Mi padre se acerca a nosotros y le da un golpe a Jensen, pero él no se defiende. Mientras todo eso ocurre, procuro buscar el pantalón y vestirme. Estoy avergonzada. Mi padre acaba de encontrarnos haciendo esto.
—¡Eres un maldito traidor! ¿Cómo pudiste hacerle esto a mi hija? Te brindé mi confianza, te abrí las puertas de mi casa, te consideré mi mejor amigo, ¿y así me pagas? — el siguiente golpe, tampoco lo cubre.
—Papá, ya basta, no lo sigas golpeando, por favor. Aquí ambos tenemos la culpa — trato de interferir, pero la bofetada que me da, hace que tape mi rostro.
Mi cara arde y duele, es como si tuviera su mano en mi mejilla todavía.
—¿Papá? — lágrimas brotan de mis ojos, viendo cómo mi padre está transformado y fue capaz de golpearme.
—Ustedes dos, son unos desgraciados, malagradecidos y desconsiderados. ¿Cuánto tiempo más planeaban seguir viéndome la cara de pendejo?
—Perdóname, Jason. Te juro que no quería hacerte algún daño, yo solo… — mi padre lo interrumpe.
—Eres un infeliz. ¿Qué estabas pensando al momento de meterte con mi hija? — lo sujeta por el cuello de la camisa.
—Yo quiero a tu hija — dice, cuando el tercer golpe aterriza en su rostro.
—Cállate, degenerado. Eso no te da ningún derecho a meterte con ella. La solución a esto será sencilla.
—¿Solución? — cuestiono, y suelta a Jensen.
—Si ambos fueron lo suficientemente "maduros" para llegar a esto, entonces también tendrán que serlo ahora. Ustedes dos se van a casar sin protesta.
—¿Qué? Pero uno se casa cuando hay amor de por medio.
—Y se tiene sexo cuando hay amor o atracción de por medio. Si fuiste una adulta para abrir las piernas, ahora te va a tocar convertirte en una buena esposa y hacer lo que te corresponde — mira a Jensen—. Te vas a hacer cargo de mi hija. Eres el que me siempre dice que un adulto asume las consecuencias de sus actos, pues esta vez te toca a ti.
Jensen asiente con la cabeza, y yo niego con la mía. ¿Cómo puede mi padre obligarnos a esto?
—Mi hija no saldrá de la casa, hasta que tengas preparado todo para la boda.
—¡Yo soy mayor de edad, tú no puedes casarme a la fuerza!
—Muy bien, si no vas a aceptar esto, luego de haber perdido tu dignidad acostándote con el hombre que creí mi mejor amigo, entonces te vas a largar de mi casa y vivirás en la calle, porque no pienso mover ni un solo dedo por ti y tampoco voy a permitir que alguien más te acepte en ninguna parte. Ya estoy harto de tener que lidiar contigo y que sigas comportándote como una niña ignorante e inmadura.
—Pero papá... — me interrumpe, señalándome con el dedo.
—Ya lo he dicho y es mi última palabra. ¿Qué vas a decidir? Debes estar consciente de que te irás sin nada, porque todo lo que tienes, ha sido gracias a tu madre y a mí, ingrata.
No puedo creer que me esté amenazando con esto. Es capaz de obligarme a casarme, aún sabiendo que soy muy joven para hacerlo. No tengo de otra que aceptar. Mi padre no se ve que vaya a ceder, su expresión de molestia, es aterradora.
—Está bien, papá. Tú ganas.
—Hasta que no prepares todo, no volverás a ver a mi hija. Y, espero que te quede claro una cosa, no patrocino, tampoco he aceptado esta relación, pero es lo menos que puedes hacer, luego de haberle desgraciado más la vida. Muévete — agarra fuertemente mi brazo y hace que camine con él.
Llegando a la casa, subimos a la habitación y él me tira como si fuera una bolsa de basura dentro.
—Espero te haya quedado claro que de esta casa no vas a salir. Me has vuelto a decepcionar, Megan. Eres una deshonra para esta familia — cerró la puerta sin decir nada más.
Sus palabras me dolieron, pero mucho más el ver sus ojos llorosos. Yo no quería que las cosas se tornaran así, tampoco pretendía hacerle daño o decepcionarlo más.
En el transcurso de los largos días, estuve encerrada en esta prisión de habitación. Sola, sin celular, sin computadora, sin ningún tipo de diversión, excepto por la radio y la buena música que pasaban por ahí. Las pocas veces que he salido del cuarto, mi padre no me ha dirigido palabra alguna, solo baja mirada al suelo o desaparece de mi vista. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero estoy segura que ha sido bastante o así se siente. Poniendo la ropa de cama, escucho un ligero toque en la ventana y fijo la mirada en ella, donde alcanzo a ver a Jensen. Sin poder creer que realmente está ahí, cierro la puerta con seguro y me acerco a abrirle. Hace mucho tiempo no lo veo, no sé si esa es la razón por la cual, mi corazón está latiendo tan rápido en este momento.
—¿Qué haces aquí?
—Baja la voz — entra a mi habitación y me extiende una caja blanca.
—¿Qué es esto?
—Es un traje. No es el más lindo, pero me gustó mucho.
—¿Así que tú si estás de acuerdo con esto? — abro la caja y veo un traje azul cielo, con encajes en ambos hombros y uno que otro detalle en brillo.
—Megan, no te preocupes por el compromiso, ya que es solo un papel — hace una breve pausa—. Puedes sentirte en libertad de hacer lo que quieras, de encontrar a alguien de tu edad, hacer amistades, salir, enamorarte, yo no voy a presionarte a que pases tus amargos días al lado de alguien a quien no quieres.
—¿Eso es todo lo que venías a decirme?
—Perdóname por ser el causante de todo esto. Ya sé que tú no querías esto, que eres muy joven todavía, que quieres vivir a plenitud tu juventud y es por eso que te hago la aclaración.
—¿Por qué te disculpas? No es normal eso de ti.
—Ya no sé qué es o no normal en mí, solo no quiero que esto te afecte mucho. Mañana en la tarde será la boda en el registro civil. Se supone que le haya avisado primero a tu papá, pero quise decírtelo antes. Trata de descansar — cuando su mano está a centímetros de mi mejilla se detiene y prefiere despeinarme, antes que tocarme—. Nos vemos mañana — sale por la ventana y lo sigo con la mirada.
Estoy consciente de que no hay un sentimiento de amor entre los dos, todo lo que sentimos es única y exclusivamente una atracción física, pero ¿qué es lo que esperaba hace un momento? ¿Por qué lo siento tan distante?