Era 23 de octubre y Bonnie se encontraba estudiando en la habitación que ahora compartía con su novio. Estaban los dos solos en casa, él se encontraba en la cocina haciendo los deberes que le habían mandado ese día. Más tarde iban a salir a un restaurante a cenar.
Ella estaba concentrada en recordar las leyes de los Estados Unidos, hasta que sintió ese dolor que hacía meses no sentía en sus pies y manos, pero esta vez no solo sintió el dolor en esas dos partes, sino que también en su estómago y sentía que se ahogaba, trataba de coger su teléfono móvil pero estaba demasiado lejos y se había caído, sonido el cual Jayden no notificó hasta unos minutos más tarde.
- Bunny- Bunny - le llamó por ese estúpido apodo antes de entrar en la habitación- ¿quieres ir a por un helado antes de- se calló al ver a su felicidad en persona en el suelo, algo pálida y con los ojos apunto de cerrarse. Rápidamente reaccionó, cogió su Iphone y llamó a emergencias.
Tardaron cinco minutos en llegar y llevarla en la ambulancia con Jayden agarrándola de la mano y deseando que no pasará nada malo.
Llegaron velozmente y se la llevaron a emergencias, le preguntaron su nombre y apellido y sí tenía alguna enfermedad.
- Se llama Bonnie Smith, y tiene la enfermedad de Fabry.- respondió con dificultad, sentía que estaba apunto de volverse loco.
Les mandó un mensaje a los padres de Bonnie, avisandoles de la situación. No tardaron en llegar, en un intento fallido de mantener la calma su madre le preguntó a Jayden dónde se encontraba su hija.
Esa tarde fue la peor tarde de Jayden en toda su vida. Llegó el doctor.
- Lo sentimos, la señorita Bonnie Smith ha fallecido, no hemos podido hacer nada, hemos hecho todo lo posible, pero había pasado demasiado tiempo cuándo nos la habéis traído.- les dijo con una voz serena. Jayden se enfadó mucho con Dios, por haberse llevado una persona tan maravillosa como lo era ella.
No, no, no, esto no le podría pasar, instintivamente tocó su bolsillo derecho del pantalón donde se encontraba una pequeña caja, donde se encontraba aquella piedra preciosa dentro del anillo, esa tarde le iba a pedir que se casase con él, pero ya no iban a poder casarse, ni tener hijos, ni graduarse juntos de nuevo, ni mudarse juntos. No tenían ninguna clase de futuro juntos, ya no. No iban a ser felices.
Por un momento sintió que toda la lucha y el sufrimiento no sirvió para nada, pero luego la recordó, su preciosa melena cuando le dejaba que le hiciese una trenza, su sonrisa acompañada de un pequeño sonrojo cuando la besaba de imprevisto, su comprensión, su dulce personalidad, y supo que sí que valió la pena todo.
Jayden pidió entrar a la sala, sus padres le dejaron pasar primero.
- Bunny- Bunny- la llamó en un vago intento de que le escuchará- ¿por qué te vas? Tú siempre decías que íbamos a estar juntos, que nos casaríamos, tendríamos preciosos hijos, que nos quedaríamos viejitos y arrugados, pero juntos. ¿Cómo voy a ser feliz sí mi felicidad eres tú? Perdimos demasiado tiempo, y ahora ya ni siquiera podemos hablar. ¿Cómo puedo sobrevivir sin tí? ¿Cómo? Tú eras mi escudo, mi salvación, ojalá pudieras decírmelo. ¿Cómo voy a comer helado sin tí? Te voy a echar demasiado de menos, aunque sea sé que nos veremos en el cielo. Solo necesitas esperarme. Recuerda: <
"Ese beso de despedida que se asemeja a saludo, esa última mirada de amor que se convierte en la más aguda punzada de dolor"- George Eliot.
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ESTE ES MI ÚLTIMO CAPÍTULO, espero que os haya gustado <3