Quizá una noche decida unirme a tus labios, a tus deseos, a la idílica invitación a algún lugar secreto en tu memoria. Tal vez tome la desfachatez de sonreírte todas las noches, de susurrarte las aventuras venideras que avivaran la sensación de ebriedad, una que seguramente hallaré con frecuencia al extraviarme en el laberinto de tus caricias.
Que sea la delirante manera de moverte en fachas bochornosas, culpable de que la tensión entre nosotros se vuelva casi palpable. Perdonarás la artería de mis palabras en este intento de hacerte saber que en una noche de iluminación: Me percaté que poseo el don de enamorarte con amenas palabras escritas en un papel, y decidí arriesgarme para decirte que eres más de lo que esperaba.
Quizá una noche en la que tu sonrisa no aproveche para hacerme desaparecer bajo tus poros, pueda recitarte la infinita historia en la que tú y yo coincidimos en todos los finales.