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Chapter 18 - CAPITULO 17

Los cuatro nos bajamos de la lancha y pisamos tierra firme, Kennedy me devolvió el rifle y yo lo guardé, él se quedó con la metralleta en mano y su pistola lo tenía colgado en su cadera con un estuche. Vi que Sera recargó su arma e igual mi tío, entonces yo quité el cargador de mi 9 mm. y solo me quedaban dos balas, así que lo recargué.

Recorrimos la isla, no parecía una isla cualquiera, parecía una base militar. Cuando nos encontramos con unos campamentos miramos nuestro entorno, era extraño porque no había nadie.

- ¿Qué es este lugar? - Cuestionó Carlos.

Repentinamente oímos algunas pisadas, al darnos cuenta, un grupo de infectados ya nos habían rodeado, al principio pensé que eran guerrilleros pero luego capté que no lo eran, por la forma de actuar de esos hombres, eran los ganados, esta vez lucían un poco diferentes, bueno, después de todo ya no estábamos en una aldea.

Nos dispusimos a disparar, eran muchísimos, hasta llegaron más de ellos pero armados con metralletas.

- Mierda. - Murmuré.

Nuestros enemigos comenzaron a dispararnos y rápidamente nos dividimos, ocultándonos en distintas partes detrás de unos muros o pilares.

- ¡Malditos cabrones! - Gritó Luis disparando contra los infectados.

Yo simplemente me cubrí, esto era peor que un juego de guerra, mi ritmo cardíaco era acelerado. Sentí un pequeño temblor en el suelo y oí el sonido de un helicóptero.

Me giré a ver a un costado del pilar y me fijé que este disparó contra los ganados. Entonces aproveché para correr al otro lado de un muro donde estaba mi tío.

- ¿Quién es? - Preguntó Carlos mientras recargaba su arma.

- Ni la menor idea, pero parece que está de nuestro lado. - Contesté agitada y sudando, recostándome por el muro.

Seguidamente recargué mi pistola y ambos nos posicionamos y continuamos disparando a los que seguían de pie.

Me volví a cubrir y vi que desde el otro lado Luis estaba gritando pero no lo pude oír a causa de la balacera, él hizo una señal con su dedo y yo me giré. Había un infectado con un lanzamisiles y disparó a mi dirección.

- ¡Corre! - Avisé a mi tío estirándolo del brazo.

Ambos intentamos esquivar pero la fuerza de la explosión ocasionó que nuestros cuerpos salieran impulsados.

Oí un fuerte zumbido, había mucho polvo y tenía la visión nublada, yo había caído en la superficie.

Leon intentó acercarse a mí pero dispararon contra él y tuvo que ocultarse, miré a un costado y vi a mi tío inconsciente y con la frente sangrando. Se acercaron unos infectados, yo intenté moverme pero mis movimientos eran en vano, comencé a toser mucho, ellos nos agarraron y nos metieron a una camioneta hasta que perdí la noción. Todo quedó negro.

Cuando recuperé la conciencia, me di cuenta que estaba tendida en el suelo.

¿Dónde rayos estoy?.

Miré a mi entorno, era un salón no muy amplio, no había nadie más que yo y algunas cajas vacías en algunos muebles, toqué mi oído pero no tenía los audífonos para contactar con Leon.

Me levanté y sentí dolores en todo el cuerpo, pero me repuse, me sacudí, mi ropa tenía lleno de polvo hasta que estornudé. Suspiré y dirigí mi mirada a una puerta de hierro que tenía una pequeña ventana con rejillas.

Me acerqué y observé a través de ella, mi tío se encontraba del otro lado. Él estaba despierto amarrado a una mesa, lo vi muy cansado.

De repente una horrenda cara con ojos luminosos apareció en la rejilla, yo me sobresalté dando un paso atrás hasta caerme al suelo. La puerta hizo un ruido, lo estaba abriendo.

Desesperadamente con un vistazo traté de ubicar mi mochila pero no la encontré, cuando la puerta se abrió por completo, vi a dos infectados, solté un gemido de susto y tragué saliva.

- ¡Traedla! - Ordenó uno de ellos.

Yo me levanté y los miré, estaban armados y tenían esos ojos rojos sangre.

- No me gusta que me toquen. - Hablé apuntándolo con mi dedo y me miró extrañado, pero luego ignoró mi advertencia.

Aquel sujeto intentó agarrarme del brazo, pero yo lo empujé con todas mis fuerzas echándolo. El otro me golpeó con un garfio, pero yo lo esquivé y lo pateé en la rodilla tan fuerte que hasta sentí su hueso quebrarse.

Echó su garfio al suelo y yo lo tomé, crucé del otro lado de la puerta y con todas mis fuerzas la cerré.

Sonreí victoriosa al verlos quejándose, cuando me giré para ver a mi tío otro me atacó tratando de apuñalarme con su cuchillo pero, gracias a mi rápida captación, logré detener su ataque con el garfio y con una patada lo derribé mientras que aproveché para quitarle el cuchillo de su mano y decidí guardarlo para mí.

Corrí para desamarrar a mi tío antes de que el ganado se levantara del suelo.

- ¿Estás bien? - Me preguntó.

- Ajá, ¿y tú?

Al rato de liberarlo tomó el garfio y lo lanzó directo a la cabeza del infectado que yo había derribado, aparentemente el sujeto ya se había levantado y corrió a nuestra dirección. Yo sonreí y mi tío también.

- ¿Por si acaso sabes donde está mi mochila? - Le cuestioné.

- Creo que es aquel. - Señaló.

Vi mi mochila, estaba intacta, por suerte no quitaron nada de adentro. Quité dos armas y un pañuelo que lo mojé con desinfectante, luego me lo puse a la espalda y me acerqué a mi tío.

- Debemos apurarnos y huir de inmediato. - Dije recargando una pistola y se lo entregué junto al pañuelo húmedo. - Límpiate la sangre de tu frente... en serio, estas si que son unas lindas vacaciones. - Recargué el rifle.

- Deja de bromear y dame eso. - Dijo Carlos pidiéndome el arma.

- Primero no es broma, se llama sarcasmo y segundo ya te di una pistola ¿No estás satisfecho? - Contesté y él desechó el pañuelo e hizo un gesto con su mano, así que rodé los ojos e hicimos cambio de armas.

De pronto alguien abrió la entrada principal, mi tío y yo lo apuntamos con nuestras respectivas armas, era un infectado y al vernos gritó, así que lo acabamos.

- Mejor salgamos. - Comentó Carlos.

Ambos comenzamos a trotar saliendo de aquella sala. 

- Espera. - Hizo una señal con su mano.

Miramos cautelosamente, había un grupo de infectados resguardando el lugar.

- ¿Qué haremos? - Pregunté.

- Acabemos con los malditos. - Fue lo único que dijo.

- Claro, lo dices porque tienes un fusil y yo una pistolita.

Entonces mi tío corrió a disparar contra nuestros enemigos y yo también, cuando parecía que teníamos el control llegó un hombre de casi unos tres metros de altura, era enorme y para ser peor cargaba consigo una ametralladora minigun.

Mi tío no se dió cuenta, pero aquel tipo lo estaba apuntando para dispararlo, entonces yo lo disparé con mi pistola y éste se giró a mi dirección.

¿En qué pensaba para hacer eso?.

Me asustó la cara de aquel sujeto, con su complexión física era bastante aterrador y más aún con esa clase de arma.

Cuando el hombre disparó contra mí, justo un infectado iba a atacarme y se puso en mi frente, pero fue liquidado por las balas de aquel arsenal, luego comencé a correr esquivando los disparos, hasta que me cubrí detrás de un pilar.

- Oh Dios mío, Dios mío, Dios mío. - Musité.

Pude ver que mi tío se percató de aquel sujeto y lo comenzó a disparar, aquel infectado no sufría mucho daño por las balas de su arma.

Cuando mi tío dejó de disparar sabiendo que era inútil corrió a ocultarse y aquel hombre comenzó a disparar a su dirección.

Me fijé que donde estaba Carlos no era muy seguro, así que realicé un cálculo rápido, guardé mi pistola y quité el cuchillo.

Inhalé y me dispuse a correr con mucha adrenalina, en mi camino dos infectados con ballestas me dispararon, hice un giro en el aire esquivando sus flechas, caí de rodillas en frente de ellos y los corté en sus piernas derribándolos.

Me levanté y corrí nuevamente, al estar cerca de aquel sujeto con la minigun, me impulsé a un pilar, le di una patada a la pared para conseguir un salto más alto y en el aire sujeté el cuchillo con ambas manos, al llegar a su espalda le clavé en su nuca y el corta punzante traspasó su garganta.

Caí al suelo y pude ver que el sujeto soltó su ametralladora e intentó quitarse el cuchillo. Entonces me puse rápidamente de pie.

- ¡Corre! - Exclamé dirigiéndome a mi tío.

Él corrió junto a mí y logramos cruzar una puerta de hierro para luego asegurarla.

- Me salvaste. - Murmuró Carlos.

- Eso parece. - Dije exhausta. - ¡Woow! Eso fue adrenalina. - Suspiré y recuperé mi aliento. - ¡Ese tipo era gigante! ¿Será que habrá podido quitarse el cuchillo del cuello?

- Vamos a averiguarlo. - Contestó mi tío fingiendo abrir la puerta.

- ¡No, no, no, no! - Exclamé sujetando su brazo y luego él se burló de mí. - Idiota.

Entonces decidimos continuar, no había nadie más a quien enfrentar, por el momento.

Recorrimos una parte de La Isla, tenía una base muy grande. En el camino mi tío comenzó a sentirse mal, tosía bastante y se lo notaba más débil, así que nos detuvimos un momento.

- ¿Estás bien? - Le pregunté y me percaté que escupía sangre. - No, no. - Murmuré preocupada.

En definitiva, él estaba infectado por el parásito. Traté de actuar lo más rápido posible, en la mochila busqué las píldoras del fármaco que el español nos había dado pero no lo encontré, luego recordé que el rubio lo guardó en su bolsillo y maldije a mis adentros.

Me volví a mi tío, y lo hice sentar encima de una roca.

- Respira. - Dije como si yo supiera lo que hacía. - Relájate, yo se que tú puedes, Carlín.

- Sabes que no me gusta que me llames así. - Dijo y continuó tosiendo.

- Como sea, Carlín. - Lo molesté tratando de ocultar mi preocupación.

Pronto dejó de toser y ambos vimos que en sus brazos corría una marca extraña, parecía algún líquido oscuro recorriendo sus venas que cuando llegó hasta su rostro, chilló de dolor y se arrodilló en el suelo.

- Tío. - Murmuré preocupada y me agaché. - ¿Te sientes bien? - Pregunté y él lentamente dirigió su mirada a la mía, sus ojos se tornaron rojos.

Me miró enfurecidamente y yo lo miré atónita. Él se lanzó sobre mí dejándome en el suelo e intentó ahorcarme, yo no tenía mi arma conmigo y su rifle estaba a un lado de la roca.

Yo luchaba por un intento de liberarme, pero poco a poco el aire se me acababa. De pronto oí un disparo y la sangre salpicó por mi cara.

Habían disparado a mi tío justo en la cabeza, su cuerpo muerto cayó sobre el mío, yo lo hice a un lado y me quedé en shock.