Chapter 4 - 3

Fuego.

Me remuevo en la cama, solo veo humo a mi alrededor. Escucho que gritan mi nombre, y mi vista cambia.

Me siento de golpe en la cama, respirando algo alarmada. A medida que me calmo, noto que sigo en mi cuarto, todo ha sido un sueño. Bostezo, me sobo los ojos y tomo mi celular. Casi me da algo al ver la hora. Eran casi las 11.

Ya debía de estar en el gimnasio.

Como puedo me pongo las pantuflas y bajo corriendo a la cocina. Mamá estaba frente a la estufa.

- Buenos días amor.

- Mamá, ¿sabes que hora es?

- Son las 10:50 am. Se nota que tenias sueño.

- Mamá, ya debía de estar en el gimnasio.

- No Carmín. - le miro confundida. - Tamara ha ido hoy con Chiara a ver su malla, entonces no hay nadie. Nos avisaron hoy temprano, por eso no quise despertarte.

Suspiro.

- Gracias mamá.

- ¿Tienes hambre? - asiento.

Tomo un vaso de la alacena y me sirvo algo de agua. Bebo un poco, y bostezo.

- Anda cámbiate hija. - asiento.

Me volteo con el vaso en mano y me dirijo hacia las escaleras. Apenas paso el umbral de la puerta cierro los ojos un momento.

- ¡Carmín! - el chillido de Luna me asusta, haciendo que suelte el vaso y que termine roto en el piso.

Papá y el abuelo se asoman por la entrada.

- Me asustas. - musito.

- ¿Me acompañas hoy al roller? - mamá se aproxima.

- Carmín, sube a cambiarte, yo limpio esta vez. - ignoro a Luna, asiento ante lo que ella dice y subo las escaleras.

Mi hermana murmura algo como disculpa y sale, mientras que subo las escaleras para cambiarme. Me pongo unos jeans anchos, una remera blanca y unas zapatillas blancas bajas. Suelto mi cabello y en una mochila coloco un cuaderno, mi cartuchera, el libro de matemática, los lentes, mis audífonos y el cargador del celular, junto con este.

Tiendo mi cama, y me siento sobre esta unos segundos, tiempo suficiente para ver la pequeña foto en el marco de la mesa de noche. Ambar me abrazaba y yo reía, y Luna era la que tomó la foto. Suspiro, la extraño bastante. Necesito a alguien con quien hablar de chicos y quien me de consejos.

Me levanto y me acerco al tocador, y prendo la tablet. Coloco el pulgar en el botón de inicio, esta se desbloquea y abro FaceTime. Marco "Ambi" y dejo que suene, aferrándome a la esperanza que conteste. Seis, siete tonos y se pone la pantalla en negro.

"Tu contacto no está conectado". En lugar de darle volver a llamar, cierro la aplicación y apago la tablet.

Tomo la mochila y bajo, Luna esta en la cocina, tomando algo de agua.

- ¿Vamos Car? - me mira esperanzada.

- Dale Lu, pero no voy a patinar esta vez, tengo que estudiar para el parcial de mate. - ella suspira y asiente.

Nos despedimos de mamá y salimos de la casa.

Caminamos y conversamos de cosas del colegio, Lu me cuenta emocionada de la sorpresa que le tiene Mateo para su aniversario y yo sonrío, amo verla feliz.

- Vaya, se supone que la que debería tener novio primero soy yo, ¿no lo crees?

- Estoy de acuerdo contigo Car. Hey, - le miro. - el otro dia en el roller un chico se acercó a Mateo y estaba buscándote. Creo que se llama Alan... Andy...

- Alex.

- Sí, eso. - ruedo los ojos. - ¿Qué tienes con el Cari?

- Nada Lu.

- "Nidi Li" - me remeda. - Carmín, para que un chico pregunte por tí es que te conoce. No es porque mágicamente le dio por pensar en un nombre. - se para en frente mío.

- Luna, son cosas que ya pasaron y aún duelen. - suspiro. - ¿Ya te vas a mover?

Intento avanzar, pero ella me bloquea el paso.

- No. Carmiiin - dice como un puchero. - tienes que dejar de cerrarte ante el mundo.

Me cruzo de brazos.

- Si no te mueves ahora mismo vas a llegar tarde a tu entrenamiento.

Ella abre los ojos como platos y sale corriendo delante mío.

- ¡Con cuidado! - grito. Río, amo lo loca que es mi hermana.

Tarareo una parte de Karma mientras pienso como puede seguir la segunda parte del coro. Llego unos minutos después al Roller, entro y escucho voces en la pista. Seguro ya están entrenando con Juliana.

Me acerco hacia los asientos del lado contrario de la barra, donde siempre veía a Nina y dejo mi mochila a mi costado. Saco el libro de mate y un cuaderno, junto con unos lapiceros y me dispongo a avanzar los ejercicios.

No sé cuando tiempo ha pasado, pero ya voy como 5 hojas del cuaderno y una pagina y media del libro. Me falta solo la 3 y la 4, pero aunque aplico la fórmula no entiendo la respuesta.

Gruño, cierro el libro y suspiro. Levanto la mirada y me sobresalto a ver a Manuel.

- Hola.

- Me asustaste. - me cruzo de brazos.

- ¿Qué haces tan temprano acá? Pensé que irías al Fundom.

- Bueno, Lu tiene entrenamiento, así que vine con ella y aprovecho en estudiar. En el fundom hay más bulla.

- ¿Acabaste? - señala el libro del colegio. Niego.

- Me falta la 3 y la 4.

Toma mi libro, lee los problemas y plantea la ecuación en tan solo segundos. Le miro sorprendida.

- Que genio eres Manolote.

- Hey! No me digas así, hieres mi sentimientos. - se hace el indignado.

- Perdón, perdón.

- Estaba bien como lo planteaste, pero acá es menos y acá se multiplica. - dice señalando partes de mi ecuación errónea.

- Tiene sentido.

- Todo lo que hago tiene sentido mi ciela.

- ¿Y tu dignidad? Espera, ya la veo en el cielo, junto con tu autoestima. - finjo que miro para arriba, él se cruza de brazos.

- Que mala eres Cari.

- Te debo una. - sonrío y cierro el libro, pero Manuel lo toma primero. - Manuel devuélveme mi libro.

- ¿Así me agradeces? - intento agarrarlo, pero él se levanta.

- Manuuuuu.

- Dime cariño.

- ¿Me vas a dar mi libro?

- Atrápame si puedes. -veo esa chispa de diversión en sus ojos, y echa a correr.

Dejo mi mochila y me levanto para perseguirlo. Por suerte no hay mucha gente, así que no nos chocamos con muchas personas. Él se dirige a la pista, voy tras él pero piso y sin darme cuenta termino en el piso.

- ¿Carmín? - Manuel voltea preocupado.

Cierro los ojos y me incorporo torpemente. Mierda, ese golpe me dolió. Llevo mi mano hacia mi cabeza, por la nuca, y siento algo de dolor.

- Pisé algo... - murmuro mientras él me ayuda a levantarme.

Parpadeo con rapidez, mi vista deja de nublarse y veo una tabla negra en el suelo.

Un maldito skateboard. Y la única persona que conozco que tiene una es...

- ¡Alex! - llama Manuel.

El castaño aparece saliendo de los baños.

- ¿Qué pasó? - me mira preocupado por el gesto de dolor de mi rostro. - Carmín, ¿estás bien?

- Me tropecé con tu cosa. - digo. - ¿Podrías tener más cuidado?

- Perdón, no era mi intención, no pensé que nadie pasaría...

- Pensaste mal. - Manu le mira mal. Cierro los ojos y pasa su brazo por mi espalda, tomándome por la cintura. - Hey..

- Duele. - murmuro.

Juliana entra, seguida de su equipo - todos en patines, vale recalcar - y me mira.

- Escuchamos algo, ¿todo bien?

- Alex - señala a su primo. - dejó su skate en el suelo, se fue al baño y Carmín se golpeó la cabeza.

- No fue mi intención. - se excusa con rapidez este al ver la mirada asesina de Luna.

- Dejen de echarse culpas. - dice Juliana. - Mateo, ve con Carmín y Manuel al backstage para que se ponga algo de hielo, ¿si? - el novio de mi hermana asiente. - El resto, a la pista.

Luna me mira aún preocupada pero Delfi la jala hacia la pista de vuelta. El italiano nos lleva al pequeño camarín al costado del escenario, sale y vuelve con un poco de hielo y un vaso con agua.

Sostengo la pequeña bolsa con hielo contra mi cabeza y siento como baja con rapidez el dolor.

Manu finalmente me devuelve el libro y le doy un codazo.

Tras unos minutos, me siento mejor. Tomo el agua y ambos salimos del camarín, dejando la pequeña compresa helada y el vaso con Pedro. Vuelvo por mi mochila y tomo mi celular. Suspiro al ver que hay muchas llamadas perdidas de mamá.

- Esto se va a poner mal. - le digo a Manu mostrándole el teléfono.

- Mira, esto es simple. Hay 3 niveles de miedo. El tercero es el de "Había tarea?", el segundo es cuando eres impostor y están a punto de expulsarte, pero el primer puesto lo ganan las llamadas perdidas por nuestros padres. - Asiento.

- Tienes toda la razón. Ve con Luna, ahora llamo a mi mamá. - él asiente.

Manu va a ver a Luna mientras yo llamo a mamá. Le digo que todo está bien, que Lu ya está entrenando y que volvíamos más tarde. Corto la llamada y voy por mi mochila. Me dirijo a la pista y me siento al costado de Manu, quien mira interesado el ensayo del equipo del roller.

- Son geniales. - dice él.

- Saben patinar. - me encojo de hombros.

- ¿Hablaste con tu mamá? - asiento. - ¿Qué te dijo?

- Que no volvamos tarde.

- ¿Le dijiste que te caíste? - niego. - Carmín.

- Vamos Manu, no va a pasar nada. Me caí y ya.

- Me caí y ya. - me remeda. - Carmín, aunque parece insignificante tiene que saberlo. ¿Recuerdas cuando Mateo se cayó de la reja?

- Manuel, se cayó desde casi 2 metros de alto. Yo apenas de altura. - niego. - ¿patinamos?

- ¿Segura? - asiento. - Dale, vamos.

Lo llevo con Nico y Pedro, y nos dan los patines. Manuel se mueve con bastante facilidad para ser su primera vez, y llegamos a la pista. Juliana nos mira, se separa del grupo y se nos acerca.

- ¿Estás bien Carmín? - asiento.

- Si, no te preocupes.

- ¿Van a patinar?

- Eso intenta. - Manuel me señala. - Entre nos sabemos que ella se va a caer.

Le doy un codazo y reímos.

- Bueno, entonces me quedaré a verlos, a ver si no se matan. - Manu se asusta. Yo río. Ella voltea hacia su equipo. - Vamos chicos, desde arriba. Uno, dos, tres...

Juliana prende la música y nosotros miramos como ellos realizan la coreografía.

Aparentemente fácil, pero sé que si lo intento me iría al piso. Están todos atrás y avanzan, cada uno con algún giro. Van Luna, Simón y Mateo. Yam y Ramiro, Delfi y Jazmín. Pasan Nina y Jim, pero esta se cae y no se levanta.

- ¡Jim! - Los chicos se acercan y Juliana se aproxima preocupada.

Manuel y yo nos miramos nerviosos. Veo que se toma el tobillo y que llora cuando Juliana se aproxima con un spray frío. Simón y Ramiro le ayudan a salir, mientras nos dice a Manuel y a mi que nos quedemos con los chicos.

Nos miramos por unos segundos, se siente incómodo.

- Espero que se ponga bien. - Mateo abraza a Luna. - No podemos ser menos en el equipo.

- No te preocupes, seguro no pasa nada.

- ¡Mateo eso no es nada! - mi hermana se siente impotente, me sé de memoria sus reacciones.

Me mira preocupado, yo le digo que le deje y ella sale de la pista.

- ¿Van a patinar? - Delfi se acerca.

- Ahora me estoy desanimando. - dice Manuel.

- Vengan, al menos un rato. - nos anima Nina.

Mateo me ayuda a entrar a la pista y Manuel se aferra a mi. Se cae a los segundos, y yo me río. Él me jala y me caigo con él, todos terminan riéndose. Nos levantamos y doy un par de vueltas a la pista, y Manuel se aferra a la baranda.

- ¡Oi! - levantamos la mirada y vemos a Bia, Chiara y Celeste apoyadas en la baranda de la pista.

- ¡Chicas! - me dirijo hacia ellas.

- Patinadora profesional. - dice Celeste mirándome.

- Aprendo rápido. - me defiendo.

- ¡Ayudenme! - reclama Manuel, Bia solo lo graba.

- Te amo Bi.

- No más que yo Car.

Mateo ríe, niega y se acerca hacia Manuel para ayudarle a salir. Él se sienta y nos mira mal.

- Son unas muy malas personas.

- Me siento ofendida Manu. - dice Bia indignada.

- Se supone que tu eres mi novia, no cómplice de tu malvada amiga.

- ¿Perdón? - río. - Ya párale Manu.

- Sois malas. - niega y se quita los patines.

- No más que tu. - le saco la lengua y él ríe.

- ¿No se suman a patinar? - Nos pregunta Delfi.

- No gracias. - responde Chiara.

- Esperen, son casi las 2. ¿No deberían estar ensayando? - Bia nos mira confundidos.

- Jim se cayó, y Juliana fue con Simón y Ramiro a llevarla al médico. - Responde Yam.

- ¿Y Luna? - Chiara voltea a mirarme.

- Se siente impotente. Se fue de la pista desde hace ya un rato, hablaré con ella cuando llegue a casa.

Manuel y yo nos quitamos los patines y vamos con las chicas a comer algo mientras que el resto se queda en la pista. No veo a Lu, y me preocupa.

- Hola chicos, ¿Van a tomar algo? - Pedro se nos acerca.

- Si, tráenos unos dos jugos de fresa y tres de naranja. - él asiente.

- Pedro, - él se voltea, - ¿has visto a Luna?

- Salió, pero estoy segura que volverá pronto. - asiento.

Nos quedamos conversando un rato hasta que veo a una castaña ingresar a la cafetería del roller. Me levanto inmediatamente y me acerco.

- Hey, ¿estás mejor?

- Si Car, no te preocupes.

- ¿Quieres que vayamos a casa? - ella asiente. Tomo su mano. - ¿Segura que estás bien? Mateo está preocupado por ti.

- Todo bien. - dice y asiento.

Me acerco a la mesa y tomo mi mochila.

- ¿Ya te vas? - Chiara me mira. Asiento.

- Si, Lu ya volvió, y creo que necesito hablar con ella. - ellos asienten. - Los veo mañana.

Se despiden de mí y salgo con mi hermana del roller. Ella mira sus manos, la noto triste. No sé como llego a entenderla de este modo, pero me es muy transparente.

- ¿Lu?

- ¿mmh?

- ¿Helado? - levanta la mirada automáticamente. Dios, se ve tan linda. - ¿Que dices?

- ¿Tienes dinero?

- Digamos que algo quedó de la cartera de mamá. - ella ríe.

Nos dirigimos a la heladería que está cerca del parque. Es un carrito como sanguchero, de color celeste, rosa y amarillo. Lu se aproxima y pide dos helados de dulce de leche con fudge de chocolate, y le alcanzo el billete para que pague. Me da el vuelto y tras unos minutos nos llaman y nos entregan los dos pequeños vasitos con helado.

Agradecemos y nos sentamos en una banca cerca.

- ¿Estás bien?

- Cari, ¿sabes que esa pregunta solo existe para joderte el dia? Es como la tercera vez que tú me lo dices.

- Bueno, entonces, ¿Cómo estás?

- Tengo miedo. - baja la mirada. - Vamos Carmín, vimos como Jim se pudo haber lesionado el tobillo, y sin ella en el equipo no podemos hacer nada.

- Lu, todo tiene solución, ella estará bien.

- ¿Y si es que no? No todo siempre sale bien. - come un poco de su helado.

Como un poco del mío mientras pienso que decirle. Sé perfectamente que ahora se siente vulnerable, como si todo lo que ella está construyendo a su alrededor desaparece.

Mentiría si no me he sentido alguna vez como ella. Vamos, todos son inseguros, y hay momentos en donde tocas fondo y no quieres levantarte.

- Siempre vuelve a salir el Sol Lu. - ella voltea a mirarme. - Vamos, pueden pasar mil cosas, pero pasarán. Pasarán.

- ¿Y si no lo hacen?

- Si lo harán. ¿Recuerdas? - señalo su medallita. - Siempre hay algo que nos guía a través de todo esto, siempre vuelve a salir el sol.

Ella sonríe. Le imito, y me abraza.

- Gracias Car.

- No hay de que. Soy tu hermana, siempre voy a estar para tí. - se apoya en mi hombro.

- ¿Y tú cómo estás?

- ¿Yo?

- Si, tú, no el fantasma.

- Bien. - suspiro. - un poco estresada por la gimnasia, pero de ahi nada más.

- Lo haces genial Cari, seguro no tienes porque preocuparte.

- Eso espero. - no digo nada más mientras acabamos los helados.

Desde donde estamos vemos el atardecer. Los últimos rayos del sol se ven y terminan a pocos metros de donde estamos sentadas. Nos levantamos, botamos los helados y nos encaminamos a casa.

Al llegar, entramos y me extraña no ver al abuelo ni a papá.

- ¿Mamá?

- En la cocina cariño. - responde.

Nos acercamos hacia allí.

- Holiii.

- ¿Qué tal su día?

- Bien. - respondemos al mismo tiempo.

- ¿Nada que contar? - mamá nos mira sorprendida por estar tan calladas. - ¿Lu? ¿qué tal tu entrenamiento?

- Bien, bueno, en parte. Jim se cayó, y no sabemos nada aún. Carmín se tropezó con el skate de Alex y se golpeó la cabeza por culpa de Manuel...

Le lanzo una mirada asesina.

- ¿Carmín? - su mirada exige una explicación.

- Me tropecé, no pasó nada más. - respondo. - ¿Y papá?

- Está con el señor Alfredo en el almacén, están "limpiando" - hace comillas con sus dedos. - Creo que se fueron a buscar los palos de golf y se han perdido.

- Voy. - me levanto con rapidez.

- Hablaremos después. - asiento y me dirijo al almacén, seguida de Luna.

Entre las dos vemos que las puertas están abiertas y entramos.

- ¿Papá? - llamo.

- Aquí chicas. - responde.

Nos acercamos hacia donde están. Aparentemente lograron limpiar uno de los sillones y están descansando.

- ¿Qué hacen acá?

- Buscábamos unas cosas. - responde el abuelo.

- ¿Qué tal su día chicas?

- Bien. - respondo antes que Luna.

- ¿Han encontrado algo interesante?

- Hay muchas cosas de su madre acá, si gustan dar un vistazo. - dice el abuelo.

Lu y yo nos miramos y nos vamos por distintos lados. Ella mira algunos cuadros cubiertos de polvo, mientras que yo me acerco a unos sobres amarillos sobre una pequeña mesa. Volteo y sin darme cuenta tiro lo que parece ser un portafolio color marrón cubierto de polvo.

Me agacho y lo levanto. Lo abro y encuentro varias fotos, algunas a color y otras en blanco y negro.

- Mira. - llamo a Luna y se me acerca, tomando la foto que sostenía entre los dedos.

- ¿Es mamá? - se la lleva al abuelo.

En la foto se ven cuatro personas; tres mujeres y un hombre.

- ¿Ese es usted señor Alfredo? - pregunta papá.

- No, es Bernie. Bernie con Luz, una amiga de su madre, Sharon, y Lili. - señala respectivamente a las mujeres.

- Se ven muy elegantes.

- Si mal no recuerdo era para el cumpleaños de Sharon.

Entre las dos nos miramos.

- ¿Y esta abuelo? - saco otra y se la entrego.

- Esa es de sus padres, después de la boda.

- ¿Porque la otra está en blanco y negro y esta a color?

- Digamos que nos gustaba mantener un cierto toque de elegancia en las fotos.

- Pero quitándoles el color no es una opción, abuelo. - me cruzo de brazos.

- Lo sé cariño, pero es un lindo recuerdo. - responde.

- ¿Esta? - le entrego otra.

- Es una familiar. Fue después de la boda, cuando hicimos una reunión grupal. Ahí estan las amigas de tu madre, y supongo que ya la reconocieron.

- Mamá estaba hermosa aquel día... - digo.

Papá se levanta y nos abraza a ambas.

- Las amo tanto chicas.

- Nosotras a ti papá.

- Ahora yo tengo hambre. - dice el abuelo y reímos.

- ¿Puedo llevarme las fotos a mi cuarto?

- claro cariño.

Guardo todo dentro del portafolio y salimos del almacén. Lu va con papá y el abuelo a la cocina, y yo me dirijo a mi cuarto. Me siento en la cama y prendo la tablet, marcando de nuevo el primer contacto.

Primer, segundo, tercer tono.

- ...merci, merci pour tout. - dice.

Mira a la cámara y no puedo evitar sonreir.

- Es más de media noche, ¿qué haces despierta?

- La pregunta correcta es, ¿porqué no estaría despierta?

- Ámbar...

- Carmín...

- Pará - reímos las dos.

- Contame, ¿cómo vas?

- Estoy cansada de todo. - digo.

- Que novedad. - dice sarcástica y ríe. - A ver linda, tu cara dice otra cosa.

- Que no.

- Que sí Carmín. ¿Me vas a contar?

- A eso venía. Pero primero, ¿cómo estás?

- Agotada cariño.

- Vamos, tienen a la mejor modista y modelo trabajando para ellos, ¿tanto te explotan?

Ella ríe.

- Vamos, ¿me vas a contar?

- se llama Alex.

- Wow. Que nombre tan... interesante.

- Literal.

- ¿Y?

- ¿Cómo que "Y"?

- ¿Es el mismo Alex que estaba con vos en Laix? - asiento. - Uy.

- Jugó conmigo, y hoy casi hizo que me matara.

- No hablas enserio.

- Hablo enserio.

- Tenes que hablar con él.

- ¿Enserio?

- Si lindura. - Ámbar mira hacia otro lado. - no podes quedarte callada. ¿Cómo crees que la pasaba bien con Simón?

Tarda unos segundos para darse cuenta que mencionó su nombre.

- Él te extraña mucho, como nosotros.

- Bueno, pero no hablamos de mi esta vez. Ahora vos, mañana irás a la escuela y hablarás con él.

- ¿Tu crees?

- No lo creo, lo sé.

- Seguiré tu consejo entonces Ambi.

- Siempre Carmín. - veo que cierra los ojos.

- ¿Te sientes bien?

- Me duele un poco la cabeza, nada más.

- Anda a tomar algo y a dormir, ¿si? Que si mamá se entera te trae de vuelta en menos de cinco minutos.

- Mándales mis saludos, les extraño tanto.

- Te adoro Ámbar, gracias.

- Te amo Carii, descansa. - sonríe y corta la llamada.

Apago la tablet y suspiro. Tener a Ambi lejos me hace sentir que de verdad la extraño. Tocan la puerta y volteo.

- ¿Si?

- Carmín, ven a comer. Mamá te está llamando.

- Voy Lu.

Bajo y ya no veo a mi hermana, supongo que ya se fue corriendo. Llego a la cocina y veo a mamá sirviendo la cena.

- Carmín, ¿puedes llevar los platos a la mesa?

- Claro mamá.

Tomo dos y los llevo al comedor. Vuelvo por los otros dos y cuando regreso veo ya a papá y al abuelo sentados.

- Que rico se ve esto Mónica.

- Lo estará más si lo prueba. - el abuelo ríe.

- Mamá, ¿Y Luna?

- Dijo que tenía que estudiar, que comía más tarde.

- Bueno. - me siento y devoro lo que mamá preparó en tan solo minutos.

- ¿Encontraron lo que buscaban? - pregunta mamá mirando al abuelo y a papá.

- Sí, pero también las chicas encontraron algo.

- ¿Así?

- Sí mamá. Encontramos fotos de Lili y Bernie antiguas. Algunas en blanco y negro y otras a color.

- Me alegro mucho Carmín. - sonríe.

Tras unos minutos, papá y mamá recogen los platos y yo me acerco para ayudar a mamá a lavar.

- Carmín.

- ¿Si, mamá? - estaba de espaldas a ella, lavando.

- ¿Cómo te caíste?

- Manuel me quitó el libro de mate y yo lo perseguí hasta que me lo devolviera, pero había un skate en medio del camino como ya te dijo Luna. Juliana salió y me dijo que me ponga algo de hielo para bajar el dolor, y no pasó nada más.

- ¿Y ese morado en tu brazo? - bajo la mirada hacia mi brazo y veo una pequeña manchita morada en mi piel.

- Supongo que fue cuando me caí. - termino de lavar y cierro la llave.

- Ten cuidado siempre cariño, ¿si? - mamá me toma de las manos.

- Sí, no te preocupes.

- ¿Hablaste con Ámbar? - asiento. - ¿Cómo está?

- Bien, estresada con el trabajo. Dice que nos extraña.

- Y nosotros demasiado a ella. Me es extraño no tenerla en la casa, más aún durante su tiempo de rebeldía.

Río. Miro el reloj en la pared que marca las ocho y quince.

- Mamá, ¿esta semana iremos a ver mi malla cierto?

- Sí, mas bien preguntale a Tamara cuando será, aprovechando que mañana tienes entrenamiento. - asiento. - Carmín, creo que ya deberías irte a dormir.

- Ya es tarde. - menciono.

Le abrazo y besa mi frente.

- Buenas noches mamá. Me despides de papá.

- Está bien hija, que descanses, te amo.

- Yo a ti.

Salgo de la cocina y subo las escaleras. Llego al cuarto, me coloco el pijama y cepillo mi cabello. Me lo trenzo mientras escucho algo de música y alisto mi uniforme para mañana, y unos minutos después estoy recostada en la cama.

- Buenas noches Ambi.