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Chapter 17 - CAPITULO 16

Habíamos llegado a un sitio y vimos al enano con el único de su guardaespaldas sobreviviente.

- Me alegro de que se hayan unido a nosotros, chicos. - Dijo Salazar.

- Otra vez tú. - Habló Leon cansado.

- El sagrado ritual que está a punto de comenzar en esta torre, otorgará a la chica un poder sin igual. Se unirá a nosotros; será uno de los nuestros. - Comentó el pequeño español.

- Esto no es ningún ritual. Es terrorismo.

- La palabra de moda estos días ¿no es verdad? - Continuó hablando. - No se preocupe. También tenemos preparado un ritual especial para ustedes.

De pronto cuando Salazar elevó un poco su mano derecha, Leon rápidamente lanzó su cuchillo y lo clavó. El enano comenzó a chillar de dolor, de hecho parecía que estaba llorando, yo hice una mueca imaginando como se hubiera sentido y vi que el agente sonrió burlón.

El iluminado que protegía del enano no dudó en quitar el cuchillo que había quedado impregnado entre la mano de su amo y la pared, y lo lanzó de vuelta a Kennedy, pero este lo esquivó. El cuchillo del rubio había quedado atascado por la pared.

Vimos como Salazar y su esclavo huían, ingresando a una clase de ascensor.

- ¡Detente! - Exclamó Leon tratando de alcanzarlos pero no lo consiguió.

- Vaya forma de atentar contra vuestro enemigo. - Murmuró Luis en español.

- Tuvo una muy buena puntería. - Opinó mi tío quitando el cuchillo de la pared mientras que el rubio se acercaba a nosotros.

- Tenemos que seguirlos. - Dijo Leon y Carlos le entregó su cuchillo. - Tomaremos el siguiente elevador.

- ¿No crees que nos tomará tiempo? - Interrumpí.

Entonces los tres, Luis, Leon y yo nos miramos conjuntamente.

- ¡A las escaleras! - Dijimos al unísono y corrimos escaleras arriba.

Era agotador pero ¿qué otra opción teníamos?. Nos tomó un breve tiempo, incluso en algunas partes nos encontramos con unos aldeanos y otros seguidores de aquella secta.

Tuvimos que hacerlos de un lado, el lugar no era muy amplio y nos dificultaba disparar a todos. Aunque habíamos acabado con algunos, no dejaban de aparecer.

Dos me habían rodeado y yo había quedado sin balas, ambos me agarraron, uno me levantó de los pies y el otro de mis hombros. No pude evitar gritar salvajemente mientras intentaba liberarme, hasta que Kennedy apareció clavando con su cuchillo al hombre que me sujetó de los pies y este retrocedió, liberándome.

Mientras que Leon se enfrentaba a él con cuchillo, yo logré pisar la superficie y con todas mis fuerzas me impulsé hacia adelante agachándome de modo que pude levantar al otro sujeto que me había agarrado de los hombros por detrás y lo derribé al suelo quebrándole el brazo.

- ¡Laura, cuidado! - Avisó Luis cuando me estaba recomponiendo y me giré a ver.

Un iluminado me atacó con su hacha, afortunadamente logré esquivarlo, aproveché que bajó la guarda y lo empujé quitándole su arma. Me di cuenta que el sujeto a quien quebré el brazo se estaba levantando, así que le lancé el hacha a su cabeza y lo maté.

Rápidamente recargué mi pistola y disparé seguidas veces al iluminado.

- ¡Rápido, sigamos! - Ordenó Leon quién ya había acabado con un aldeano.

Corrimos para seguir adelante hasta que otro pueblerino saltó sobre el agente y este a su vez me golpeó sin intención y yo caí al suelo. Me froté la frente con mi mano y vi que Leon estaba forcejeando con el poblador.

De pronto observé que un enorme barril estaba viniendo a nuestra dirección, decidí estirar al norteamericano del brazo y lo tiré al suelo, justo sobre mí. Pude ver como, en cámara lenta, aquel barril empujó al poblador, derribándolo. Desde el suelo miré como el aldeano yacía muerto. Luego vi a Luis y a mi tío, ambos estaban preocupados, ellos se habían recostado por la pared esquivando.

Mi mirada se dirigió a Leon quién aún seguía sobre mí, ambos nos miramos fijamente, hasta que Carlos aclaró la garganta

Kennedy y yo sonreímos, él se puso de pie y me ayudó a levantarme.

- Andando. - Murmuró.

Habíamos logrado llegar a donde estaba Salazar pero no vimos a nadie más que a él y su "guardaespaldas", había una mesa en el centro, cubierto de sangre con fuego proveniente de unos candelabros, parecía que se realizó un rito satánico.

El sitio era tan extraño que había una clase de flor gigante por la pared.

- Ah, ella acaba de irse. El ritual ha terminado. Se ha marchado a la isla con mis hombres. - Comentó el enano.

- ¿Qué? - Se sorprendió el rubio.

- Creo que es momento de presentar mis respetos ante vuestra impresionante voluntad de hierro. - Dijo Salazar subiendo las escaleras hasta que aquella planta gigante abrió sus pétalos y con sus raíces agarró al enano español. - Muchachos... bienvenidos.

Seguidamente aquella cosa agarró al acompañante de Ramón, que finalmente resultó ser otro verdugo. Salazar y aquel monstruo estaban dentro de esa enorme planta mutante.

Todos miramos expectantes aquella escena hasta que la flor mutante liberó un capullo y de este salió Salazar con cierta deformidad en su cuerpo, era horrible.

- Monstruos. Supongo que después de esto habrá uno menos de qué preocuparse. - Murmuró Leon y preparó su metralleta.

El norteamericano comenzó a disparar al igual que Luis, sin embargo yo no podía mover un dedo.

- Quiero que sufran igual que Ashley. - Habló aquel monstruo, cerró su capullo y nos atacó.

Kennedy y Sera lo esquivaron. Cuando el golpe venía directo a mí, mi tío me tiró sobre él al suelo y nos salvamos.

- ¡Reacciona Laura! - Me gritó.

Nos pusimos de pie y agarré la pistola para dispararlo. Definitivamente las balas de mi arma no lo causaban tanto daño como las del español y el norteamericano. Vi el capullo abriéndose nuevamente, y Salazar comenzó a gritar. Volvió a atacar y esta vez golpeó a Luis, pero rápidamente el recobró fuerzas.

Desde mi lado derecho llegó otro ataque, yo lo disparé varias veces, pero no fue efectivo, corrí e hice un giro aéreo vertical, esquivándolo. Sentí calambre recorrer en mi pierna que estaba vendada. Chillé un poco de dolor y exhalé.

Luego dirigí mi mirada hacia la mutación de Salazar.

- Necesitamos encontrar su punto débil. - Dijo mi tío.

- Allí, cuando abre su capullo. - Señaló Luis.

- Leon. - Lo llamé, mientras quitaba el rifle de la mochila y se lo entregué.

El agente se puso en posición, apuntó y ocasionó dos disparos, uno a la cabeza y otro en el corazón de Salazar, mientras tanto lo apoyamos disparando contra aquella aberración.

De pronto aquel monstruo comenzó a tambalearse, pensamos que iba a caer a nuestra dirección, por lo que nos alertamos, pero se desintegró de la nada emitiendo un olor asqueroso. 

- Ugh... - Dije haciendo un gesto de disgusto y me acerqué a los demás. - Y bien... ¿dónde podemos encontrar a Ashley? - Pregunté.

- La llevaron en una isla. - Contestó Leon.

- ¿Pero qué isla? - Cuestioné.

- Conozco una isla cerca de aquí, se llama La Isla, hay un entrenamiento militar para Los Ganados, que son los aldeanos infectados con Las Plagas, tal vez allí encontremos la cura. De hecho, allí está el laboratorio con la máquina que he creado para eliminar el parásito de un infectado. - Interrumpió Luis.

- Y ¿cómo vamos a llegar hasta allí? - Pregunté.

- Síganme, conozco un camino.

Entonces seguimos a Sera hasta llegar a una cueva que daba prácticamente hacia la salida del pueblo por agua.

- Debe haber una lancha o un bote. - Murmuró Luis.

Hasta que avistamos a una mujer dentro de una lancha.

- ¡Tú! - Exclamé y quité la pistola para apuntarla.

- Ada - Dijo Leon.

- Mucho tiempo sin verte, Leon. - Habló la mujer de vestido rojo quitándose sus gafas.

- ¿Qué mierda? - Interrogué confundida. - ¿Se conocen?

- Larga historia. - Musitó el rubio y dirigió su mirada a Ada.

- ¿Necesitan que los lleve a algún sitio, muchachos? - Preguntó y pude ver la cara del norteamericano al aceptar la invitación.

¿Está enamorado? No puedo creerlo. Bajé la pistola.

- Leon, ¿estás loco? Esa mujer me dió un puñetazo en la cara, y tú la aceptas, sabiendo que ella tiene la misión de matarte. ¿Cómo puedes confiar en ella?

- Confía en mí, sé más que tú al respecto, vida de agentes. - Respondió Kennedy y subió a la lancha.

Yo me quedé pensando, está bien, tiene razón, "Vida de Agentes". Ni que fuera James Bond.

Miré a Luis quien subió a la lancha también y mi tío se acercó a mí.

- ¿Qué pasó? - Preguntó confundido.

- Esa pendeja de vestido rojo me hizo este corte en mi ceja, resulta ser que es nuestra enemiga y Leon está enamorado de ella. Y lo más loco es que ella recibió la orden de matarlo. - Le expliqué.

- Pero parece que ella también se gusta de él. - Comentó Carlos. - Fíjate que si fuera por su misión lo hubiese asesinado en este mismo instante.

Al decir eso reflexioné cada palabra, creo que mi tío tenía toda la razón.

- ¿Vienen con nosotros? - Preguntó Ada y yo rodé los ojos suspirando.

Hasta que decidí subir a la lancha junto a mi tío. La mujer puso en marcha la máquina.

- Así que es verdad. - Hablo Leon.

- ¿Verdad sobre qué? - Cuestionó la mujer mientras manejaba.

- Tú, trabajando con Wesker.

- Veo que has estado haciendo tu tarea.

- ¿Por qué Ada?

- ¿Qué te importa?

- ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué apareces así? ¿Por qué golpeaste a la chica? - Preguntó Kennedy.

De pronto la mujer frenó bruscamente la lancha, creo que ya habíamos llegado.

- Tengo algunos trabajos que hacer, y por cierto, esa chica no es una chica normal como las demás. Nos vemos. - Dijo Ada y con un lanza garfios huyó dejando en marcha la lancha.

- Mujeres. - Musitó Leon deteniendo el medio de transporte náutico.

- Cuidado con lo que dices. - Susurré.