El ingreso a la Academia de brujos era el día más importante para todas las brujas aprendices al cumplir cierto requisitos del Consejo de magos, el Consejo de magos se componía de 5 personas pero quienes decidían todo eran los brujos altos, estos 3 brujos eran los más destacados en magia negra y blanca, podían manejar los elementos de la naturaleza.
Para mi ser una bruja alta requería más de un simple entrenamiento y meditación por así llamarlo, cuando por fin recibí mi carta de bienvenida con la aceptación no sólo de los altos brujos sino del Consejo junto con el uniforme y la compañía de un hermoso futuro compañero.
Al abrir la carta las voces de los consejeros me hicieron sentir tan emocionada, poderlos escuchar me eran más que un sueño hecho realidad, de una hermosa burbuja salió un hermoso gato con un collar llamado Spencer, según la cita de la carta debía viajar hasta el Triángulo de las Bermudas donde se firmaría un portal cerca del ocaso y entrar el donde todos los estudiantes elegidos con su carta de aceptación serían recibidos y de allí harían otra revisión.
Claro no sería tan larga pero de allí nos asignarían a nuestros cuartos y horarios de clases, luego de por fin cambiarme, despliegue todo para usar una magia básica para que nadie me viera y usar la escoba, luego de arreglar todo y usar la magia agarre a Spencer y este con confianza se sujetó de mi, el viaje sería algo largo si fueras como alguien no mago, pero con la magia sería cosa de horas, así que tome un poco de tiempo, cerca de unas horas me encontré con un grupo muy hábil que uno hacía maniobras con la escoba y una chica que estaba acostada sobre su escoba.
Mirar esa maniobra me hizo asombrar pero no logre distraerme de la ruta, así que de rato en rato consentia a Spencer y me guiaba por la dirección del viento en caso de tener que aumentar o disminuir la velocidad del vuelo; mientras sentía el olor a mar sólo me relajaba y respiraba hondo dicho refrescante aroma.
Llegamos a un punto medio cerca del atardecer, era un lugar de espera para brujos donde podías comer o beber algo fresco o caliente en caso de tener frío, el punto de las Bermudas era para los que vivían entre EE.UU Y Latinoamérica, aunque podíamos ir al desierto de Nazca pero no era aún apto para aprendices sino para brujas de magia blanca al igual que el Stonehenge y la isla de Pascua, aunque adoraba pasar por esos lados y recibir un poco de esa magia blanca me era inspirador, tanto que podía inspirarme y crear posiones para la buena fortuna.
Como todos éramos de diferentes países en nuestra parada todos hablábamos el mismo idioma, para los humanos normales sería estilo celta pero la verdad era algo parecido pero no igual, pero aún así preferimos dejar la historia así y no corregir dicho error.
Como tenían todo tipo de comida y bebida, decidí comprar algo para Spencer aunque no tenía nada de hambre lo guarde para más tarde, para mi compre un chocolate frío y visitar los alrededores de esa pequeña recepción, las bancas de un color oscuro te hacía sentir tan relajado, así que mientras admiraba el mar y ese gran remolino cerraba mis ojos y descansaba un rato, Spencer por su parte decidió tomar una siesta para luego seguir alerta, los gatos lograban hablar gracias a un hechizo donde serían nuestros guías en momentos dados, por eso nos eran asignados con nuestra carta de aceptación y no después de ciertas pruebas, cada gato era único y tenía un poder de magia elemental, no siempre era igual a su color de ojos, pero entre brujos entendíamos ciertas cosas que los humanos no.
Entre dichos mitos estaban que el gato negro y blanco eran los únicos para magia blanca y negra, cosa que era totalmente falsa, no siempre el color negro era termino de muerte o brujería, pero dicho mito ni siquiera fue inventado por nosotros los brujos, fue inventado por los mismos humanos que cazaban las brujas en los años (1618-1648), lo curioso es que no todas las que asesinaban eran brujas reales, para nosotros los brujos marcó una gran diferencia, pero hacerles entrar en razón sobre cosas que para los humanos no eran "normales" era crear un conflicto de escala mayor.
Nuestras reglas fueron más estrictas con el fin de protegernos, por eso cada temporada todas las brujas nos íbamos a nuestro mundo que contaba con los no magos y podíamos relajarnos y hacer otras actividades allí. Luego de un rato por fin el ocaso llegó y con ello la continuidad de nuestro viaje, notamos como por arriba del gran remolino se formaba un campo de espacio-tiempo con partículas lilas, naranjas, azules, rojas y blancas, donde allí llegabas a la entrada del gran castillo Muireann.
El castillo era de ensueño de un color Marfil, era alto casi como un rascacielos, 3 jardines, un comerdor amplio, habitaciones para caballeros y damas, muy parecidos a los townhouse donde compartiríamos la habitación con una compañera, al llegar al gran salón una hermosa y grande telaraña de Crystal iluminó el gran salón donde nos dieron la bienvenida y sus presentaciones, directores, maestros, madre y padre de casa.