Chapter 18 - Capítulo 18

El día de la pelea por fin había llegado.

Estábamos reunidos en las afueras de la ciudad sobre una llanura de tierra, de mi lado estaban mis compañeras, Kaori, Luke y, por increíble que parezca, los aventureros que había salvado hace unos días.

Por parte del tal Arthur solo estaban sus compañeros. Pero él llevaba una armadura, si bien no era una pesada, si cubría bastantes partes de su cuerpo y para acabar llevaba una enorme espada de doble filo, adornada de una empuñadura dorada.

Mi equipo era mucho más básico, llevaba solo ropa normal que había comprado el día de ayer, pero era un conjunto de camisa, pantalón, chamarra y botas de color gris oscuro con detalles azules que, según el dueño de la tienda, eran bastantes resistentes para las batallas. Las únicas cosas que tenía para defenderme eran la daga y mi espada, las cuales me habían protegido muy bien hasta ahora.

Había otra persona con nosotros, el viejo que parecía Gandalf estaba en el centro del área de combate, iba a ser la función de árbitro durante toda la pelea. Aunque eso no me daba muy buena espina.

Aun estábamos esperando a que el anciano diera la señal de acercarnos e iniciar el duelo, podía ver como los compañeros de mi rival estaban hablando entre sí, se veían muy despreocupados, como si esto no fuera nada importante.

Eso me hacía enojar aún más, pero debía de mantenerme sereno hasta el momento de la pelea. Aun así estaba bastante nervioso por tener mi primer duelo real, aun así estaba haciendo todo lo posible porque no se notara.

-¿Estás seguro que no quieres calentar un poco? Tal vez eso te ayude a pelear mejor – dijo Sayuri detrás de mí.

Al parecer todas estaban igual de nerviosas que yo y las podía entender muy bien.

-No lo necesito, puedo ganar esta pelea sin calentar – dije sin voltear a verla, seguía vigilando al grupo de mi rival.

-Ella tiene razón, necesitas estar preparado para cuando… – dijo Luke mientras tocaba mi hombro, pero en el momento que su mano me toco se quedó callado mientras que yo solo pude darle una sonrisa confiada – Ya veo…

El volvió a su lugar sin decir nada, él solo camino hasta llegar al lado de Kaori, aunque no estaba muy lejos y podía escucharlo si hablaban.

-¿Te dijo algo o porque te quedaste callado? – preguntó ella cuando su amigo llegó.

-Él está más que listo para pelear. Creo que veremos una pelea por la que muchos pagarían una fortuna por ver – respondió él muy emocionado.

-Ojala que sí, aunque no entiendo por qué me dio su collar, espero que no sea por algo malo – dijo ella.

-Yo solo espero que no lo maten, aun no sé qué hizo para subir tanto sus estadísticas pero sigue por debajo de ese noble – dijo Sayuri aun preocupada.

-Ese novato no perderá – dijo el líder de los aventureros que había salvado – No importa si su oponente es un humano o un monstruo, ese chico lo vencerá.

Todos quedaron sorprendidos por sus palabras, incluso yo. Aun así estaba contento de tener bastante gente apoyándome, no podía decepcionarlos.

-Muy bien… ya es hora – dijo el anciano con voz rasposa en el centro de la llanura.

De inmediato nos acercamos para poder empezar, ahora apenas si podía controlar mis nervios. Solo que había algo más, una ansiedad por empezar que no había sentido antes, al menos no por algo de la vida real.

-Ustedes, extiendan su mano derecha hacía el frente – dijo el anciano.

De inmediato lo hicimos, encarándonos como si se tratara de alguna pelea en un torneo. El anciano extendió su báculo sobre nuestras manos y una luz blanca empezó a brotar de él.

-En este duelo se jugaran las pertenencias del otro, incluidos sus compañeros de equipo. El ganador se quedará con todo y el perdedor se irá sin nada – dijo el anciano antes de dar las reglas del suelo – Este duelo será con armas pero pueden usar magia si pueden, se acabará si alguno se rinde o si alguien queda fuera de combate… y por último, se prohíbe matar al adversario.

Con eso último Arthur puso mala cara, pero era una ventaja para todos, incluso para el gremio.

-Que este duelo sea justo y que los dioses guíen al ganador – dijo el antes de levantar su báculo por lo alto y las luz blanca desapareciera, en ese momento una pequeño símbolo de dos espadas cruzadas apareció en nuestras manos.

Quería preguntar pero nos dio la señal de que no alejáramos un poco entre nosotros.

-Tranquilo, tienes que empezar a luchar de manera normal… cuando conozcas un poco sus movimientos ya puedes ir enserio – pensaba tratando de calmar un poco los nervios

Cuando por fin dio la señal para detenernos desenvainamos nuestras armas, su espada era mucho más grande que la mía, pero mi espada había probado su valor muchas veces.

Su hoja negra y su filo azul destellaron con la luz del sol al desenvainarla, no se había dañado si por el fuego ni por los golpes que recibió.

-Esa espada vieja se romperá al primer golpe – dijo mi oponente, burlándose de mi compañera.

-Ya veremos… esta no es para adornar a alguien, se hizo para matar y es tan fuerte que ni el aliento de un dragón de tierra pudo dañarla – dije mientras me ponía en guardia.

Pero el solo se empezó a reír, de seguro pensaba que eso eran alucinaciones mías.

-¡Empiecen! – dijo el anciano mientras golpeaba el suelo con su báculo.

Ambos nos lanzamos al ataque sin perder un solo segundo, su enorme espada se alzó por encima de mí y bajó en solo una milésima de segundo, pero mi propia espada detuve su golpe sin hacer un solo crujido.

-Puede que sea un idiota ¡Pero de verdad es fuerte! – pensé mientras paraba su golpe usando toda la fuerza que tenía en ese momento.

Aun usando ambas manos era difícil, pero ya había sentido una fuerza mayor antes.

-¿Qué te pasa? ¿Eso es todo lo que tienes? – preguntó él a modo de burla mientras ponía cada vez más fuerza.

Moví a un lado mi espada y su tajo pasó a un lado de mí, haciendo que Arthur perdiera el equilibrio. Sin perder tiempo lancé un tajo mientras tenía la oportunidad, pero fue bloqueado casi al instante.

Podía ver que estaba molesto y debía de enfadarlo aún más.

El filo de mi espada recorrió el de la suya y chocó contra su guarda, haciendo que por poco la soltara, pero él la sostuvo aun con más fuerza y lazó un tajo que me hizo saltar hacia atrás para poder bloquearlo.

Apenas había tocado el suelo y ya había bloqueado otro de sus ataques, seguía lanzando tajos por todas partes y apenas si los podía bloquear, pero tenía que aguantar un poco más.

-Parece que puede defenderse bien… pero no sé por cuanto tiempo – dijo Kaori, podía escucharla a pesar del sonido de las espadas chocando.

-Con sus estadísticas 90 no creo que mucho – dijo Seina siguiendo la conversación.

-Por eso queríamos que aprendiera a pelear mejor, pero lo está haciendo bastante bien – siguió Sayuri.

Arthur lanzó otro devastador golpe que dejó entumecidos mis brazos, aprovché para alejarme un poco y recuperar el aliento.

-¡Mejor dejen de criticar y denme ánimos! ¡Esto no es tan fácil como piensan! – grité mientras paraba otro de sus ataques.

Haruka no había dicho nada desde que llegamos, podía notar que estaba preocupada y nerviosa, sus orejas caídas la delataban, ni siquiera estaba viendo la pelea, solo estaba sentada en una roca tapándose los ojos con las manos.

-No puedo dejar que ella siga sintiéndose culpable… creo que ya va siendo hora – pensé mientras por fin esquivaba uno de sus golpes.

Pero Arthur no lo dejó así, de inmediato lanzó un golpe aún más fuerte que los de antes, yo lo bloqueé y aproveché el momento para rodar hacia atrás para alejarme.

Pero él de inmediato ya estaba en posición, con su espada en lo alto, lista para dar el golpe final. Yo solo estaba con una rodilla en el suelo, sujetando mi espada con la mano derecha, como si ya no pudiera seguir.

-¡¿No habías dicho que ibas a darme una paliza?! ¡Al final resultaste ser otro estúpido plebeyo! – dijo Arthur antes de lanzar su ataque.

-¡¡Ryuuji, sal de ahí!! ¡¡Esquiva o bloquéalo!! ¡Pero has algo! – gritó Sayuri desesperada.

Todos los que me acompañaron estaban gritando cosas similares, pero yo sabía que alguien se mantenía en silencio y podía escuchaba como sus lágrimas caían al suelo polvoriento.

De inmediato todo empezó a ir más lento al mismo tiempo que mi cuerpo se sentía más ligero. Era la primera vez que lo usaba desde la batalla con la Serpie Incandescente, pero estaba seguro de poder usarla a la perfección.

-¡¡AHORA!! – grité mientras mis estadísticas subían y lanzaba un tajo contra la espada encima de mí.

La espada fue lanzaba hacía arriba por la fuerza al mismo tiempo que varias chispas salían. La cara de dicha de Arthur se desvaneció hasta quedar una de sorpresa.

No perdí tiempo y empecé a atacar con todo lo que tenía, lanzando tajos y estocas que él apenas si podía frenar. Ahora los papales se habían invertido.

-¡¿Pero qué demonios está pasando!? ¡Por eso estaba tan tranquilo! – gritó Luke emocionado.

-¡Él lo está haciendo! ¡Ryuuji está haciendo eso! – gritó Haruka mientras se acercaba corriendo con los demás.

-¡¿Qué es "eso"?! ¡No me digas que él…! ¡¿Conoce algún hechizo de aumento de estadísticas?! – dijo Luke igual que antes o aún más emocionado.

-No lo sabemos, pero cuando pasa pelea mucho mejor y tiene mucha más fuerza – respondió Sayuri.

Yo seguía atacando sin parar, dándole a Arthur el mismo trato que me había dado. En un momento bloqueo uno de mis ataque pero lo empujé con todas mis fuerzas hasta que sus pies se arrastraron por el suelo unos cuantos metros.

-¡Sus estadísticas…! ¡¡Sus estadísticas están por encima de 135!! – gritó Kaori a todo pulmón mientras daba un vistazo a mi collar.

La cara de todos cambió en ese momento, pero la peor fue la de Arthur, pasó a tener miedo en un solo segundo.

Intentó lanzar varios tajos pero ninguno dio en el blanco, ahora ya no era tan fuerte como antes y me bastaba una sola mano para detener sus golpes.

-¡De seguro no hiciste nada durante estas dos semanas! ¡Pero yo estuve entrenando y cazando monstruos hasta llegar a mi límite! ¡Por eso yo no voy a perder contra ti! – grité mientras lanzaba un tajo con mi mano izquierda para alejar su espada.

Casi al mismo tiempo mi puño derecho se hundió en su rostro, mandándolo hacía atrás por la fuerza del golpe. Había perdido el equilibrio pero cuando se repuso su nariz y boca sangraba mientras que empezaba a enfadarse como el principio de la pelea. Pero ya estaba preparado para seguir atacando.

-¡Sword Skill: Vertical Square! – grité el nombre de una técnica de anime que había visto y practicado esos días.

Nuestras espadas chocaron tres veces, lanzando chispas con cada golpe, pero él se había quedado sin guardia al igual que yo, pero me faltaba el último golpe. Giré el cuerpo con toda la fuerza que tenía, quedando el filo de mi espada en lo alto y como si fuera un haz de luz cortó el peto de Arthur por la mitad, hiriendo pero muy superficialmente, lo podía notar por la poca sangre que salía.

De inmediato se lanzó hacia atrás, rodando por el suelo y quedando cubierto por el polvo del suelo, cuando por fin se detuvo se quedó viéndome asustado mientras se tocaba la herida en el pecho.

Aproveché el tiempo para ver hacía mis amigos, pero Kaori se encontraba sentada en el suelo, su mirada estaba completamente en blanco y parecía no responder a las palabras de Luke.

-Creo que ya vio la cantidad de monstruos que cacé y también lo de esa serpiente… tendré que explicar muchas cosas cuando esto termine – pensé mientras caminaba hacía mi oponente.

Pero ese segundo de distracción fue suficiente para que me arrojara tierra a los ojos y me quitara la espada de un golpe. Sin pensarlo dos veces salté hacía atrás para evitar otro ataque.

-¡Eso es trampa! ¡Pelea limpio, imbécil! – gritó Luke al ver lo sucio que estaba peleando.

Yo apenas si podía ver algo, pero sabía que Arthur se acercaba, listo para terminar con la pelea.

-¡¡Ryuuji, pelea!! – gritó Haruka desde lejos.

De inmediato me puse en guardia, una que conocía bastante bien y que había usado con ella antes.

-Quería seguir usando mi espada ¡Pero ahora puedo tirarle los dientes a este malnacido con mis propias manos! – pensé mientras abría los ojos aun llenos de tierra.

Pude ver como su espada se dirigía hacia mi rostro, pero un golpe con el dorso de mi mano en su hoja fue suficiente para desviarla, con un paso fue suficiente para alcanzarlo y enterrar mi puño en su estómago, de inmediato mi otro puño fue a su rostro lanzándolo a un lado, solo para recibirlo con una patada a su costado que lo mandó al suelo.

Él se levantó rápido, pero su nariz sangraba aún más y podía ver como sus manos temblaban.

Intento lanzar otro tajo pero seguí esquivando y golpeándolo tanto como podía, podía ver como él empezaba a bajar el ritmo poco a poco, como su fuerza se iba perdiendo con cada uno de mis golpes.

-¡Es hora de acabar con esto! – pensé mientras me preparaba para terminar la pelea.

Plante mi pie izquierdo con fuerza en el suelo y gire todo mi cuerpo, Arthur ya no tenía nada de fuerzas, mi pie dio de lleno con su rostro con toda la fuerza de mi cuerpo, él se levantó del suelo y cayó de espaldas un par de metros atrás.

Yo salté, con el fin de terminar con un último golpe. Pero una luz brillante me cegó mientras que una oleada de calor golpeaba mi cuerpo y me mandaba a volar lejos.

Cuando caí al suelo una gruesa capa de rocas me cubrió, aprisionándome y haciendo que no me pudiera mover ni un centímetro.

-¿Por qué siempre tengo que arreglar tus estupideces? – preguntó una voz grave muy enojada.

Escuche un golpe seco después de eso, como si hubieran golpeado un saco de boxeo.

-Pa… Padre… – dijo Arthur con la voz apagada y casi sin fuerzas.

-No puedo creer que hagas aceptado este duelo tan ridículo ¡Y lo peor es que perdieras! ¡¿Sabes cómo nos deja eso?! – dijo de nuevo la voz enojada mientras escuchaba otro golpe.

-Señor, usted no puede interrumpir un duelo de esa forma – dijo el anciano parecido a Gandalf.

-¡Cállate viejo mago! Recuerda que puedo ejecutarte cuando yo quiera – respondió la voz enojada, la del padre de Arthur.

-¡Aunque sea el señor de estas tierras no puede interferir en un asunto del gremio! ¡Según las leyes del reino…! – dijo Luke tratando de hablar.

Pero de inmediato empecé a escuchar varias voces, entonando diferentes hechizos seguidos de los sonidos de espadas siendo desenvainadas.

-Un simple Vizconde no tiene derecho de hablarme así, una palabra más y todos terminaran muertos – dijo el padre de Arthur.

Sabía que todos estaban en problemas, tenía que hacer algo, pero por más que lo intentara no podía moverme.

De la nada empecé a escuchar cascos de caballo sonando en el duro suelo de la llanura, solo era uno pero no se escuchaban como los de mi mundo.

-¿Qué es lo que sucede aquí? – pregunto una voz aún más grave que las del padre de Arthur, se escuchaba molesta pero no imponía miedo, sino respeto.

-Capitán Wettin… el Duque Gelbero esta… – dijo Luke pero escuche como alguien lo golpeaba para que se quedara callado.

-Solo se trata de un duelo capitán. Uno de los compañeros del Vizconde Olivier retó a mi hijo y a sus compañeros a un duelo, pero al ver que iba perdiendo decidieron atacar a mi hijo y lo dejaron en ese estado – dijo el aparente Conde ahora cambiando su voz para no sonar tan perverso – Así que tuve que intervenir para rescatar a mi hijo y cobrar la apuesta del suelo.

Era increíble cómo había inventado eso tan rápido, quería hablar pero las rocas me estaban presionando cada vez más y ahora apenas si podía respirar.

-¡Eso no es verdad! ¡Él novato lo dejó así mientras peleaban! ¡Ese noble solo esta…! – dijo uno de los aventurero pero pude escuchar más sonidos de golpes hasta que todos se quedaron en silencio.

-No le haga caso… Son solo amigos del que retó a mi hijo y no están conformes con los resultados – dijo de nuevo el noble tratando de convencer al capitán.

-¡Como…! ¡¿Acaso… estos son de… nivel 2!? – gritó uno de los aventureros, no podía ver notar que estaba sintiendo bastante dolor.

-¡NOO! ¡Suéltenme! ¡Ustedes no pueden…! – gritó Sayuri de pronto, estaba a asustada.

-¡Quítenme las manos de encima! ¡Yo no iré con alguien tan despreciable como ese Conde! – gritó Seina igual que ella.

-¿Qué se supone que están haciendo ahora? Le recuerdo que no puede llevar a una persona en contra de su voluntad – dijo el capitán más molesto que antes pero sin levantar la voz.

-Esta fue la apuesta, todas las pertenencias de otro incluyendo a sus compañeros. Así que nos llevaremos a quienes están registrados en el gremio como sus compañeros – dijo al Conde como si nada.

Hubo un momento de silencio hasta que pude escuchar de nuevo al capitán.

-Si el anciano del gremio lo confirma no tengo nada que decir – fue lo único que respondió.

-Sí, todo fue por esa gata, pero ya me encargaré de darle su castigo – dijo Arthur, al parecer habían usado bastante magia de sanación en él y ya se había recuperado un poco.

Después empecé a escuchar pasos, de cómo todos se alejaban. Mis compañeras estaban gritando pidiendo ayuda pero nadie respondía.

-¡Ryuuji, por favor! ¡Levántate! ¡Levántate, por favor! – gritó Haruka, podía notar que estaba llorando, ella no quería regresar a esa vida de esclavitud.

-¡Tengo que hacer algo! ¡Tengo que salir de aquí! – pensé mientras ponía toda mis fuerzas en tratar de moverme, pero ni con eso era suficiente.

Todo mi cuerpo estaba temblando por el esfuerzo, mis músculos ardían y sentía que toda mi sangre hervía. Pero nada daba resultado.

-¡No puedo dejar que ese imbécil se salga con la suya! ¡No dejaré que se las lleven y…! – pensaba con todo el esfuerzo encima, pero algo me interrumpió, una voz que se escuchaba muy cerca.

-Eterno guardián azul… que proteges el Este… – era mi propia voz, pero no sabía lo que estaba diciendo – divino dragón de las bestias sagradas… te invoco en este lugar… escucha mi llamado…

Las palabras que salían de mi boca eran extrañas, no sabía si era un hechizo y no habían aparecido letras en mi mente como las otras veces, pero tenía que ver con los guardianes y no era algo común.

-Préstame tu poder… que tu fuerza fluya a través de mi… así como lo ríos siguen su curso… – las palabras seguían saliendo pero ahora me parecían muy familiares, como si ya las hubiera escuchado antes.

-¡¿En qué demonios piensas, Seiryu?! ¡No podemos intervenir en un asunto humano como este! – gritó Byakko en mi mente, no solo estaba alterado, también furioso.

-¡Yo no estoy haciendo nada! ¡No sé de donde conoce ese hechizo! – respondió Seiryu igual de alterado.

-¡¿Entonces cómo demonios lo está haciendo?! No me digas que… – dijo Byakko pero su tono fue cambiando hasta sonar asustado.

-Acaso… ¿Son recuerdos de sangre? ¡No, debe de recordarlo de algún lado! ¡Pero no estuvo mucho tiempo con ella! – respondió Seiryu más alterado que antes.

Ahora su voz había cambado por completo, ya no era aquella que infundía respeto como las otras veces, tal vez por lo alterado que estaba pero también podía notar que estaba un poco asustado.

-Concédele tu bendición a este ser… para que pueda enfrentar los desafíos que se presentan ante él… – mi voz se hacía más fuerte con cada palabra mientras podía sentir como mi maná empezaba a arder, no sabía de que era ese hechizo, pero era el más poderoso que había sentido hasta ahora.

-Parece que el chico aún puede pelear… creo que cantaron victoria antes de tiempo – dijo el capitán deteniendo su caballo.

-¿Cómo? ¡Eso no es posible! ¡Ustedes, preparen los hechizos y disparen cuanto antes! – gritó al Conde enojado pero ahora con la misma voz que antes.

De inmediato empezaron a entonar sus hechizos, no sabía cuántos eran pero debía de luchar sin importar lo que me pudiera pasar.

-¡Y pueda alzarse como el sol lo hace en el Oriente! – dije terminando el hechizo.

-¡Hazlo Ryuuji! – gritó Sayuri a lo lejos.

-¡¡BENDICIÓN DEL GUARDIÁN!! – mi grito retumbó por toda la llanura al mismo que todas las rocas a mi alrededor explotaban.

En ese momento mi cuerpo se sentía más ligero que antes y estaba lleno de energía, tanto que sentía que podía explotar en cualquier momento. Y no solo era eso, mi maná se había ido hasta los cielos, tanto que cuando pude abrir los ojos vi una especie de aura azul acuosa que me rodeaba, era como si el maná se hubiera materializado a mí alrededor.

En un segundo ver en donde estaban mis compañeras, atadas y llevadas a la fuerza delante de una docena de magos y mercenarios del conde.

-¡Quítenles… sus malditas manos… de encima! – grité mientras el suelo bajo mis botas se desquebrajaba, cada paso que daba parecía golpear el suelo con más fuerza que el anterior.

-Dis… ¡Disparen! ¡Háganlo ahora, idiotas! – gritó Arthur detrás de sus mercenarios.

De inmediato los magos descargaron todos sus hechizos, pero a mí no me importaba.

Esquivé varios de fuego y de luz, ahora todo era más lento que antes y podía moverme mucho mejor. Pero apareció un hechizo de fuego tan grande y rápido que no podría esquivarlo.

-¡Seiryu! – grité y de inmediato el maná que me rodeaba empezó a cambiar de forma.

Se volvió un dragón azul traslucido que se conectaba directo a mí y de un solo bocado se tragó el hechizo.

-¡¿Qué demonios es eso?! ¡Vuelvan a lanzar los hechizos! – gritó el conde mientras empezaba a correr a toda velocidad, tratando de alejarse con su hijo.

Pero ya estaba muy cerca, lo único que se interponía eran los magos y sus mercenarios, quienes desenvainaron sus espadas y se prepararon para luchar.

Sabía que eran nivel 2, eran más fuertes que yo, pero algo me decía que podía luchar contra ellos.

-…Tan duradera como la roca… – dijo un mago asustado tratando de poner un muro frente a mí, pero un golpe fue suficiente para mandarlo por los aires antes de que terminara.

Los demás magos intentaron lo mismo pero eran muy lentos, de inmediato los mercenarios atacaron, lanzando tajos con sus espadas o tratando de ensartarme con sus lanzas, pero ninguno de ellos lograba alcanzarme.

Para cuando pude darme cuanta solo quedaban 3 mercenarios frente a mí y a lo lejos 2 magos que cuidaban al conde. El primero trato de apuñalarme en el pecho, pero golpee su lanza y se partió, solo para un segundo después golpear su cabeza con mi puño para dejarlo inconsciente.

El segundo trato de golpearme por la espalda, pero de alguna manera salté y le lancé una patada mientras giraba, dejándolo también en el suelo. El ultimo sacó otra espada y lanzó dos tajos al mismo tiempo, de alguna forma los frené con mis manos y le lancé una patada al rostro, dejándolo noqueado al momento.

Quería alcanzar a Arthur y su padre, pero algo me decía que no tenía mucho tiempo para seguir peleando, podía sentir y ver como el maná que me rodeaba empezaba a tambalearse.

-¡Tendré que lanzar un ataque mágico! ¡En ese caso…! – pensé mientras me ponía en posición.

Estaba a punto de empezar a recitar el hechizo de Haruka, Cuchillas De Viento, pero algo apareció en mi mente, las mismas letras que había visto contra la Serpie Incandescente, solo que ahora mucho más brillantes y decían algo muy diferente, sin perder más tiempo las empecé a leer.

- Existencias que se rebelan contra el orden… seres que causaron cólera del guardián – mi voz se había más fuerte y grave de lo normal apenas había empezado a recitar – regresen a las sombras…

Pude ver como el Conde empujo a su propio hijo, tratando de que él se quedara para que él pudiera escapar, al mismo tiempo los magos empezaron a conjurar, apuntando a Arthur, seguramente poniendo alguna barrera para protegerlo adivinando que él era mi objetivo.

Terminaron rápido y siguieron recitando, poniendo muchas más barreras frente a ellos.

-¡Gran guardián… que él enemigo sea aplastado bajo el fuego de tu castigo…! – mientras recitaba podía notar como el maná se avivaba como nunca antes, incluso el que me rodeaba se condensó aún más mientras adquiría un mayor brillo azul – ¡Y que tu furia se convierta en mi espada!

Las barreras de los magos comenzaron a brillar a mediad que terminaban de lanzarlas, pero ya estaba listo de soltar mi propio hechizo.

-¡¡IRA DEL GUARDIÁN!! – grité con todas mis fuerzas mientras daba un puñetazo al aire y sentía que casi todo mi mana se consumía.

Una gran oleada de maná salió de mi puño hasta que tomó la forma de una cabeza de dragón y viajo por la toda la llanura con las mandíbulas abiertas, como si quisiera tragarse todo lo que estaba enfrente mientras arrasaba con todo sobre el suelo.

Chocó contra las barreras de los magos, pero un segundo después las destrozo, mandando a ambos a volar mientras se dirigía directo a Arthur.

Era verdad que había perdido potencia por la barrera pero seguía en línea recta a su objetivo. Él trató de defenderse con su espada pero fue engullido de un solo mordisco, causando una gran explosión que sacudió todo el suelo.

Con mi maná casi agotado caí de rodillas al suelo, todavía estaba consciente pero solo era cuestión de tiempo antes de desmallarme.

-¡El duelo terminó! ¡Como capitán del ejército doy finalizado este duelo! – gritó el capitán aun sobre su caballo.

-¡El ganador es Ryuuji Mizushina! – dijo el anciano del gremio mientras golpeaba el suelo con su báculo y la marca en mi mano desaparecía.

Pude ver como el rostro del capitán cambio al escuchar mi nombre, parecía sorprendido e intrigado, dijo algo pero no pude escucharlo. Toda la fuerza y maná de mi cuerpo se habían terminado. Lo ultimo que supe era que mi cuerpo toco el duro suelo de la llanura.