Estando en el Aston Martin Valhalla, color plateado de Jean Pierre, Adeline cavilaba sobre el suceso que aconteció antes de salir del hospital privado de la familia Sonobe. Una doctora había puesto la mira en él, por lo que esta le concedió su número de teléfono. Sin embargo, el hermano del medio, desechó el papel que le fue conferido de un modo seductor ante ella. La joven Strange seguía repitiendo una y otra vez en su cabeza el motivo que impulsó a Jean Pierre ha actuar con tan descomedida gelidez. Sin poder seguir reteniendo la incógnita, rompió el silencio.
_ Tuviste una oportunidad de salir con una chica... linda, ¿por qué no tomarla?. _ Manifestó con dificultad al saber que la mujer podía resultar bastante atractiva, por esto, minimizó su "descripción".
Jean Pierre formó una leve sonrisa.
_ Verás Adeline, prefiero conceder mi atención en algo que sí es de mi interés, en vez de atribuirle esa atención a un montón de cosas que no me interesan en lo absoluto. El comienzo de una fuerte atracción, proviene del interés y no es con cualquiera que se obtiene. _ Respondió sin desviar la vista de la carretera.
La joven abrió la boca, sin poder articular palabra alguna.
Él era tan diverso de los demás. Algo que sin duda, captaba su atención y cada vez más la atraía a él.
El vehículo se estacionó, al frente de una omnipotente edificación con rasgos medievales. Sus jardines poseían un aire de excentricidad. Cada detalle era sumamente suntuoso. Las esculturas talladas en oro, se encontraban dispersas por el lugar. Un raudal cristalino, contiguo a una fuente, se hallaban a unos cuantos kilómetros de la mansión.
Poseía varias alas que conducían a distintos lugares igual de fastuosos como la entrada principal, asemejándose al laberinto del "País de las Maravillas". Pensó ella.
Jean Pierre se bajó del coche, seguidamente lo rodeó para abrirle la puerta a Adeline.
_ Feliz cumpleaños Adeline. _ Sosteniendo su mano la condujo al interior de la mansión. Las formidables puertas de plata se abrieron, siendo recibidos por Damien y otros criados.
La afable sonrisa del viejo, junto a su ademán de la boina café en su pecho, causaron que la joven se sintiera en casa.
_ Bienvenida al Palais Royal. Tuve que restaurar el théâtre ubicado en la ala este. Había sido abrasado por el fuego entre los años mil seiscientos setenta y tres y mil setecientos sesenta y tres. Hasta que en mil setecientos setenta, fue reconstruido y reabierto. Pero aparentemente, volvió a ser consumido por otro incendio en mil setecientos ochenta y uno. Los franceses se rindieron pero yo no, así que compré todo el sitio e hice un par de remodelaciones. _ Culminó, ladeando la cabeza, guiándola por las distintas alas del palacio.
_ Esto es demasiado surrealista. ¿Cómo es qué pudiste comprar un palacio?. _ Arrugando el entrecejo, negó con la cabeza perpleja.
_ Mi familia proviene de una de las dinastías más poderosas alrededor del mundo. Como verás, poseemos un linaje dentro de la nobleza. _ Sus ojos color miel la contemplaron, en tanto sostenía su mano, dirigiéndola al Théâtre du Palais- Royal.
_ O sea que son una especie de esos que se les llaman "príncipes". _ Aún confundida, Adeline entró por una puerta esculpida por rubíes.
_ Nos desagrada ese término. Solo relaciona al apellido Sonobe como la dinastía más poderosa en Francia, sin colocarnos en algún título aristocrático. Nuestra familia evolucionó, no estamos en la época medieval Adeline. _ Las puertas se abrieron, dejando a la vista el auditorio más ostentoso al que ella había podido asistir.
Detalles en planta, tallados en rubíes, zafiros y esmeraldas, decoraban toda la estancia. Otorgándole un aura oscura y elegante al mismo tiempo.
_ Tengo conocimiento sobre el modo de amar que posees y viceversa. Sé cual es tu tipo de hombre Adeline. _ Soltó inesperadamente, encaminándose por el lugar.
Ella inmersa en la belleza oscura del sitio, desvió sus ojos de tormenta hacia él, siendo capturada por aquella penetrante mirada.
_ ¿Así? ¿Quién podría ser el indicado?. _ Preguntó, sabiendo ya la respuesta.
Jean Pierre avanzó con paso lento en dirección a ella.
_ Soy yo. Esa forma de amar se iguala a la mía. Anhelamos exclusividad, un tipo de amor oscuro que se vuelve insólito. _ Estando a escasos metros de distancia, acarició su cuello. _ Sé lo que sienten mis hermanos hacia ti. Me da celos, pero ambos sabemos que ese modo en que Gianluca siempre desea ser el centro de atención, te hace solo perder el interés y Jean Paul, no se acerca mucho a la oscuridad para siquiera lograr comprenderte, no como lo hago yo. _ Sus miradas conectaron por un instante. Ambos se vieron tentados por el deseo de probar sus labios en sincronía. No obstante, Adeline volteó la mirada, provocando que el segundo hermano ladeara la cabeza, no comprendía el porqué ella conservaba su control con él. Sin poder hacer nada al respecto, Jean Pierre extrajo del bolsillo de su gabán, color negro, un colgante de plata que poseía un rubí en forma de corazón.
_ Hay belleza en la oscuridad, como lo hay en ti. _ Mencionó, situando el colgante en su cuello, en tanto Adeline, se sujetaba el cabello.
_ Requerí de mucho tiempo para averiguar tu fecha de cumpleaños. Como te esmeras en mantenerte como una incógnita. _ Una leve sonrisa se asomó en las comisuras de sus labios.
_ Como te esmeras por desmantelar a esta incógnita. _ Replicó Adeline con la misma sonrisa.
...
El viento azotaba su larga cabellera rubia, mientras contemplaba maravillada las coloridas luces de la ciudad.
_ Ha sido el mejor cumpleaños de todos. _ Era la primera vez que Adeline sonría genuinamente, estaba feliz y aquello desenfrenó al corazón de Jean Pierre.
Mientras ella seguía observando el paisaje, él se dedicaba de vez en cuando a admirarla. Preguntándose en si debía dejarse llevar por aquel impulso de pronunciar aquello que ya hace tanto sentía.
Apretando las manos sobre el volante, aceleró, llegando finalmente al penthouse.
_ Cuando quieras huir, ya sabes a donde puedes ir. Será nuestro lugar. _ Puso las llaves en su mano, para seguidamente hacerla un puño. _ Adeline... _ Sin ser capaz de permitirse que aquella palabra saliera de sus labios, la reemplazó. _ No hagas ninguna estupidez en tanto no esté, ¿de acuerdo?.
Adeline esperaba algo más, pero se conformo con su despedida. Sonriendo, le concedió un beso en la mejilla, incitando que los pómulos de Jean Pierre se encendieran de rojo.
Ella se bajó del vehículo, para ulteriormente, enfilar al interior del edificio.
...
Después de un par de horas, el segundo hermano llegó a la mansión Sonobe con una radiante sonrisa. Estaba tan jodidamente enamorado, que en estos momentos ya no le importaba nada más que no fuera ella.
Bajándose del vehículo, se encaminó a la entrada. Al abrir la puerta, aquella sonrisa de hace un rato se esfumó, dando paso a su expresión de gelidez habitual.
_ Marion. _ Nombró a la mujer que lo observaba con una sonrisa.
_ Jean Pierre. Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez. _ Pronunció con nostalgia, sin todavía perder aquella chispa que había surgido en sus ojos color púrpura, desde la primera vez que lo vio...