne junto a mi mochila y caminé un poco hacia la arboleda para conseguir algo de leña, además conseguí unas hojas grandes para poner la carne en caso de tener que cocinarla de otro modo.

Aun con la poca movilidad de mi pierna pude recoger todo y llevarlo a mi improvisado campamento en poco tiempo, aunque hacerlo me había cansado mucho más de lo normal.

Cuando por fin tenía el fuego listo, gracias al mechero que había comprado en la ciudad y siempre llevaba en mi mochila, me pude relajar mientras esperaba que el agua en la olla empezaba a hervir.

-No puedo creer que este acampando a la orilla del lago, con un buen fuego, bastante comida y el cadáver de una serpiente que escupe fuego de 30 metros a mi espalda – pensé mientras veía burbujear el agua.

No pude evitar reírme un poco, todo esto era muy nuevo para mí a pesar de estar bastante tiempo en este mundo. Sobre todo porque estaba haciendo esto para luchar por la libertad de una amiga aun a sabiendas que eso me traería aún más responsabilidades.

-Supongo que estoy cambiando poco a poco… – dije mientras tomaba una vara y comenzaba a ensartar pedazos de carne para asarlos - ¡¿Pero era necesario hacer todo eso del templo para traerme aquí?! ¡De verdad pensé que iba a morir! ¡Y ahora tengo problemas sea cual sea el resultado de la pelea! ¡Si pierdo, me matan! ¡Si gano, me convierto en un noble y tendré que trabajar para el pueblo como político!

La descarga de adrenalina por fin se había terminado y empezaba a pensar de manera normal. Ahora solo quería irme a mi casa y dormir por varios días.

Aunque apenas al regresar tendría muy poco tiempo para descansar para después tener esa pelea.

-Aunque si gano, aparte de liberar a Haruka, me quedaré con las posiciones del noble… puede que no sea tan malo – dije mientras veía cocinarse la carne, lo cual fue más rápido de lo que había pensado.

La saqué del fuego y empecé a olerla, olía muy bien, tanto que casi le doy una mordida sin pensarlo, pero me detuve. Seguía preguntándome si comerla me iba a causar envenenamiento o algo parecido, pero mi estómago exigía comida a gritos.

-¡Demonios, ya me preocuparé después! – dije antes de darle una mordida a la carne.

El sabor me golpeo como una bofetada, era muy fuerte, como una mescla de res, puerco, pollo y pescado, todo al mismo tiempo, pero era tan suave que se derretía en mi boca.

Antes de darme cuenta ya había acabado con la carne cocinada.

-¡¿Cómo es que esa monstruosidad puede saber tan bien?! ¡¿Y porque es tan suave si me costó bastante cortarla?! – dije mientras ponía a cocinar más carne, mis manos se movían frenéticamente colocando la carne en las varas para poder asarlas - ¡Tengo que ver como guardar todo eso para llevármelo a la ciudad!

Ni siquiera me di cuenta en qué momento se había terminado la carne, pero ya estaba más que lleno, tanto que me quedé dormido por varias horas.

Cuando desperté ya estaba atardeciendo, lo podía notar por las nubes pintadas de un tono naranja en el cielo.

Entonces decidí el plan, que no era más que hacer un agujero enorme bajo tierra para guardar la mayor cantidad de carne que pudiera, tal vez con eso se mantendría más fresca y a salvo de los demás monstruos. Pero decirlo fue mucho más fácil que hacerlo, aun usando un poco de magia usando el maná que había recuperado no fue nada fácil, terminé hacerlo ya entrada la noche y todavía me faltaba cortar la serpiente en trozos.

-Creo que esta noche no podré dormir, pero creo que valdrá la pena – dije mientras tomaba un poco de agua, estaba más que dispuesto a hacer ese trabajo extra con tal de comer de nuevo esa deliciosa carne.

Al final no había podido dormir nada y el amanecer ya estaba cerca, así que construí una antorcha con lo que tenía, me puse la mochila al hombro y empecé a caminar, llevando mis nuevos tesoros a mi nuevo hogar.

Cuando pude reaccionar, dejando esos recuerdos a un lado, me di cuenta que ya faltaban pocas decenas de metros para llegar a las puertas de la ciudad, por fin estaría en un lugar en donde no sería atacado por monstruos.

Pude ver como las puertas se abrían lentamente y como 5 sombras se empezaban a salir de ellas, sabía que 2 de ellas eran de los guardias pero las otras eran una historia diferente. 2 de ellas tenían casi el mismo tamaño, mientras que la otra era mucho más baja, tardé un poco pero supe que eran ellas, eran mis compañeras.

Se quedaron de pie unos segundos, como paralizadas, solo para salir corriendo a toda velocidad a mi encuentro. Estaba más que seguro que no estaban del todo felices, al menos no al ver casi toda mi ropa destrozada y partes de mi cuerpo quemadas.

Solo pude poner una tonta sonrisa mientras ellas se acercaban a toda velocidad sin intención de bajar el ritmo. Y sí, prácticamente fui tacleado por ellas.

-¡Tardaste demasiado, idiota! – gritó Sayuri encima de mí.

Era una suerte que no tuviera mucha sensibilidad por las quemaduras o eso de verdad me hubiera dolido, en especial por todas las cosas que tenía en la mochila en mi espalda.

De pronto Haruka dio un gran salto hacia atrás y se alejó un par de metros más mientras todo el cabello de su cuerpo se erizaba como nunca lo había visto.

-¡¿Por qué apestas así?! ¡Ese olor en demasiado fuerte! – gritó ella, pero parecía estar asustada.

-Es verdad, huele mucho a monstruos y a uno muy fuerte – respondió Seina mientras se ponía de pie y trataba de ayudar a levantarme.

-Es una larga, muy larga historia. Solo quiero descansar un poco, hoy no dormí nada y los otros días apenas unas horas – dije mientras volvía colocarme la mochila.

-Podemos ayudarte con eso, parece que está muy pesado y estás bastante lastimado – dijo Seina mientras desataba la espada de la mochila.

-Esta vez les tomo las palabra, ya estoy cansado de tanto cargarla – dije mientras dejaba caer la mochila al suelo.

-No te preocupes, con nuestras estadísticas esto será muy fácil – dijo Sayuri mientras daba un tirón a la mochila para levantarla, pero sin éxito.

Ella empezó a tratar de levantarla con todas sus fuerzas, pero por más intentos no pudo hacerlo.

-¡¿Qué demonios le pasa a esta cosa?! ¡Pesa una tonelada! – gritó ella mientras intentaba recuperar el aliento.

-A ver, déjame ayudarte – dijo Seina mientras se acercaba para ayudar a cargar, pero entre ellas apenas si pudieron levantarla del suelo y dar unos pasos, hasta que dejaron caer la mochila.

-¡¿Cómo rayos es que podías cargar esto aun estando lastimado?! – gritó Seina roja hasta las orejas por el esfuerzo – ¡Aunque yo no sea tan fuerte debería de ayudar a Sayuri con este peso! ¡Pero no es posible!

-No se preocupen, la llevaré hasta el establo. Ya descansaré una vez lleguemos – dije mientras empezaba a ponerme la mochila de nuevo, apenas si podía hacerlo pero una vez logrado eso podía caminar, con dificultad, pero podía llegar hasta el establo.

No pude ver sus rostros, pero escuchaba que estaban murmurando algo entre ellas.

-De seguro se están preguntando que tanto subieron mis estadísticas, yo también tengo curiosidad en saberlo, pero tengo que llegar primero a mi habitación y dormir un poco – pensé mientras me concentraba en seguir caminando.

Un rato después, y luego de un buen baño, ya estaba por fin acostado en mi habitación, con la mochila a los pies de mi cama.

-¡Por fin un lugar cómodo para dormir y un baño caliente! – dije casi llorando de la felicidad.

Estaba a punto de quedarme dormido cuando las chicas llegaron con bastante comida, aunque yo seguía un poco lleno después de comer tanta carne de serpiente. Además sabía que ellas lo hacían para que les contara todo lo que había pasado.

De mala gana me senté en el borde de la cama para poder hablar mejor y evitar la tentación de quedarme dormido.

-Quieren ver mis estadísticas ¿No? – dije mientras me quitaba el collar.

De inmediato las tres se quedaron frías como estatuas, había dado en el blanco.

-Bueno… con lo que pasó en la entrada de la ciudad… es normal que queramos saber eso – dijo Seina un poco nerviosa.

-Yo tampoco he visto cuanto han subido, así que sería una buena oportunidad para saberlo antes de la pelea – dije mientras le entregaba el collar para que echara un vistazo.

-Aunque la verdad creo que ahora puedes estar a mi nivel o un poco, muy poco por encima ¿No lo crees, Seina? ¿Seina? – preguntó Sayuri, pero no hubo respuesta.

Seina se había quedado congelada aun con el collar frente a su ojo, todo el color se había drenado de su rostro mientras tenía la boca abierta.

-¿Puede ser que…? No lo creo, pero ¿Y si? – dijo Sayuri antes de quitarle el collar y ver por su cuenta, pero quedó de la misma forma.

-Oigan ¿Qué hacen? ¡Ya digan algo! – dijo Haruka mientras empezaba a sacudirlas, sacándolas de ese estado.

-Todas… Todas sus estadísticas… están en… 90 – dijo Seina apenas consciente.

-¡¿Qué?! ¡Eso es más del doble que tenía cuando se fue! ¡Eso no es posible! – dijo Haruka totalmente incrédula.

-Entonces ve por ti misma… – dijo Sayuri mientras le entregaba el collar, pero nunca lo tomó – ¿Cómo demonios lo hiciste?

Las tres parecían estar en shock, pero lo que seguía las dejaría aun peor.

Bueno… les dije que sería una historia muy larga – dije mientras me ponía de pie, tomaba mi mochila y regresaba a mi lugar – Tal vez no crean todo lo que les voy a decir, pero por eso tengo pruebas de todo lo que pasó. Estos tesoros son lo más importantes para mí, al menos en este momento.

Les empecé a contar todo lo que había pasado a medida que sacaba las cosas de mi mochila, incluyendo las bolsas de cuero atadas a los lados que yo mismo había hecho. Pero a medida que pasaba el tiempo la mirada de mis compañeras se perdía cada vez más.