Chereads / Resident Evil Los Iluminados / Chapter 22 - CAPITULO FINAL

Chapter 22 - CAPITULO FINAL

Habíamos continuado hasta llegar al laboratorio del que Luis había hablado al principio. Era un sitio un poco amplio, había una camilla acompañada de máquinas y computadoras.

El español se acercó a una de ellas, mientras que Mazen observaba lo que este hacía. Yo decidí mantenerme en silencio, sabía muy bien como se sentía Leon en ese momento. Perder a alguien que amas es algo extremadamente... doloroso.

- Está bien, muchachos. ¿Quién será el primero? - Preguntó Luis.

- ¿Este trozo de basura? No estoy segura. - Comentó la hija del presidente.

- Hey señorita, estás hablando de mi máquina. - Se ofendió Sera.

- ¿Estás seguro de que esto funcionará? - Dudó Mazen.

- Oh, vamos hombre, hice esta máquina con mis propias manos. ¿Qué podría salir mal? - Contestó Luis seguro de sí mismo y con un toque de ego.

- Sólo hay una forma de averiguarlo. - Oímos la voz de Leon, quien durante todo el trayecto no había hablado. - Seré el primero. - Dijo seguro.

- ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? - Preguntó la chica rubia.

- Sí. - Afirmó el agente acostándose en la camilla.

Kennedy dió una mirada a Luis señalando que estaba listo, entonces el español puso en marcha aquella máquina.

Me acerqué a las computadoras y observé una imagen radiográfica del tórax del norteamericano y del parásito que estaba dentro suyo, era algo asqueroso. Y pensar que yo también lo tengo en mi interior.

Leon chilló de dolor cuando los rayos ultravioletas hicieron contacto con su cuerpo. Lo miré imaginándome que también me tocaría a mí. Una vez que el proceso terminó, la computadora avisó que el parásito había sido eliminado con éxito.

- ¿Cómo te sientes? - Preguntó Ashley acercándose al agente.

- Como un millón de pavos. - Contestó.

- Pensé que te ibas a morir. - Comentó la chica preocupada.

- Bueno, ¿quién es el siguiente? - Interrumpió Luis y la chillona me miró, yo rodé mis ojos suspirando.

Seguidamente me acosté en la camilla y miré las luces y los brazos de aquella extraña máquina.

- ¿Estás lista? - Cuestionó Sera.

- Sólo hazlo que quiero salir de aquí. - Respondí algo nerviosa.

Y la máquina hizo lo suyo. Carajos, eso fue bastante raro, al principio quería vomitar y luego sentí como si me apuñalaran en mi pecho, pero pronto el dolor se fue y sentí una carga menos en mí. Suspiré aliviada.

- Bien hecho. - Dijo Mazen ayúdandome a ponerme de pie y yo simplemente sonreí.

- Okay, señorita. Es su turno. - Habló el español a Ashley.

Y lo mismo ocurrió con la hija del presidente, aunque ella sufrió más y no supo aguantar el dolor. Bueno es lo que pasa cuando eres bastante delicada.

La máquina terminó su trabajo y el parásito fue eliminado de su organismo.

- ¿Estás bien? - Preguntó Leon preocupado acercándose a Ashley.

La chica rubia lo miró y sin decir palabra alguna lo abrazó. Esa escena me recordó bastante cuando abracé a mi tío sin saberlo... en fin, luego hice una mueca de disgusto, odio los abrazos, pero en este caso creo que Leon se lo merecía.

- No sé que opinas tú, pero creo que ya es hora de volver a casa. - Comentó Kennedy rompiendo el enlace entre ambos y dirigió su mirada a todos nosotros.

- ¿Cómo te sientes ahora? - Lo pregunté con una mueca y él sólo negó haciendo un gesto, supo cuál era mi intención.

- Espera, la hija del presidente acaba de abrazar a Leon y... ahora es mi turno, necesito un abrazo también. - Interrumpió el español abriendo sus brazos.

Ashley lo negó, entonces él apuntó sus brazos a mí y Mazen se interpuso para bajarle sus brazos.

- ¡Hey! - Exclamó Sera.

- Tenemos que movernos. - Habló el egipcio.

Así que continuamos nuestro trayecto, lo que restaba era salir de la maldita isla a salvo. Habíamos llegado a un túnel que nos dirigió a un lugar de construcción y había un ascensor especial para cargar materiales pesados.

Leon intentó contactar con el piloto del helicóptero pero no había señal.

- Algo anda mal. - Dijo el agente. - Voy a mirar alrededor, ustedes quédense aquí y cuiden de Ashley.

- No irás sólo por allí. - Interrumpí.

- Estaré bien. Solo son unos minutos. - Me convenció.

- Bien. - Asentí.

Leon Kennedy dió una última mirada a Mazen para luego subir al ascensor. Simplemente nosotros nos habíamos quedado abajo.

- Genial, ahora tenemos que esperar. - Habló el español suspirando.

- Laura. - Se acercó Mazen a mí, mientras me senté encima de una roca.

- ¿Sí? - Pregunté.

- ¿Que piensas sobre todo esto? - Cuestionó.

- Prefiero no decirlo. - Respondí y el egipcio mantuvo su mirada en mi. - Bueno, pensé que esto sólo ocurre en las películas, mi vida está empeorando, si logramos escapar de esto no sabría qué hacer, ja. - Comenté.

- No te preocupes, estoy contigo. - Me alentó.

Yo lo miré seriamente. ¿Este que se trae en mente?.

Pero pronto mi mirada apuntó hacia Luis, tenía un dispositivo telefónico, lo que me pareció raro. Noté en su mirada algo sospechoso.

- ¿Qué pasa? - Interrumpió Mazen.

- Nada, tengo que hablar con Ashley, gracias por tu apoyo de todos modos. - Me puse de pie, aún sintiendo dolor en mi cuerpo.

Dirigí una mirada rápida al español cuando crucé a su lado, simplemente le sonreí, para que no notara mis sospechas en él.

- Ashley Graham. - Me acerqué a la norteamericana y me miró bastante preocupada. - ¿Cómo estás? - Pregunté.

- Bien, supongo. - Contestó.

- No te preocupes Ashley, vamos a salir de este lío. - Ella simplemente sonrió.

De pronto oímos unas explosiones. Todos nos miramos preocupados.

- Voy a echar un vistazo. - Interrumpió Mazen con la guardia alta.

Pero al girar, Luis Sera apareció detrás de él y lo golpeó con la culata de su arma dejándolo inconsciente en la superficie.

- No, no, todo el mundo se queda aquí. - Dijo el español apuntándonos con su pistola.

- ¿Qué estás haciendo? - Interrogó Ashley.

- Solo quedate tranquila, cariño. - Contestó y le guiñó un ojo a la norteamericana.

- Eres un hijo de perra. - Interrumpí.

- Oh, eso no es un lenguaje adecuado para una chica. Su Alteza, venga conmigo. - Luis la apuntó con su arma. - Adiós. - Se despidió.

El español se llevó a Ashley y subieron al ascensor, yo no pude hacer nada, simplemente me acerqué al cuerpo de Mazen, él aún estaba vivo pero no despertaba.

Agarré mi pistola, y llamé por el ascensor hasta que logré subir dejando sólo al egipcio inconsciente.

Cuando me adentré al sitio miré a Ada, estaba viva.

¿Pero qué demonios?.

La de vestido rojo estaba apuntando su arma a la cabeza del agente norteamericano, y a lado de aquella mujer estaba nada más y nada menos que aquel imbécil español reteniendo a la hija del presidente.

Yo me oculté detrás de unos barriles y me preparé para disparar con mi mano derecha. Estaba sudando y temblando, traté de controlar mi respiración para dar a un blanco.

Primero pensé que no lo lograría hasta que sentí una voz en mi interior que decía:

"Mantén la mirada fija, el arma y tú son uno".

Era esa frase que mi padre me repetía cuando íbamos de caza.

Entonces lo tomé en cuenta, tomé aire, apunté y disparé. La bala había impactado en el hombro izquierdo del español.

Me salí de donde estaba y los cuatro pusieron sus miradas en mí. Sin embargo, pronto apareció un helicóptero, Ada quitó a Leon de sus manos un objeto que no logré identificarlo y subió al helicóptero junto a Luis.

Mi mirada se centró en aquel español que estaba haciendo presión en su hombro, yo lo apunté con la pistola y gatillé pero ya no tenía balas, pude ver una sonrisa burlona reflejada en su rostro.

- Estás de suerte. - Murmuré frustrada y me acerqué a los dos norteamericanos.

- ¡Ada! - Clamó Kennedy.

- No te preocupes, la pondré a buen recaudo. - Dijo la mujer de vestido rojo mostrando por lo que pude ver era la muestra de Las Plagas. - Tengo que irme. Si yo fuera tú me iría de la isla de inmediato. - Presionó el botón de un dispositivo.

- La ha activado. - Murmuró el agente asombrado.

- ¿Activar qué? - Pregunté confundida y no recibí ninguna respuesta.

- Atrápala. Mejor ponte en contacto con el helicóptero. Ya nos veremos. - Ada lanzó un objeto para luego alejarse en el helicóptero junto a Luis y el piloto del mismo.

- Mmm, justo lo que necesitaba. - Dijo Leon, la de vestido rojo le había arrojado un radioportátil.

El agente norteamericano comenzó a sintonizar frecuencia hasta contactar con quien nos quitaría de este infierno.

- ¿Qué pasa? - Cuestioné.

- El helicóptero viene en camino, ¿dónde está Mazen? - Respondió Leon.

- Mierda. - Murmuré me había olvidado de él. - Está abajo, voy a por él, solo dame un minuto.

- Apúrate, esta isla va a volar en cualquier momento. - Advirtió.

- Okay. - Dije tranquilamente pero luego lo entendí. - ¿Qué? - Pregunté sorprendida.

Rápidamente tomé el elevador y bajé en busca del egipcio. Lo encontré despertándose.

- Mazen, tenemos que irnos. - Lo ayudé a ponerse de pie.

- ¿Que está pasando? - Preguntó confundido.

- Este lugar va a estallar. Vámonos. - Respondí.

Seguidamente nos fuimos junto a los dos rubios y el helicóptero llegó.

- ¿Qué pasó aquí? - Cuestionó el egipcio al ver sangre por el suelo y yo recién me percaté de eso.

- Es de Saddler. Está muerto. - Respondió el agente.

Entonces Kennedy nos ayudó a subir y logramos salir de aquella isla maldita.

Pude ver como ese lugar iba cayendo a pedazos por la explosión, me sentí aliviada de haber sobrevivido a esta pesadilla aunque tal vez nunca lo olvide, sabiendo que las personas que más amaba habían fallecido en mis propias manos.

Solté unas lágrimas hasta que sentí la mano de alguien apoyando en mi hombro, levanté la mirada y era Mazen.

- ¿Estás bien? - Preguntó.

- Sí. - Contesté limpiando mi rostro.

- Me alegra que estén vivos. - Interrumpió el piloto.

- Gracias por el apoyo, Mike. - Dijo Leon.

- No es nada, es sólo mi trabajo. Por cierto me debes unas cervezas. - Comentó.

- Sí, yo invito. - Afirmó Kennedy y todos sonreímos.

- Misión cumplida, ¿verdad Leon? - Preguntó Ashley luego de unos minutos de silencio.

- No del todo. Aún tengo que llevarte a casa. - Contestó.

- De todos modos, ¿quién era esa mujer? - Cuestionó curiosa y Mazen y yo miramos atentamente al agente.

- ¿Por qué lo preguntas? - Se ruborizó un poco.

- Anda, dímelo. - Insistió y yo estaba casi por reír, pero traté de tomarlo con seriedad.

- Ella es una parte de mí que no puedo dejar ir. Vamos a dejarlo en eso. - Comentó Leon.

Latest chapters

Related Books

Popular novel hashtag