Sin pensarlo siquiera había pasado toda una vida andando al lado de la única razón para admirar la vida.
No puedo simplemente decir que un día me detuve a verte y noté que lo más difícil de ese entonces fue comprender lo inalcanzable de aquel tesoro.
No puedo simplemente decir que ignoré aquellas ocasiones donde te tuve al descubierto, un tesoro sin dueño puesto frente a mí, sonriendo y tomando mi mano como si nada importara.
Sin pensarlo siquiera había pasado toda una vida andando, dormitando en tus ideas, en tus sonrisas, en tu mirada que apelaba al ser más renuente que habitaba en mí.
Quisiera pensar que todo fue obra del azar, porque ahora inerme y sin derecho a refutar lo que ahora es un hecho puedo ver todo aquel trágico desenlace.
Fue solo un instante cuando tus ojos ya no veían los míos y simplemente marchaste. Sin siquiera pensarlo había transcurrido toda una vida, desidioso de aquel tesoro que tanto anhelaba.