Una vez que entramos en el departamento, yo encendí las luces y dejé las llaves sobre la mesa, para luego caminar hasta el sofá y tumbarme sobre éste. Rob se sentó a mi lado mientras yo me quitaba mis zapatos.
- Prepárate.- habló él. Yo lo observé con el ceño fruncido, confusa por su comentario.- en unas horas serás la "novia oficial del baterista de Linkin Park"- dijo con una sonrisa, haciendo un gesto con la mano al decir esto. Yo reí.
- Me agrada esa idea.- dije yo, apoyando mi cabeza sobre su hombro izquierdo y subiendo ambas piernas sobre el sofá.- la pasé muy bien hoy.- dije honestamente.
- El día aún no se acaba.- dijo él. Yo reí, para luego levantar la vista y observarlo.
- ¿cuál era tu idea de diversión?- pregunté.
- ¿no se te viene nada a la mente?- dijo él con una sonrisa.
- Creo que tendrás que explicarme.- respondí en voz baja, acercándome a él.
- Encantado.- respondió, para luego unir sus labios a los míos. Al principio el beso fue tranquilo, suave, pero luego se volvió cada vez más intenso. Yo me coloqué encima suyo, poniendo una pierna a cada lado de su cuerpo. Él se enderezó para poder alcanzar mis labios, y yo puse ambas manos a cada lado de su rostro. Sentí sus manos recorrer mi espalda hasta llegar a la cremallera de mi vestido, la cual bajó rápidamente. Él quitó mi vestido y bajó sus labios a mi cuello. Yo levanté la cabeza para darle mejor acceso a éste, y me sujeté con fuerza de sus hombros cuando él se levantó y caminó hacia mi cuarto. Él me recostó sobre la cama y se colocó encima mío, sosteniéndose con un brazo, mientras con el otro recorría mi cuerpo. Su mano llegó hasta mis pechos, y yo desabroché mi sostén. Él acarició mis pechos con su mano, masajeando estos. Yo cerré los ojos, pero los volví a abrir al sentir su mano descender. Él se quitó la camiseta y los pantalones rápidamente, y su mano tiró de un costado de mis bragas. Él quitó estas de un rápido movimiento y besó mis labios con pasión, casi con desesperación. Sentí su mano bajar y acariciar mi entrada, lo cual provocó que yo soltara un gemido. Él paseó su mano por toda la zona, para luego acomodarse y entrar en mi. Yo cerré los ojos con fuerza y apreté las sábanas en mis manos. Sentí sus labios nuevamente en mi cuello, y yo me cubrí la boca cuando él aumentó la velocidad para no gritar. Gemí su nombre, con la voz cada vez más entrecortada, hasta que ya no pude contenerme y me corrí. Al mismo momento sentí cómo él se vació en mi. Rob se dejó caer a mi lado, y ambos tratamos de recuperar el aliento, exhaustos. Una vez que ya estaba calmada por completo, me acerqué a él y apoyé mi cabeza en su pecho. Él me rodeó con su brazo, y no pasó mucho hasta que me quedé dormida.