Chereads / La odalisca / Chapter 27 - CAPÍTULO XVIII: Continuación

Chapter 27 - CAPÍTULO XVIII: Continuación

La pobre y temblorosa Ayira, hace un esfuerzo enorme por parecer tranquila. Con unas palabras que quieren ser frívolas, le pregunta:

—¿Ahora sí te retiras?

—¿Qué otra cosa queda más qué para un amigo? En cambio si aceptas ser mi esposa...

Ayira se pone roja por la atrevida y escandalosa insinuación del descarado emir y él la contempla; está encantadora. Con el cabello oscuro suelto y los ojos más verdes que nunca, donde hoy hay una lucecita nueva, es una belleza. Nunca podrá cansarse de mirarla...

—En verdad debo partir a Daydan —dice de pronto—, tengo la opción de aceptar la orden de presentarme allí para dirigir los hombre que partirán a custodiar las fronteras. O quedarme aquí y aceptar la voluntad de mi padre de dedicarme de lleno al reino...

—¿En verdad puedes elegir?

—Claro, después de todo soy el emir, y el hijo del rey ¿no? —le dice divertido.

—Elegirás el reino sobre defender sus fronteras, ¿verdad?

Hay algo en la voz de Ayira que a Nael Yamid le intriga. Acaso es... ¿ansiedad por conocer su decisión? ¿O su voz es la muestra del temor por enterarse que se marcha?

—Sí, si tú quieres, sí. —se ha inclinado tanto hacia ella, que roza su mejilla y le habla al oído—. Dime, ¿consentirás que me vaya y no vuelva en seis meses? Dices que eres mi amiga. Entonces, ¿a este amigo, que le contestas?

Los labios de Ayira tiemblan al responder. Solo la idea de separarse de su esposo la estremece toda.

—A un amigo le diría: quédate.

—¿Y... a un esposó?

Ayira no se atreve a mirlo, el acercamiento que entre ellos ha logrado Nael Yamid, hace que sienta su respiración muy cerca de ella. ¡Están tan cerca uno del otro, y son tan tenues sus palabras!

—Dime, Ayira, ¿qué le dirías a un esposo?

—Le diría, si lo amara...: no me dejes sola, no puedo vivir sin ti, alejada de ti, ¡te amo tanto! —Al hablar así, sus ojos brillan con intensidad.

—Entonces, ¿sabes sentir todas esas cosas?

—¿Pues, qué te crees?

—Pero no has amado nunca, ¿verdad?

Anhelante espera sus palabras; si ella pudiera saber cuanto desea él, ser quién despertara estos sentimientos y notara en la voz de su esposo, lo ansioso y anhelante que está por conocer las respuestas a sus preguntas, seguramente no dudaría ni un instante en responderle inmediatamente. Pero Ayira no advierte nada de esto.

—Pero respóndeme mujer, —insiste impaciente ante su silencio— ¿A caso no oíste lo que te pregunté?

—Sí, lo he oído; no estoy sorda.

—¿Y qué me contestas?

—Nada; estas son cosas que no hablo con amigos, son cosas que solamente compete hablarlas entre mujeres. Mira; ya hemos llegado a un punto de conversación en el que mi confianza no has ganado, ni si fueras mujer, para mantenerla, espero que lo entiendas. —Todo esto lo dice sin tomar aliento, para que Nael Yamid no pueda continuar escudriñando en sus sentimientos, pero de nada le ha servido esto, él le hace una nueva pregunta con total naturalidad.

—Ayira, ¿me quedo?

—A quién se lo preguntas, ¿a tu amiga?

—¡A quien quieras ser! —Su voz es acariciante, una voz tierna que como una caricia llega directa al alma de Ayira, quien en un momento de emoción y también de resolución, exclama:

—¡Quédate!

—¡Gracias! Ahora sí me voy. —Y en dos zancadas abandona la sala que hasta el momento compartió con Ayira, pero antes de hacerlo se vuelve con la cara radiante hacia a ella; sus ojos tienen un brillo inusitado cuando se clavan en los de Ayira; y ésta parpadea de prisa para ocultar la emoción. Luego desaparece, dejando a la pobre joven mas confundida y enamorada que nunca... ¿Será posible qué la misma emoción y amor qué la embarga, también sea lo qué creyó ver en sus ojos?

No lo sabe, tan vez solo es una alucinación, pero... ¡vaya que la hace feliz vivir esta ilusión!

Pagina 24