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Chapter 8 - Capítulo 7

Habían estado media hora en la estrecha sala de espera.

- Bonnie Smith- la llamó una joven enfermera mirando al papel que esta sostenía en sus manos.

Rápidamente se levantaron los tres y siguieron a la enfermera. Les informó que el doctor Scott no tardaría mucho en llegar. La muchacha observó la habitación: nada más entrar se podía ver la mesa del doctor, encima de ésta se hallaba un ordenador en la esquina derecha, en la esquina opuesta se podía ver un cuadro, y en el centro de las dos unos papeles con un bolígrafo. Un poco delante de la mesa a la izquierda se encontraba una camilla, <> pensaba Bonnie.

A los minutos llegó el doctor algo agitado.

- Lo siento mucho, había ocurrido una emergencia- se disculpó él- usted debe de ser la joven Bonnie, ¿verdad?- ella asintió con la cabeza- Por lo que veo en los papeles le diagnosticaron hace cinco días la enfermedad de Fabry- volvió a asentir- quiero que sepa que existen tratamientos, pero se ha retrasado bastante la enfermedad, si no me equivoco lleva casi cuatro meses.

- ¿Está diciendo que no va a salvarse?- preguntó su madre, apunto de llorar. Frank le cogió de la mano.

- No, no, tranquila, señora Smith. Solo digo que en vez de tener el 99 por ciento de probabilidades de supervivencia tiene tan solo el 63.5 por ciento.

- ¿En qué consiste el tratamiento?- musitó ésta vez su padre.

El doctor Scott les explicó todo el tratamiento, tendrían que hacer una sustitución enzimática con agalsidasa alfa y agalsidasa beta, que consiste en reponer la enzima a-Gal A deficitaria y prevenir, así, la acumulación continua de Gb3. También les explicó que la terapia con enzima no es curativa, que requería la aplicación endovenosa de la enzima cada dos semanas, ya que todavía no existía cura. Por último les informó sobre el coste de todo.

Salieron del hospital y cada uno se fue dónde debía, Frank a su empresa, Grace que trabajaba como directora ejecutiva de Apple, también a la empresa y Bonnie al instituto. Tan solo faltaban dos meses para su graduación y se sentía de lo más feliz gracias a eso.

Hoy había quedado con Jayden para comentarle sobre lo que le había informado el doctor y él no lo sabía todavía, pero quería comentarle sobre una idea que había tenido. Quería decirle a sus padres sobre su relación con el castaño.

Pasaron las clases y los muchachos iban a la heladería que iban siempre.

- Un helado de chocolate y otro de fresa- pidió ella, cuándo el heladero les preguntó qué helado quería.

A los segundos el chico les entregó los helados. Salieron del local camino a la casa de la muchacha.

- Jay- Jay- le llamó- quería preguntarte algo...

Él hizo un movimiento de manos como señal de que siguiera hablando. Le preguntó lo antes dicho, al principio el joven se negó rotundamente pensando que su novia había empezado a delirar, pero ella insistió y terminó aceptando.

Llegaron a su casa, sus padres todavía no habían llegado, solían llegar a las cuatro y media.

Le explicó todo a su novio nada más llegar. Esta vez no lloraron, trataron de mantener la calma. Para olvidarse del tema, empezaron a hacer los deberes hasta que escucharon como la puerta de la habitación se abría.

- Cariño, ya estamos, ¿qué tal tu día?- preguntó su padre- Oh, hola Jayden, ¿cómo estás?

- Hola, bien ¿y tú?

- Bien, bien, ¿te quedas a merendar?- habló su madre.

Respondió que estaría encantado, pensando que de este modo podría contarles sobre su relación con Bonnie.

Bajaron a los 5 minutos, estuvieron susurrando planeando qué decir, cómo decirlo y pensando cómo reaccionar según las respuestas.

Se sentaron y empezaron a hablar de cualquier cosa hasta que Jayden habló:

- Grace, Frank, Bonnie y yo queríamos comentaros algo. Antes de nada, no os lo toméis muy mal, por favor- imploró el joven.

- Jaydenyyoestamossaliendo- musitó rápidamente Bonnie.

- Cariño, si no hablas más despacio, no nos vamos a enterar de nada- explicó su padre pacientemente con una sonrisa en su rostro.

- Allá voy. Deséame suerte- susurró lo suficiente alto para que Bonnie lo escuchará, pero no lo suficiente algo para que sus suegros lo escucharan- Bonnie ha dicho que estamos saliendo.

- Eso ya lo sabemos, salís todos los domingos- respondió su madre algo obvia.

- Grace, querida, creo que no se refieren a eso, ¿verdad?- corregía Frank mirando a su mujer.

- No, quería decir que somos novios- le cogió la mano a Bonnie por debajo de la mesa esperándose lo peor.

Los adultos se quedaron en silencio, mientras se miraban fijamente a los ojos, a los segundos sonrieron.

- Por nosotros está bien, ¿lo sabe mi hermana?

- No, y les pido por favor que no se lo digan a mis padres, no creo que les guste nada.

Ellos tan solo asintieron y les empezaron a hacer las típicas preguntas que les hacen a una pareja. Cuándo empezaron a salir, cómo, dónde y más cosas de ese tipo.

Se les había pasado la tarde, y ya era hora para que Jayden se fuera a su casa.