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Chapter 5 - Capítulo 4

Habían pasado dos semanas desde aquel beso tan necesitado, ambos sabían que no era correcto lo que hicieron, pero no les importaba lo más mínimo.

Bonnie y Jayden seguían como siempre, seguían comiendo helado los domingos y seguían hablando como si nada hubiera pasado. Sentían la necesidad de hablarlo, pero no lo hicieron hasta ese día.

- Bunny- le llamó Jayden- necesitamos hablar. No quiero incomodarte, pero tenemos que aclarar lo que pasó.

- Lo sé, ¿acordamos una hora y un lugar?

- ¿Te parece bien mañana después de clase, te espero en la entrada y luego vamos a la cafetería de siempre?- hoy era domingo por la tarde.

La ojiverde asintió con la cabeza. Esperando con ansias el día siguiente. Jayden se tuvo que ir a los 10 minutos. El adolescente se pasó la noche en vela, pensando en sí era lo correcto confesarle todo, o si era mejor quedarse callado e intentar seguir como antes. Amigos. Él la amaba, claro que sí. Pero sus padres, no lo aceptarían nunca, jamás habían hablado de ese tema, dado que les parecía imposible, pero estaba cien por cien seguro que no les gustaría la idea ni un poquito. Estaba debatiendo entre hacer lo "correcto" o ser egoísta por una vez en su vida.

Por otro lado, la chica no pensó tanto. Planeó dos distintos planes depende de lo que él le dijera: sí él se declaraba, ella también se confesaría, pero sí él le decía que todo había sido una confusión y que quería que siguieran siendo lo de antes, le comentaría lo mismo.

Ya habían dado las siete de la mañana, lo que significaba un nuevo día. Era la primera vez que Bonnie no estaba prestando atención del todo en alguna clase, estaba realmente nerviosa como para prestar atención alguna.

Pasaron las clases y ya era la hora de afrontar lo que fuera que iba a pasar. A pesar de estar en el mismo curso, no compartían algunas asignaturas como por ejemplo: historia, que en este caso era la última clase que tenían. Jayden le espero en la entrada del instituto, con la mirada en sus pequeñas y adorables manos.

Sintió que alguien le tapaba el sol, ya sabía de quién se trataba, pero no se veía capaz de mirarla a los ojos.

- Vamos- la joven le agarró de la muñeca para que empezara a andar.

A los minutos habían llegado, se sentaron en la terraza, no faltó mucho para que el muchacho hablara:

- Lo primero, ¿cómo estás? ¿has dormido bien?- preguntó algo preocupado, en clase la vio distraída cosa nada normal en ella.

- Sinceramente, no he podido dormir ni unos minutos. ¿Tú?

- Tampoco, ¿qué tal tus padres?

- Bien, todos bien, gracias por preguntar... Estoy casi cien por cien segura que me vas a contar alguna anécdota que dure una hora para retrasar la conversación, ¿o me equivoco?- Jayden se sonrojó avergonzado, porque justo iba a hacer eso. Siendo honestos, el muchacho era alguien algo previsible- si no te sientes preparado, está bien. Podemos hablarlo en otro momento- le sonrió con tranquilidad.

- No, no, estoy preparado, de hech- la camarera y dueña del local hizo acto de presencia interrumpiendolo.

- ¿Qué os apetece, jovencitos?- les preguntó la mujer sonriendo maternalmente, era algo mayor, podría ser su abuela.

- Dos cafés americanos con hielo, por favor- se adelantó Bonnie. La anciana asintió y se marchó. Se quedaron en un silencio algo incómodo hasta que volvió la camarera.- Estás muy guapo hoy, Jay-Jay. Me gusta tu look, el negro te queda bien- comentó mientras bebía el café desinteresadamente. El look era de lo más normal, consistía en una camiseta negra, unos vaqueros negros, entre estas dos prendas se encontraba un cinturón negro con la parte metálica ligeramente dorada. Encima de la camiseta se hallaba una camisa de rayas amarilla, blanca y negra. Se había puesto una gorra negra con un cuadrado blanco en el centro de ésta, en la esquina derecha llevaba unos pequeños aretes.

- Gracias, tú también estás muy guapa- se sonrojó levemente al decir eso. Ella iba bastante casual también, llevaba un jersey negro no muy largo con unas letras en blanco en ésta y una falda lisa pegada rosa pálido más o menos una palma y media arriba de las rodillas, llevaba unos anillos dorados en sus dedos y un pequeño bolso de cuero negro que le colgaba desde el hombro hasta la cintura.

- Lo siento, es que estoy nervioso- se disculpó el joven, que ahora se dedicaba a mirar al suelo, no se veía capaz de confesarle todo a la cara.- Realmente estuve toda la noche preparando un discurso, pero por arte de magia, no me acuerdo de nada... -rió nervioso- Quería decirte que me gustas, lo que siento por tí no lo he sentido con nadie. Siempre que estoy contigo me siento feliz, querido. Pero, en cambio, cuando no estoy contigo, deseo estar contigo. Eres mi mundo, y sin tí no estoy completo. - empezó, pero fue parado por Bonnie, ya que lo agarró de la mano, para llevárselo a un lugar más privado.

Cuándo llegaron, Bonnie empezó a hablar:

- Aquí estaremos seguros de todos esos cotillas, nunca sabes dónde pueden estar.- sonrió- No quiero que nos escondamos, pero desgraciadamente va a tener que ser así, sí vamos a empezar a salir no vamos a poder hacer cosas de pareja delante de la gente. ¿Estás seguro de qué quieres esto?

- No me entusiasma la idea de esconder que te amo, pero haría lo que fuera por estar contigo. Y lo sabes. Pero tengo miedo, miedo de que nuestros padres se enteren, no quiero que nos pase nada. No quiero que te hagan daño.

En este punto, los jóvenes tenían los ojos brillosos, asegurando que en cualquier momento llorarían. Bonnie le abrazó, y le susurró que todo iba a estar bien si estaban juntos. La misma miró hacia los alrededores para saber si se encontraba alguien, no había nadie. La muchacha le subió la barbilla con la mano, inconscientemente la había bajado. Aprovechó que no sé hallaba ni un alma en esa calle y le beso.