Bip bip bip bip
Bufo y, aún cubierta por las colchas, busco mi celular a ciegas. Creo que lo cogí pero cae, y la alarma deja de sonar.
Viernes. Último día de la semana.
Manteniendo esa idea en mente me levanto de la cama. Tomo el uniforme de deporte que estaba en uno de los cajones y estaba ya cambiada pero con una cara de dormida evidente.
Mi cuarto era como el de Luna, un poco más grande, al fondo del segundo piso. Cuando llegamos con mamá y Luna, Lu pidió el cuarto de abajo y yo por las mañanas me escabullía en silencio para bajar. Cuando Sharon y Luna se encontraron en Cancún y el abuelo tiró su medallita, esta se vio en aprietos y escapó. Aún me dan escalofríos pasar por su cuarto.
Saco las zapatillas y me las comienzo a atar cuando escucho rápidos pasos subiendo las escaleras. Suspiro, abrí la puerta antes de que Luna parezca un pájaro carpintero contra esta.
- ¡Buenos dias Car!
- Buen dia Lu. - contesto, acercándome a mi mochila.
Tardo dos segundos en verla completamente uniformada.
- ¿Cómo te cambiaste tan rápido?
- Mamá me levantó más temprano, Cari - le interrumpo.
- ¿Pasó algo?
- ¡El abuelo está abajo! - chilla emocionada.
Instintivamente sonrío. Tras unos meses de viaje a México, el abuelo había decidido volver a Argentina. Bajamos corriendo - casi nos caemos, vale recalcar - y llegamos al comedor, en donde estaban mamá y papá y aquel hombre de pelo blanco.
- ¡Abuelo! - chilla Luna.
Yo estaba nerviosa. Nunca llegué a conocerlo directamente, volví a Argentina meses después. El abuelo suelta a Luna y me acerco.
- Hola Carmín. - él sonríe, y no pude evitar recordar el rostro de mi madre mirándome.
- Hola abuelo.
Él me toma de la mano y me dirige hasta la sala. Nos sentamos frente a frente y lo abrazo con fuerza. Mis padres miraban todo abrazados, Luna me miraba con ternura.
- Eres tan parecida a Bernie cariño. - toma mi rostro entre sus manos. - Mis niñas, mis nietas hermosas, por fin juntas.
Luna se nos acerca y el abuelo nos abraza a las dos. Mamá saca su celular y nos toma una foto.
El claxon del auto nos llama la atención.
- Chicas, ya tienen que ir al colegio.
- Miguel, déjame disfrutar este momento hermoso con mis nietas. - dice él reprochando; Luna y yo reímos.
- Pues sus nietas hermosas, señor Alfredo, tienen que ir a clase. - dice mamá- ¿Car, cariño, has desayunado?
Niego.
- ¿Y si llegamos tarde? - Luna miró a mamá con ojitos de perro.
- ¿No hay nada importante que hacer en la mañana? - pregunta papá cruzado de brazos. - ¿No se pierden de ningún examen? - ambas negamos. - Está bien.
Luna y yo chocamos los 5.
- ¿Ya puedo ir a comer? - río.
- Vamos amor, de paso preparo algún postre. - Mamá me toma de la mano.
- ¡Que sea de chocolate! - pide alegremente el abuelo.
Mientras papá conversaba con el abuelo, Luna, mamá y yo nos dirigimos a la cocina. Tomo una manzana y me senté sobre la pequeña isla. Mi hermana saca jugo de la nevera, se sirve un poco y se sienta en una de las sillas de la pequeña mesa.
- Carmiiin. - mi madre me mira y entiendo lo que me quería decir.
Me bajo de la mesa y me siento al costado de Luna. Mamá comienza a preparar panqueques mientras Luna trenzaba mi cabello.
- ¿Y cómo van en el colegio?
- Bien, ayer dimos parciales. Car dio de Química y yo di de Historia. - cuenta Luna.
- ¿Estudiaste Lu? - Mamá le mira.
- ¡Si! Nina me ayudó. De hecho, creo que vendrá más tarde, ¿puede quedarse a dormir?
- Supongo que si cariño. ¿Qué tal tu entrenamiento de ayer?
- ¡Bien! Juliana nos enseñó nuevos trucos.
- ¿Si?
- ¡Si! Pero igual nos dice que tengamos cuidado. - cuenta ella, colocando una liga negra al final de la trenza de mi cabello.
- ¿Car?
- ¿Si mamá?
- ¿Que tal tu entrenamiento anoche?
- Bien, volvimos a repasar la rutina, no falta mucho para la presentación. - digo.
Mamá nos sirve los panqueques con algo de chocolate, mi estómago no podía estar más contento. Tras un momento, entra el abuelo con papá.
- ¿Disfrutando de su desayuno? - Luna y yo asentimos. - Mónica, ¡yo también quiero panqueques!
- Señor Alfredo, usted no puede, es mucha azúcar.
Luna y yo reímos.
- Quiero proponerles algo, - dijo el abuelo. Nosotras paramos de comer los panqueques y le miramos. - Ahora que ya estoy por fín con mis dos nietas, me gustaría hacer una pequeña reunión para celebrarlo.
Luna se queda helada por un momento, yo comprendo su incomodidad.
- ¿Algo pequeño? - mamá se cruza de brazos.
- Vamos Mónica, déjame disfrutar. Unos amigos de la familia, y algunos amigos de las chicas, todavía podría ser en unas semanas que las chicas acaben sus exámenes...
- Vamos a pensarlo. - dijo ella finalmente. Miró el reloj y volteó hacia Luna y yo. - Chicas, tienen 5 minutos para salir al colegio, yo iré con ustedes para dar la justificación.
Nosotras asentimos. Nos despedimos del abuelo, nos fuimos a arreglar y tomamos un taxi para llegar rápido al colegio.
- Carmín, ¿podrías acompañar a Luna al Roller hoy? Aprovechando que no tienes entrenamiento.
- Está bien mamá.
- ¡si! Voy a lograr que te pongas un par de patines hermana. - me dijo decidida.
- Seguí soñando Luna.
Bajamos frente a la escuela, mamá paga y bajamos.
Nos abraza. - Que tengan buen día chicas.
Luna y yo ingresamos al colegio y nos dirigimos a nuestros salones. Me dirijo hasta la biblioteca y a la primera puerta entro. Toco y espero que la profesora abriera.
- Laguardia, buenos días. - me deja pasar. Me entrega el exámen y evalúo donde sentarme, tenía poco tiempo para acabar.
Ví a Jazmin sentada junto a Delfi, y tras analizar rápidamente el salón me di cuenta que el único asiento libre - casi adelante, para recalcar que no veía nada - era al costado de él.
Suspiro. Me dirijo hacia allí y dejo mi mochila en el suelo para después sentarme y sacar mis cuadernos.
- Hola. - me dijo.
No le miro. Manu está dos filas atrás mío, pero siento que me miraba con atención.
- ¿Carmín, podemos hablar? - me pregunta nuevamente. Intenta tomar mi mano, pero no le permito.
- No hay nada que hablar Alex. - digo al fin. - Tú eres novio de Mara, solo jugaste conmigo.
- Carmín, eso no es cierto.
- ¿Ah no? ¿Entonces por qué me besaste?
- Carmín, yo...
- Señor Gutierrez, señorita Laguardia, Hay algo que deseen compartir con la clase?
Juro que me muero de vergüenza.
- No profesora. - dijo Alex.
- No quiero oirlos conversando, ¿entendieron? O les quitaré el exámen - ambos asentimos.
Siento que Mara me mira con odio. Intento ignorar a Alex a mi costado; pero me pasan cosas. Cosas que no creí que existieran dentro mío.
En resumen; creo que aún me gustaba Alex. Miento, seguro está jugando conmigo, a él no le importa nada más que su "megagente".
La clase de inglés dura más de lo que esperaba. Con Alex a mi lado era una tortura, solo quiero salir del salón ya. Suena la campana y salgo lo más rápido que pude hacia el gimnasio. Alguien me tomó de la mano, e intente soltarme, pero me caigo. La persona ríe.
- ¿Tan feo soy que ahora escapas de mi?
- Manu. - me siento aliviada; me levanto. - Perdón, creí que eras otra persona.
- Otra persona como, por ejemplo, mi amado primo? - dice con cierta diversión en la voz.
Suspiro. - Sí.
- Cari, lo incómoda que estabas en clase. - río. - se notaba, y Mara seguro pensó que te llevarías a su noviecito.
- Que piense lo que quiera. - dice. Entrelacé mis manos, esto me estaba afectando demasiado.
Manu iba a responder cuando entró el profesor de deportes. Se despide con rapidez de mi y sale corriendo hacia su clase.
Mara y Alex ingresaron, ella toma su mano. Delfi y Jazmín se sentaron a mi lado, mientras que el resto de mis compañeros iban entrando al gimnasio. Gastón, Pietro, Jim y Yam fueron los últimos en entrar, y fueron regañados por el profesor, aunque no les importa. Siento sus miradas de odio hacia mi y quise escapar. Mateo baja de las gradas y se sentó a mi lado, seguro ve que estaba nerviosa.
- Buenos días chicos, considerando que ya dieron parte de sus exámenes finales, no quiero presionarlos mucho, por lo que hoy tendremos un partido de voley en dos grupos. Balsano, Morales, escojan sus equipos.
Me tenso. Vamos, Mara no me va a elegir, pero ella en voley si sabe jugar.
Tras unos minutos Mateo me elije. Terminamos siendo 6 por cada grupo, éramos un grupo pequeño. Calentamos un poco, amarro mi cabello en una coleta baja y me dirijo al medio. Tras mío, Mateo inicia el partido. Del otro lado, Jim respondió. El balón vuelve, y Ramiro responde por mi.
Ya iban como 4 pasadas hasta que me toca responder. Mara no llegó al balón y este cae del otro lado de la cancha, dándonos un punto. Ella me mira con odio. Al final el otro equipo gana. Mara me miró triunfante, y al pasar por mi lado me empuja, sin darse cuenta que Alex se me iba a acercar y caigo sobre él.
Él me mira, yo estoy roja. Me levanto con rapidez.
- Perdón.
- No te preocupes. - se levanta. - ¿Estás bien?
Asiento. Él iba a tomar mi mano, pero me voy hacia Manuel.
- Cari, ¡estuviste genial! - me abraza.
- Gracias Manu, aunque felicitaciones, ganaron.
- No me importa ganar Cari, estaba con Mara, no lo vale. - se encoje de hombros.
Nos dirigimos hacia la cafetería para comer algo, nos faltaba una hora de matemática y podríamos irnos.
- ¿Qué planes tienes para más tarde?
- Bueno.. hoy llegué tarde porque mi abuelo llegó a casa.
- Tu.. ¿tu abuelo? - él sabe a que me refiero. Asiento.
- Sí, el padre de Lili. Cuando.. - suspiro, no me era fácil recordar o tocar este tema. - cuando Luna descubrió que era Sol yo estaba en México, volví un tiempo después. El abuelo no me había conocido aún, más bien, no era seguro que Lili tuviera dos hijas si sólo se sabía de Sol. No sé aún cómo lograron sacarme del incendio, pero en Luna y en mi está nuestro pasado.
Manuel toma mi mano. Yo levanto la mirada, siempre me pongo sensible respecto a este tema.
- Cambiando de tema, a la tarde tengo que ir con Luna al Roller, mamá me lo pidió. Supongo que estaré un rato escuchando música mientras ella entrena. ¿tú?
- Quedé con Bia en el fundom. - le doy un codazo, riendo.
- Ay, que apuesto estas Manolote.
- Si claro, soy irresistible Cari, ¿Recién te das cuenta? Creo que tienes que aumentar la medida de tus lentes. - dice en modo diva.
- Si claro. Bueno, sexy kardashian, ponte tu ropa de baño y vamos a clase.
- ¡Ey! Tampoco abuses. - ríe.
****
- ¡Llegamos! - Luna y yo gritamos al entrar a la mansión. Vieja costumbre.
- ¿Qué tal su dia chicas? - Papá baja por las escaleras.
- Bien. - respondimos.
- Subiré a cambiarme, ya vuelvo. - corro hacia mi dormitorio.
Me saco el buzo y me coloque una falda azul, una blusa blanca y mis zapatillas. Luna entra y me asusto, dejando caer el celular.
- Luna, que te dije de to..
- Car, ¿por qué te vistes asi? - me interrumpe.
- Iré al roller contigo, así que me sentaré a escuchar música mientras veo como te matas. - bromee.
- No señor. - me tira unos leggins negros del cajón. - Hoy vas a patinar porque vas a patinar.
- Ni lo sueñes. - respondo.
- ¡Mamá!
- ¿Qué pasa chicas? - aparece apoyada en la puerta.
- Carmín no quiere patinar.
- Luna, no sé patinar, y lo último que necesito es lesionarme. - digo cruzada de brazos.
- ¡Pero yo te enseño! Será divertido. - insiste.
Mamá nos mira. - Animate Carmín, no te harás daño.
Suspiro rendida. - Está bien.
Luna sonríe triunfante. Sale del cuarto y se fue. Yo me dirijo a colocarme esos leggins cuando mamá me habla.
- ¿Carmín, y eso? - me volteo, y ella señala una pequeña mancha violeta en mi rodilla.
- Ah, me caí el otro dia, no supe tirar bien las mazas y bueno. - digo divertida.
- Ten cuidado, ¿si?
- Si mamá. - Besa mi frente y sale del cuarto.
Me cambio y voy a la cocina a tomar algo de agua.
- Luna! Vamos, se te hace tarde.
- ¡Voy! - mi hermana aparece con sus patines al hombro.
Rey nos lleva hasta la pista, y me sorprendí al ver a Manuel en la entrada del roller.
- ¿Manu?
- Car, por fin llegas.
- ¿Me estabas esperando?
- Le dije a Bia que venga para patinar un rato.
- Espera, ¿Sabes patinar? - su cara me lo dice todo. - Mira, hay un escenario dentro, pueden ir a tomar algo y ya.
- Me salvaste Cari, te debo una. ¿Vamos?
Ingresamos al roller. Supuse que Luna ya estaba en la pista, así que voy por un jugo antes de ir a supervisar a mi hermanita.
- Hola. - un chico de pelo negro me saluda. - ¿Vas a pedir algo?
- Sí, un batido de fresa. - él asiente mientras yo sigo distraída en el celular.
- ¡Carminura! - volteo y veo a Simón mirándome.
- ¡Simi simi! - le abrazo.
- Hace un tiempo que no vienes por acá, ¿cuál es la ocasión?
- Tu adorada mejor amiga quiere enseñarme a patinar, y mamá me dijo que lo intente.
- ¡Genial! Yo te enseño.
- ¿Q..que? - me sorprendí.
- ¡Si! Pedro - el chico de pelo negro voltea. - guarda su jugo, me la llevo a la pista. Los patines talla 7 estan en el medio, ¿cierto?
- Así es Simón. - dijo él.
No pude decir nada más porque Simón me arrastró hacia los lockers. Los que estaban allí eran, en su mayoría, compañeros de Luna, y me hacía sentir incómoda. Simón me pasó unos patines blancos.
- Simón...
- ¡Anímate Carmín! No te voy a dejar caer. - sonrío.
- Dale.
Cuando los chicos se fueron, me siento en uno de las bancas y me coloco los patines. Me paro nerviosa y casi me caigo encima de Simón.
- Simon me voy a matar. - le tomaba con mucha fuerza de los antebrazos.
- Carmín, me vas a clavar las uñas. Ven. - él, sin patines, me ayudó a llegar hacia la pista. Allí me agarro de la baranda con fuerza mientras él se coloca sus patines. Tras unos segundos, aparece a mi costado.
- Simón. - la pista era demasiado lisa. Siento mis piernas como gelatina. - Me las vas a pagar.
- ¡Car! - el grito de Luna me hizo asustar, por lo que caigo al suelo. - Ey, ¿estás bien?
- Me tiemblan las piernas. Luna, déjame ir.
- No señor. Simón hizo la parte más difícil, que era traerte, así que yo me encargo del resto. - dijo decidida.
Suspiro y me incorporo. Luna me tomaba de las manos. Con su ayuda y Simón tras mío, logro dar un par de vueltas a la pista. Me suelto de mi hermana y logro movilizarme; termino agarrada a la baranda.
- ¡Carmín, eso estuvo genial! - dice Luna.
Sonrío.
- Me duelen las piernas.
- Es normal Cari, pero si lo piensas, ya aprendiste a patinar. - dice Simón satisfecho.
- ¿Te enseño a... - comienza ella cuando una voz le interrumpe.
- Chicos, porfavor despejen la pista, tenemos entrenamiento. - una mujer de la edad de Mamá con pelo negro ingresa.
- Ella es Juliana, mi entrenadora. - resume Luna. - Tengo que irme Car.
- Dale Lu, suerte. Estaré aquí mirándote. - me quito los patines y me coloco mis zapatillas. Subo en la pequeña gradería hasta quedar en el centro y me coloco los audífonos mientras veo a todo el grupo de mi hermana patinar.
Estaba distraída mirando a Luna que no me di cuenta que Manuel se había sentado a mi costado junto con Bia, Chiara y Celeste.
- Cari.
- Manu! - me sobresalto. - Hola chicas.
- Hola Car, que tal?
- Bien Less. ¿Fueron a tomar algo?
- Nop, es que me estaban esperando. - dice Chiara nerviosa.
- ¿Te nos sumas? - me pregunta Bia.
- Dale.- nos levantamos y salimos de la pista.
Nos dirigimos a la barra donde estaba hace un rato y nos sentamos.
- Pedro, ¿cierto? - asiente; era el chico de pelo negro. - Puedes traernos dos jugos de fresa, uno de durazno y dos de naranja?
- Perfecto, ya los preparo. ¿Sos Carmín, cierto? - asiento. - Dale, ya te llamo.
Le agradezco y vuelvo con mis amigos.
- Ya pedí los jugos, esperemos. - digo y guardo mi celular.
- ¿Less, subimos a cantar? - la rubia mira hacia el escenario. Había una guitarra y unos micrófonos.
- ¿Podemos? - Less mira a Chiara.
- Espérenme. - me levanto y me dirijo hacia Pedro. - Pedro, una pregunta. ¿Podemos subir a cantar?
- Si claro, Carmín.
- Gracias.
Les hice una seña con la mano a las chicas y subimos los 5 al escenario. Chiara toma la guitarra y Celeste toma uno de los micros, y comenzaron a cantar uno de sus temas. "Tengo una canción".
Bia, Manu y yo mirábamos admirados a ambas. Tenían tan linda voz... Cuando acabaron todos estaban aplaudiendo.
- Gracias. - ambas sonrieron. Chiara dejó la guitarra apoyada en la silla.
- ¡Chicas, les salió genial! - digo sonriendo.
- Gracias. - dice Less abrazando a Chiara.
- ¿Cantamos algo? - Bia mira a Manuel.
- No hay piano. - el español se encoje de hombros, Bia me mira.
- ¿Cantas conmigo Carmín?
- Dale. - las dos nos paramos y nos dirigimos hacia los micrófonos.
Bia busca una melodía en su teléfono, la conectamos al parlante y la pista comienza a sonar.
Comenzamos a cantar "Tu color para pintar", y al final Chiara y Celeste se nos sumaron; yo cantaba con Chiara mientras Bia compartía micro con Celeste. Manu nos grababa desde su celular. Sin darnos cuenta habían varias personas sentadas mirándonos, y a los minutos el grupo de la pista llegó hacia la cafetería. Todos aplaudieron, eufóricos.
- ¡Cantaron genial! - dice Pedro, dejando en la mesa los jugos.
- Gracias. - sonríe Bia.
- ¡Car, eso fue genial! - Luna me abraza. - Tienes una gran voz.
- La tiene pero no le gusta cantar en público. - dice Chiara mirándome cruzada de brazos.
- Chicas, ¿y si se anotan en el próximo Open Music? - Un chico rubio nos entrega un volante.
- ¿Es cuando se juntan para cantar, cierto? - recuerdo, Luna había participado muchas veces.
- Si, y si no te gusta cantar sola, te anotas en grupo. - me dice Simi Simi.
Vimos que la lista tenía algunas parejas inscritas.
- ¿Hay teclado? - fue lo primero que preguntó Manuel.
- Si, solo que ahora está guardado. - confirma Simón
Bia le pasa un lapicero a Manuel y este se anota en pareja junto a ella. Chiara y celeste se miraron y se anotaron conmigo. Le devolvimos la lista al rubio - creo que se llamaba Nico - y nos fuimos.
Luna estaba en la pista, seguía intentando distintos saltos. Juliana estaba supervisando que mi hermana no se matara.
- Bien Luna, solo mantén la espalda derecha. - ella asiente.
- ¡Carmín! ¡Ven!
- Dime Lu.
- ¡Entra!
- Luna, ya me hiciste patinar, que más quieres.
- Mira, quiero que aprendas otras cosas, y si no me tienes fé acá está Juliana que ella si sabe de esto.
- ¿Carmín, cierto? - asiento. - Anímate, patinar te va a distraer un rato.
- Bueno. - dije, aún insegura.
Fui a pedir los patines y volví a la pista tras unos minutos. Luna me ayuda a entrar a la pista y dimos un par de vueltas juntas. Juliana me enseña como girar para cambiar la dirección, y de a pocos me fui soltando.
- Para ser la primera vez que te pones los patines lo haces muy bien Carmín. ¿No vienes seguido acá, no?
- No, usualmente a esta hora estoy ocupada, pero mamá me dijo que venga con Luna.
- ¿Son hermanas? - me mira y voltea a mirar a la castaña. - Son bastante parecidas, en realidad.
Sonrío.
- ¿Puedo venir la próxima semana para que me enseñes algo más?
- Claro, usualmente me encuentras en las tardes, pero sé que Luna está desde que se despierta hasta que se duerme.
- Y literal. Hace unas semanas rompió un jarrón de la sala. - reí. Me suena el celular. - un ratito.
Salgo de la pista y contesto. - ¿Mamá?
- Cariño, Rey les está esperando afuera.
- Dale, saco a Luna y voy.
Corto la llamada para buscar a mi hermana pero terminé chocando con alguien.
- Perdón, perdón. - me levanto con torpeza. Cuando levanté la mirada, estaba a centímetros de su rostro.
- No tienes que disculparte Carmín.
- ¿Qué haces acá Alex? - me separo con rapidez.
- Hablé con Manuel, necesito hablar contigo. - intenta acercarse.
- No hay nada que hablar. ¿Por qué no vuelves a Laix? Seguro Mara te está buscando. - digo cruzada de brazos. Le suena el celular. Dios, parece que cada vez que la mencionaba ella aparecía. - Ándale, vete con tu novia Alex, deja de jugar conmigo.
Aunque intenta bloquearme el paso me escabullo y me dirijo a los lockers. Suspiro, y vi a cierto italiano parado en la puerta.
- ¿Qué tal tu primer día en la pista Cari?
- ¿Insinuas que volveré? - río mientras me saco los patines. - Mateo, no entiendo como patinas, si yo casi me mato.
- Simón me contó que casi le clavas las uñas. - dice riendo.
- Mis uñas son demasiado valiosas mi ciela. - digo poniéndome las zapatillas. Mateo deja los patines en el estante mientras yo suelto mi cabello.
- ¿Luna sigue en la pista? - él asiente. - Ya nos vamos fresa, ¿nos acompañas?
- Luna me dijo que tenía pijamada con Nina, estaría de extra.
- Nah, vente conmigo, así caminamos por los jardines un rato.
- Supongo que entonces está bien.
- Espérame en la entrada en 5 minutos. - él asiente y fui a buscar a Nina.
Juntas fuimos a arrastrar a Luna fuera de la pista. En 5 minutos, estamos en la entrada del roller junto a Mateo. Los 4 entramos al carro y llegamos a la mansión. Al entrar, no estaba ni papá ni mamá en la sala, tampoco el abuelo. Nina y Luna fueron al cuarto de mi hermana mientras Mateo me acompañó hacia los jardines.
- Carmín, - voltee a mirarlo. - un chico llamado Alex, hoy en el Roller, me preguntó por ti. ¿Lo conoces?
- Si. Si lo conozco, iba al fundom, pero dejó de ir por hacerse "influencer" en Laix.
- ¿Es él el que llama "megagente" a sus seguidores? - asiento. - ¿Estuviste con él?
- Mira, tú en parte me conoces, y sabes lo que me llevó salir de Laix, pero Alex como persona no es una de las más recomendables.
- Mira Cari, sin meterme mucho en el tema, tu sabes que si es amor - hace comillas con sus dedos - no funcionará. Pero que si es amor verdadero, y si él realmente está enamorado de tí, buscará y hará lo imposible para estar contigo.
- Si claro, creo que no se atrevería a subir por la reja. - digo riendo. Él se cruza de brazos.
- No es mi culpa que tu adorada hermana sea tan terca.
- Como sea, Alex jugó conmigo, y desde que está con Mara es una persona totalmente diferente. Quiero aferrarme a cualquier esperanza que esto suceda, - bajo la mirada. - pero cada vez que lo pienso me es aún más inalcanzable.
Sentí gotitas caer por mis hombros. Levanto la mirada, el cielo estaba gris, iba a empezar a llover. Mateo toma mi mano.
- Cari, eres como una hermana para mi...
- Soy tu cuñada. - río.
- Me refiero a que te quiero muchísimo. Confía en lo que te digo, Carminura, el amor siempre busca una manera.
- Gracias fresa.
- No hay de que Cari. Vayamos adentro, está comenzando a llover con más fuerza.
Ambos corrimos hacia la mansión. Tras unos minutos, comenzaron a sonar truenos. Le paso una toalla a Mateo y otra la tomo yo, y comienzo a secarme.
- Parece que no te irás en un buen rato. - río.
- Laguardia, tenías todo calculado. - dice él.
- No realmente, pero siempre las cosas juegan a mi favor. - Me dirijo a la alacena, buscando aquella barra de empaque rojo. - ¿Quieres chocolate?
- Por favor. - se sienta en la mesa a revisar algo en su celular.
Yo me encargo de preparar el chocolate. Tras unos minutos, lo dejo enfriar un poco y lo sirvo en 4 tazas. Mateo toma una, yo dejo una en la mesa y llevo las otras dos al cuarto de Luna. Mateo toca por mi, Luna nos abre.
- ¡Chocolate! - chilla como una niña pequeña.
Reímos.
- Gracias Car. - me dice Nina.
- No hay de que, disfrútenlo. - digo, y volvimos a la cocina.
A Mateo le suena el celular. Se levanta para contestar, y vuelve tras unos segundos.
- Cari, mi padre está afuera, no tengo idea como llegó, pero tengo que irme.
- Nah, no te preocupes. Más bien gracias por venir. - nos abrazamos y él se va.
Me llevo la taza con chocolate hacia mi cuarto, me quito las zapatillas y me siento en el puff de color lila al costado de la ventana. Veo la lluvia caer con fuerza, y no podía evitar sobresaltarme al escuchar los truenos. El dulce olor del chocolate me relaja, pero mi mente no podía evitar asustarse. Vi un auto entrar por el portón, seguro eran mamá y papá con el abuelo.
Ya tranquila, me cambio al pijama y - aunque fuera bastante temprano - me recuesto. El frío del exterior me llamaba a un sueño profundo, y no me quise oponer a eso.