Chapter 18 - Y el día sigue

Después de desechar mis patéticos pensamientos Lea comenzó a hablar.

- … Fue una semana antes de la invocación de los héroes, los líderes del clan vinieron al castillo, yo era la encargada de servir la comida a los invitados, sin embargo, cuando fui a la cocina por los platillos, el príncipe estaba envenenando los platillos de los líderes del clan con un frasco de veneno de quimera, cuando lo descubrí me arrojo el frasco a las manos y me acuso de intento de asesinato, afortunadamente la jefa Molly y la princesa Samanta confiaron en mi palabra, evitando mi ejecución en el juicio, pero fui degradada y el príncipe difundió el rumor de que era una traidora que buscaba reemplazar a los líderes, por eso las demás sirvientas por cuestiones de seguridad, dejaron de relacionarse conmigo y comenzaron a vigilarme.

Entonces eso fue lo que pasó.

- ¿Le contaste sobre esto a alguien más?

- Intenté hacerlo, pero como el príncipe tenía un historial muy diferente a como es ahora, muchas personas no dudaron en sospechar de mí… Ese maldito príncipe… Difundiendo rumores tan… Estúpidos.

Las probabilidades de que Lea se haya inventado la historia eran muy bajas, el tono de su voz, su ceño fruncido, lo fuerte que apretaba sus manos, hablando solo de su personalidad, puedo estar seguro que Lea es alguien honesta que detesta las mentiras.

Además, el comportamiento del personal y las conversaciones que tuvo con Molly y Jeanne ahora tienen más sentido.

Podía estar seguro de ello.

Lea no me estaba mintiendo.

Y por lo tanto puedo sentirme muy bien cuando haga mierda a ese príncipe.

- Ya veo, entonces es asi.

- … ¿Y bien? Pregunto Lea atónita.

- ¿Hm? ¿Y bien qué?

- ¿No tienes nada que decir?

- Además de que estás en una situación jodida, no mucho.

- … ¿En serio? ¿No piensas que te esté mintiendo?

- Puedo saber cuándo las personas me mienten o no, llámalo un sexto sentido, y tú Lea, no me estas mintiendo, para empezar, las personas que de verdad mienten nunca te preguntarían directamente si piensas que lo están haciendo.

- … ¿De verdad?

- Hahaha, lo piensas demasiado.

- …

Lea constantemente desplazaba su mirada entre su té y mi rostro, era evidente que quería decirme algo, pero parecía tener problemas para sacarlo.

Decidí esperar hasta que pudiese decirlo, mientras, hablaba telepáticamente con Fei Xue.

- ¿Alguna novedad?

- Los niños asisten a una escuela del distrito este, la chica elfo está haciendo las compras.

- ¿Alguna visita inesperada?

- Por el momento todo parece tranquilo, no creo que ataquen nuevamente en un tiempo.

- Bien, sigue con ello, debería llegar al castillo dentro de unas horas, ahí hablaremos de tu recompensa.

- Kukuku, espero que me mire con los mismos ojos que sus amigas sirvientas~

- Descuida, no tengo favoritos.

- … Eso no me hace feliz en absoluto.

- Fuiste tú quien dijo que quería ser tratada igual.

- … Es sorprendentemente estúpido cuando quiere maestro.

- … Regresa al trabajo.

Corté la conexión mental y puse mi mano sobre la de Lea, que aún estaba sumergida en su mente.

- Puedes decirme lo que quieras, no voy a juzgarte, y si no necesitas una respuesta entonces simplemente voy a escucharte.

Lea tomó mi mano en respuesta y dio un suspiro, acomodó su postura y me miro a los ojos con una mirada que intentaba captar mucho más que el exterior.

- Roberto

- … ¿Si?

- ¿Vas a volver a tu mundo?

- …

La pregunta fue más fácil de lo que pensé, casi respondo inmediatamente con un "Por supuesto que lo haré" pero si hacía eso la confianza y cariño que habíamos formado se desbarataría tan rápido como la nieve en verano.

Quería ayudarla con su situación, en parte porque de verdad me gustaba como persona y en parte porque entre más aliados tenga dentro del castillo, mejor será mi vida hasta el momento en que los héroes recolecten los materiales de invocación.

Necesitaba ser honesto para no tener mayores problemas en el futuro, pero también lo suficientemente delicado como para que Lea no me odie.

Me pregunto cómo hubiesen lidiado mi padre con esto…

Seguramente con dinero.

- Lea, tú tienes hecha tu vida aquí, pero la mía se sigue desarrollando en mi mundo, asi como tú tienes personas que te importan aquí, yo las tengo allá, abandonarlo todo por un simple momento de placer… No es algo que pueda hacer.

Por un momento hubo un silencio corto pero pesado, era como si el mundo entero se hubiese apagado y solo quedáramos los dos en esta pequeña mesa

- … ¿Me quieres?

- … Sí.

- … ¿Crees que puedes amarme?

- … Yo…

Mi garganta dejó de funcionar, y no pude dar una respuesta.

Lea tomó mi mano y la puso sobre su rostro.

- …Yo quiero estar contigo, pero si todavía tienes dudas… Deberías de aclararlas… Puedes darme una respuesta después… Incluso haremos de cuenta que esto no paso si asi lo quieres… Simplemente no me dejes esperando mucho tiempo.

Una pequeña lagrima salía del ojo de Lea, mi corazón se estremeció al verla, no pensé que esta charla tendría tanto impacto en mí.

Simplemente asentí.

Lea soltó mi mano, se levantó y se dirigió a la puerta.

- Vamos, hay que regresar rápido al castillo.

- … Sí.

Me despedí de Rufus con un movimiento de mano y salí de la posada detrás de Lea.

Cling* Cling*

El sonido de una campana y el olor a sangre llenaron las obliteradas calles.

Tres personas vestidas como acólitos empujaban una carreta, dentro de ella, un bulto cubierto por una manta negra atraía a las moscas.

- ¿Qué fue lo que paso? Pregunté al aire.

- Últimamente las bestias demoniacas han incrementado, ellos fueron víctima de una.

Quien me respondió fue uno de los guardias que patrullaban las calles, tenía un rubio cabello corto, ojos azules y apariencia endeble.

- … ¿Y eso es motivo de risa? Pregunto Lea frunciendo el ceño.

- ¿Hm? ¡Oh! Por favor discúlpeme, mi cara se tensa tanto cuando estoy nervioso que parece que sonrío.

- … Debe de causarte bastantes malentendidos.

- Jaja, no tiene idea.

El tipo era algo espeluznante, probablemente podría acabar con el si estuviéramos solos, pero eso no me preocupaba, lo que me molestaba eran sus ojos.

Puede que su boca haya dicho que era un mal habito, pero sus ojos no mentían, él estaba disfrutando con la vista, había cierta excitación en su mirada que me recordaba a los drogadictos.

- Es una pena ¿No crees? La llegada del señor demonio es inevitable y las bestias demoniacas van en aumento, a este paso no tendremos oportunidad.

- … No estaría seguro de ello, después de todo, el reino puede invocar héroes de otro mundo.

- ¡Jajajaja! ¿Qué pueden hacer unos niños que no conocen la guerra contra los demonios?

- Quien sabe, éste es un reino hecho por héroes, no sería raro que fuera salvado por los nuevos.

- Jajaja, me gusta tu entusiasmo amigo. Dijo el guardia ofreciéndome su mano.

Había un diminuto círculo mágico en su palma que intentaba esconder, pero gracias a mis ojos podía verlo claramente.

- Gracias, es uno de mis encantos. Respondí cubriendo mi guante con maná.

Después de estrechar mi mano, el guardia intento esconder su desagradable sonrisa.

- Bueno, tengo que seguir patrullando, que tengan buen día.

- Claro, hasta luego.

El guardia dio una leve reverencia y caminó lejos de nosotros con paso acelerado.

- ¿De verdad hay tipos asi en la guardia de la capital? Se preguntó Lea mirando con cautela la espalda del hombre.

- Todo un misterio, ah, Lea, ¿Podrías ir al castillo sin mí? Recordé que tengo que hacer algo rápido.

- ¿Hm? ¿Qué vas a hacer?

- Solo voy a pagar una deuda pendiente, no tardare mucho.

- Mmm, bien, ¡Pero apresúrate!

- Haha, claro, claro.

Lea comenzó a caminar al castillo, mientras, yo camine a un callejón sin gente.

Rápidamente establecí una conexión con Fei Xue.

- Problemas, ven donde estoy ahora.

- Llegare dentro de poco, maestro, ¿Puede contarme qué pasó?

Me recargue en una pared y me quite el guante con el que salude al guardia.

- Creo que encontré a nuestros asesinos.

Ya que había hecho una capa de maná sobre el guante, el efecto del círculo mágico no se activó inmediatamente en mí, pero no tardó mucho en activarse en el guante.

El brillo morado del circulo de verdad no me daba ninguna confianza.

Necesitaba averiguar el efecto del hechizo, pero usarlo en una persona sería demasiado problemático.

Algo vivo, pero que no sea muy notorio... Creo que es buen momento de probar eso.

IIIISSSSHHH* HAAAAHHHH*

Respire profundamente y me prepare para cualquier dolor que pudiese llegar.

- Detección de vida.

Al activar la habilidad, un líquido negro comenzó a salir bajo mis pies, parecía alquitrán, pero su comportamiento se asemejaba más al agua. De no ser porque el día era tan soleado sería prácticamente transparente.

El líquido se extendió a un radio de cinco metros, y luego se dividió en pequeños hilos casi invisibles.

Los hilos fueron a las personas y se enredaron en ellas.

En sus tobillos, sus muñecas, sus cuellos, sus dedos, sus colas, si es que tenían una.

Todos esos hilos fueron atraídos por ellos, por su respiración, por el latido de sus corazones, por el movimiento de sus extremidades.

Y yo podía ver la silueta de todos.

A través de las paredes, bajo el suelo, o en los cielos.

Si tenían uno de mis hilos, yo podía saber dónde están y qué están haciendo.

Pero la habilidad no solo se limitaba a personas.

Los roedores que se atrincheraban en las sombras.

Los insectos que se arrastraban por el suelo.

O las aves que descansaban en los techos.

Nada podía esconderse de mí una vez el hilo los envolvía.

No parece haber un límite máximo de seres vivos que pueden tener un hilo, el rango se puede expandir entre más me concentro, pero no puedo hacer nada más mientras lo hace, definitivamente no es una habilidad que usaría en medio de una pelea.

Entre el mar de posibilidades vivas, me acerqué a una pared agujereada y tapé el hoyo con mi mano.

- Congelar.

Controlé el hielo que salía del circulo mágico en mi palma de manera que solo congelara la superficie interna del hoyo, no quería convertir en paletas a los huéspedes que estaban dentro.

Squeak* Squeak*

El chillido de los ratones que vivían dentro del hoyo se fue acercando cada vez más y más.

Cuando estuvieron a punto de salir del hoyo, puse el guante, atrapando a las bestias con el tamaño de un dedo.

Por un momento los ratones se volvieron un poco locos dentro la oscuridad del guante, pero segundos después dejaron de sacudirse y empujaron a una dirección concreta.

Ya tengo mis guías.

Fuuuuushh*

- Ya era hora.

Después de una ráfaga de aire frio, la mujer de belleza mítica llegó.

- Kukuku. Si tres minutos son mucho tiempo para usted no quiero saber cuál es el tiempo ideal.

- Sígueme, es hora de trabajar.