—¿Un bebé nuestro? — parpadea varias veces seguidas y sonríe, de una manera que jamás lo había visto—. ¿Acaso estoy soñando despierto? ¿Nuestro bebé está creciendo en tu vientre ahora mismo? — vuelve a sonreír y muerde sus labios—. ¿Así que por eso mi niña ha estado más cariñosa y suelta que de costumbre? — acaricia mi mejilla y cierro los ojos, dejándome llevar por su caricia —. ¿Cómo podría dejarlos, si ustedes dos son lo más importante que tengo? Realmente esto no lo esperaba, pero eso no quita lo feliz que me siento de saber que vas a darme un hijo y que has decidido tenerlo conmigo, a pesar de lo que ha estado ocurriendo recientemente entre los dos. He sido un pésimo hombre, esposo y padre, pero te prometo que no te volveré a tratar así. Quiero que tengas claro que jamás los abandonaría. Al contrario, ahora más que nunca quiero que estés cerca de mí y me permitas protegerlos, ¿de acuerdo? Gracias por esta felicidad, Megan. Y, perdóname por causarte tantas preocupaciones y haberte tratado como lo hice, pero te juro que lo había hecho creyendo que te hacía un bien, jamás ha sido mi intención lastimarte. Eres la única mujer que amo en este mundo y no sabes lo difícil que es mantener mi distancia, cuando lo único que quiero es tenerte entre mis brazos, besarte, acariciarte, tocarte — lleva mi cabello por detrás de mi oreja y lo miro fijamente, por la emoción que siento al oír esas palabras de él, era exactamente lo que quería escuchar—. Me tienes loco — besa mis labios con suma delicadeza—. Quítame las esposas.
—De acuerdo— alcanzo la llave en la mesa de noche y lo suelto—. Tenemos que consumar nuestro matrimonio, esposito.
Se sienta, recostando su espalda del respaldo de la cama y sus brazos rodean mi cuerpo, haciendo que vuelva a posicionarme sobre él.
—Definitivamente — siento como acomoda su pene nuevamente en mi entrada y, cruza sus manos en mi espalda, luego baja mi cuerpo penetrándome al instante.
—¡Qué rico, me encanta cuando haces eso! — subo mi cuerpo para tratar de moverme, pero evita que lo haga por mi cuenta.
—¿Esto? — vuelve a bajar mi cuerpo de golpe y muerdo mis labios.
—Cógeme fuerte.
—¿Eso no puede lastimar a nuestro bebé?
—He leído que lo que recomiendan los doctores es tener mucho sexo y que eso ayudaría al momento del parto. Ahora que tengo antojos de ti, no vas a dejarme insatisfecha, ¿verdad?
Me muevo, mientras sus manos se aferran a mi trasero y empuja mi cuerpo hacia abajo, recibiendo gran parte de él. Lo aprieta tan fuerte, que siento sus uñas enterradas en mi piel.
—Mmm, ¿y alguna vez lo he hecho? — es estimulante ver esa expresión tan pervertida en su rostro, hace que mi cuerpo se encienda rápidamente.
—Durante estos meses lo has hecho, porque no me habías dado esto.
—Entonces voy a asegurarme de dártelo todos los días, hasta que no puedas estar sin él — mantiene mi cuerpo presionado, mientras me hace mover de forma circular y mi vagina se vuelve a acalorar.
Esos movimientos y esa única forma en que su pene abre paso y juega con las paredes de mi vagina, son una de las tantas cosas, que me encanta sentir y que ningún otro hombre me ha hecho.
—Quiero verte sin camisa de nuevo — levanto la camisa y lo dejo sin ella—. ¿Cómo puedes sentirte inseguro, teniendo un cuerpo tan potente como el que tienes? — presiono sus fuertes brazos y los contemplo —. Estás tremendamente rico— acaricio su torso y su piel está caliente—. Jamás dejaría que otra mujer se adueñe de esto — lo muerdo en el área de su torso y lo escucho gemir.
—¿Así que quieres morder? Yo también sé hacerlo — me empuja contra el lado de la cama, volteando mi cuerpo boca abajo, se pone sobre mí y vuelve a penetrarme; luego sus manos me rodean por al frente, simulando un abrazo de espalda, aunque una de ellas termina colocándose en mi hombro, presionándome hacia él y dándome sin piedad.
No puedo escapar de sus embestidas o de su fuerte agarre. La mordida que me proporciona en la espalda, hace que mi cuerpo tiemble y de mí se escape un gemido más fuerte. El choque de su cuerpo contra mi trasero, se oye claramente en la habitación.
—¿Te gusta tener a tu hombre dentro? — esa pregunta y su voz ronca, me produce escalofríos.
—Me encanta — afirmo, sintiendo como, por haber abierto un poco las piernas, hace que pueda sentirlo más profundo.
Se detiene única y exclusivamente a levantar mi trasero, por lo que yo misma me acomodo en cuatro patas y él no tarda en continuar. Trato de mantenerme firmemente enterrando las uñas en la cama y, es que se ha vuelto un animal, justo lo que amo de él.
—Qué deliciosa estás — lleva mis dos brazos a la espalda, presionándolos con una sola y recuesto mi cabeza en la cama, pero no duro mucho, cuando agarra mi cabello, manteniéndome elevada.
—Quiero más — le pido, mordiendo mis labios por la presión que ejerce en cada estocada.
—No has cambiado ni un poco. Sigues siendo la misma masoquista y voraz de siempre. Quisiera que puedas ver lo mismo que estoy viendo. Eres una tragona insaciable — suelta mi cabello y siento la nalgada que me da, despertando en mí, esa aguda corriente y escalofrío en mi interior.
—Hazlo más fuerte— ese ardor en mi trasero, me acelera hasta más no poder.
Las gotas de sudor descienden por mi mejilla y el cuello. Estoy ardiendo por dentro, tanto como por fuera. Sus nalgadas son sin lastima alguna. Claramente debe sentir cómo se contrae mi vagina, al momento de recibir sus embestidas, a la par de sus nalgadas. Estaba entregada por completo al éxtasis. Habíamos esperado por esto bastante tiempo y no íbamos a perder la oportunidad de disfrutar el momento a plenitud.
El agotamiento y adormecimiento de mis piernas, hace que tienda mi cuerpo sobre la cama. Ha pasado algo de tiempo y mis piernas están cansadas, pero mi cuerpo sigue caliente y con ganas de más. Jensen se recuesta, colocándose de lado, quedando cara a cara a mí y levanta mi pierna, recostándola sobre su costado y, acomodándose entremedio de ella, en busca de volver a penetrarme. Una mano se posa en mi muslo y la otra por detrás de mí cuello, acercándome a su boca para besarme. Poder contemplarlo de esta manera, hace que tenga sentimientos encontrados. Trato de moverme a la misma velocidad que él, disfrutando de la presión que siento y de sus húmedos y ardientes besos. Todo mi cuerpo se pone sensible, cuando es él quien me toca, me besa, o me coje. Mi corazón está acelerado, pero no solo por esto, sino porque lo tengo aquí conmigo; porque al fin puedo estar entre sus brazos, oler su delicioso perfume, sentir la suavidad y dulzura de sus labios, más ver esa mirada tan serena y dulce que me dedica en ese sublime momento de terminar dentro de mí.
—Te amo, Jensen — murmuro a centímetro de sus labios, lleva mi cabello por detrás de mí oreja y sonríe dulcemente.
—Yo te amo mucho más a ti, Megan — nuestros labios vuelven a juntarse, desatando un sinfín de emociones.
Hace mucho tiempo lo vi como un enemigo, creí odiarlo con todo mi ser, pero tal vez en el fondo y, sin darme cuenta, solo quería ganarme su atención y tenerlo únicamente para mí. Es la única persona que ha estado conmigo desde siempre y me ha querido incondicionalmente. Sin contar el hecho de que, independientemente del buen sexo que puedo tener con él, Jensen ha sido la luz y mi guía, en medio de ese camino sin rumbo, solitario y oscuro en que me encontraba. Con su ayuda, he podido salir adelante y darme cuenta de las personas dañinas que estaban en mi entorno, de recapacitar y luchar por tener un mejor porvenir, más a valorar lo que tengo justo al frente. En este caso, ahora no solo lo tengo a él, también tengo a este bebé creciendo en mi vientre, por el que haré todo lo que esté en mis manos, para ser mejor persona cada día, una buena madre y un digno ejemplo a seguir. En estos brazos quiero estar hasta el fin de mis días; en esos cálidos brazos que solo tienen espacio para nosotros.