Este mes los muchachos se graduaban del instituto como los mejores estudiantes de su curso, los padres de Jayden no se rendían en conseguirle una novia, cada vez que podían le hablaban de alguna o incluso habían traído a una que otra a casa. Fue realmente incómodo esa vez.
Ese día era jueves, Jayden había salido con Bonnie cómo siempre, la dejó en su casa, despidiéndose en la puerta de su casa, inesperado para los dos, le besó en la entrada de esta abrazándola de la cintura. Al dejarla en casa, se fue a la suya, llevaba los auriculares puestos escuchando música.
Cuándo iba a entrar en su casa, se quitó los auriculares para no ser tan irrespetuoso, entró y antes que nada dijo:
- Mamá, papá, ya estoy en casa- avisó cómo siempre.
Se dió la vuelta y se encontró a sus padres esperándolo, tenían una mirada que daba miedo. Nada más verlos su padre se levantó y le pegó una bofetada.
- ¿Por qué fue eso?- preguntó tocándose la mejilla.
Su padre simplemente le enseñó la caja azul pastel, y sintió su corazón latir fuertemente mientras su padre abría la caja, revelando el contenido de ésta. Tiró aquella preciosa tapa al suelo con fuerza y cogió la foto de él y de Bonnie en aquél fotomatón, en ese momento y debido a la naturaleza de las fotos, no había duda que él y Bonnie tenían una relación de pareja.
- Apuesto a que pensaste que esta pequeña situación duraría más, ¿no es así?- su madre alzó la mano para golpearle una vez más, esta vez había sido más fuerte que la de su padre dejando a Jayden con ardor en su mejilla, ahora roja. Aguantándose las lágrimas mirando directamente al suelo.
La mujer lo tomó de las mejillas con fuerza y lo obligó a mirarlo.
- Creíste poder salirte con la tuya, saliendo con una chica que te lo recuerdo es tu prima.
- ¡Ella es la única razón por la que soy feliz en esta casa!- escupió, alejando abruptamente la cara de su madre.- Además que no es mi prima de sangre y lo sabéis.
Su padre intervino, lanzando la caja al suelo a un lado de Jayden y se acercó a él caminando, dándole a Jayden sólo el suficiente tiempo para alzar la mirada y ver al mayor completamente aterrorizado antes de que pateara su rodilla.
- Cierra tú la boca, ¡no estás en posición de responder!- su padre habló con la voz más grave que había escuchado en su vida.- Seguro que Grace y Frank amarán escuchar esto, sobre cómo su única hija es una incesta que se lía con su primito- el señor Lee cogió la caja que anteriormente la había estrellado contra el suelo.
- Sabes, es muy gracioso que menciones eso- Jayden sonrió con gracia que se mezclaba con la rabia que sentía hace unos segundos- ¡Ellos lo sabían! ¡Lo sabían y me dejaban ir a su casa! ¡Todas las veces que besé a Bonnie, qué pequé por ella! ¡Prácticamente todos se habían dado cuenta menos vosotros dos!
- ¿Qué hiciste qué?- preguntó su madre incrédula.
- ¿Bonnie y yo? ¡Sois unos idiotas por no daros cuenta! Incluso ahora, os sentáis ahí y actuais sorprendidos. Abrir vuestras mentes. ¡Amo a Bonnie y ella me ama a mí!- gritó a todo pulmón finalmente poniéndose de pie, pero volvió a ser agredido por su madre, pegándole otra bofetada.
- Si es así cómo quieres hacer las cosas, bien. No tienes permitido volver a esta casa- él la miró sorprendido, pero sintió algo de alivio en aquellas palabras.
- Me parece bien, iré por mis cosas y me voy- comenzó a hablar, andando hacia su padre tomando la caja.
Por otra parte, Bonnie había escrito, llamado, video-llamado y hasta dejarle un mensaje vía Instagram y otro vía Snapchat, a Jayden en el resto del día, pero cómo era obvio no respondió, se estaba desesperando, él siempre le respondía al segundo y ya habían pasado cinco o seis horas.
Eran las 10 de la noche, la muchacha decidió contárselo a sus padres, no podía seguir soportando el hecho de no saber qué estaba pasando. Entró a la habitación de sus padres y los despertó apunto de entrar en pánico.
- Oye, no he sabido nada de Jayden desde hace horas... Estoy muy preocupada por él.
Su padre se dió la vuelta y miró a su hija, parpadeando con una mezcla de sueño y preocupación.
- Dame un segundo, iremos a buscarlo.
Su madre salió de la cama inmediatamente preocupada por la pareja de su hija y su padre se paró, poniéndose las zapatillas de casa antes de salir de ésta.
Se dirigían a casa de sus tíos a ver qué era lo que estaba sucediendo y Bonnie estaba preocupada porque alguien le hubiera mencionado el beso en su entrada. Miró por la ventana ansiosamente, observando cómo caía la nieve y ahí fue cuándo logró verlo.
Su adorable novio, en medio del parque bajo la oscuridad de la noche.
- ¡Papá, detente! ¡Está en el parque!- gritó Bonnie y sus padres reaccionaron de inmediato, parando el coche.
Ella saltó del coche tan rápido cómo fue seguro y corrió hacia su chico, quien estaba sentado en un banco con una sonrisa apagada mientras miraba aquella caja azul. Bonnie logró llegar hasta él y lo observó jadeando y con lágrimas en sus ojos.
- ¡Aquí estás! He estado tan preocupada- se detuvo en la mitad de su oración mientras observaba el cuerpo de Jayden, empezando por una de sus mejillas y notando como un ligero hematoma comenzaba a marcarse. Su cara estaba enrojecida y tenía la cara fría por la noche, notó que podría haber estado allí fuera por horas. - Jayden bebé, ¿estás bien?, ¿qué ha pasado?, ¡tienes las mejillas rojas!, ¿quién te ha pegado?
Jayden sonrió de manera temblorosa y alzó la mirada hacia su chica. La razón por la que era feliz.
- Sí, pero salvé las fotos- levantó el montón de fotografías para que ella podría verlas.
A Bonnie se le hacía el corazón añicos al ver como su novio trataba de mostrarse positivo, a pesar de todo. Abrazó al chico y le acarició el pelo, intentando tranquilizarlo. Él le devolvió el abrazo debilitado.
Bonnie no era una persona vengativa, nunca lo había sido. Pero sabía que los Lee jamás irían al cielo por la manera en que habían tratado a Jayden, presionándolo en todo y echándolo de casa y por su cara juraba que de manera tan cruel como agresiva.