Sin dudar, una de las chicas más hermosas que he conocido. Vestida siempre de la forma más misteriosa, con colores tan vivos; pero siempre en tonos azules. Tan callada, que para aquellas personas que recién la conocen, dirían que es muda, nunca dice nada; es como si ocultara muchas cosas. Tengo que decir, que tengo la fortuna de haber escuchado su voz; es como la de un ángel, equilibrada perfectamente, ni muy aguda ni muy grave. Tiene una mirada encantadora, con unos ojos grandes color violeta; y su cabello. Su cabello es lacio, y no muy largo, de un color oscuro; tan oscuro como la noche. Su tez es blanca, que hace contrastar perfectamente su cabello con sus ojos. Crecimos en el mismo vecindario. Fuimos a la misma escuela desde el kínder. Ella siempre fue la más lista de la escuela. Siempre superaba a todos. Tenía una mente brillante. Su único defecto, era ser tan retraída, tan apartada de la realidad, tan misteriosa; aunque tengo que decir que eso le daba su personalidad. Era autentica, no como todos los demás, que trataban de ser algo que no eran. Yo era un poco más extrovertido, me calificaban como alguien sumamente inquieto. No era popular por hablar mucho, sino por lo que calificaron como uno de mis talentos natos; el razonamiento. Me gustaba pensar y razonar sobre todo lo que pasaba a mí alrededor. La lógica era algo fácil para mí. Jugar al detective fue uno de mis pasatiempos favoritos. Les pedía a mis compañeros que escondieran cualquier objeto en cualquier parte de la escuela, para encontrarlo, tenía mis propias reglas, entre una de ellas, me tenían que dar 3 pistas; aunque sus pistas no siempre eran detalladas, bastaban para darme la idea de lo que habían escondido. Lo complicado no era encontrarlo, sino que solo tenía el receso para hacerlo. Siempre me encontraba con algún listillo que creía que podía ganarme, pero nunca nadie lo logro. Me acuerdo de alguna ocasión, en que Cintia quiso retarme; lo extraño no era que lo hiciera, si no que hablara; era bastante retra��da. Tengo que decir que fue el reto más complicado que jamás tuve, logre encontrar el objeto faltando un minuto para que terminara el receso. Cuando salimos de la secundaria, todos continuamos con la preparatoria; a diferencia de nosotros, ella jamás regreso. Todos notamos su ausencia, fue como si de la nada, todas las rosas del mundo hubieran desaparecido. Todos nos preguntábamos que era lo que le había ocurrido, pero no recibíamos respuesta alguna. Mis padres eran matemáticos y criminólogos, fue gracias a ellos que nació mi amor por la lógica, y fue gracias a ellos que nos enteramos de la desgracia ocurrida a Cintia. Según cuenta su madre, después que Cintia llegara de la escuela, la noto muy extenuada, más de lo normal; como si no hubiera dormido en un par de días. Ya antes la había notado así, pero ella la mandaba a dormir, cuenta que eso siempre le ayudaba, pues al siguiente día, despertaba de lo mejor; pero que, en aquella ocasión, ya no despertó. Después de llamar a la ambulancia e internarla en un hospital, le dijeron que su sistema nervioso había colapsado y había entrado en estado de coma. Ningún doctor se explicaba que era lo que le había pasado, pues Cintia estaba muy bien de salud.
Todos fuimos creciendo, algunos ya no estudiaron y otros más continuamos con una licenciatura. Yo estudie una carrera en criminología, con una especialidad en seguridad privada. Cuando concluí con mi carrera, conseguí trabajo en una de las corporaciones más grandes de investigación, dedicada a resolver todo tipo de crímenes; la muy conocida ACM por sus siglas que significaban Agencia Criminalista Mundial. El trabajo con el que empecé, fue maravilloso, tenía que hacer reportes detallados con la información de los casos que se resolvían, en los que colocaba toda la información que nos otorgaba el forense, los de balística y otro centenar más de estudios que se hacían para logra esclarecer los crímenes. Durante semanas, estuve haciendo lo mismo, leía una decena de casos por día, la mayoría eran muy extraños. Me gustaba como lograban deducir cada uno de los acontecimientos de los crímenes, aunque había varios que estaban mal, ellos creían que los habían resuelto, pero estaban muy equivocados. Con todas las pruebas que habían realizado, podía deducir como los criminales habían logrado engañar a la agencia, y pude resolver muchos casos que ya se habían cerrado. La agencia noto mis habilidades y me ascendieron a jefe en psicología criminalista, en el que se estudiaban los casos de forma estructurada y lógica. Era el departamento más importante, pues de nosotros dependía que los crímenes tuvieran orden, sentido y lógica. En los últimos años, ya habíamos resuelto unos 30 casos, la mitad de ellos muy fáciles, pero la otra mitad muy complejos. La ACM se encontraba en la ciudad de Maroca una pequeña metrópolis, y es por ese motivo que me había mudado a un departamento cerca de la agencia, y en la casa en la que había crecido, la habíamos rentado, pues ya nadie la habitaba.
Después de tanto tiempo sin ver mi bella ciudad de Ciferia, había regresado por unos asuntos relacionados con la casa de mis padres; los que habían rentado, se habían metido en algunos asuntos ilegales, y fue entonces que decidí ir a investigar. El caso fue muy aburrido, incluso llegué a pensar en la posibilidad; que alguien más se encargara del caso, pero el mismo día decidí tomarlo, no por el caso en sí, si no por lo que paso a continuación. Antes de regresar a mi departamento en Maroca, pasé a un lado de la casa de Cintia, y entonces, la vi, estaba allí; sentada en su jardín, contemplando un arbusto que se encontraba frente a ella. Los rayos de luz junto a todas las flores que la rodeaban, la hacían verse de lo más hermosa; por un instante no pude creerlo, fue como si estuviera soñando. No se veía como ella misma, sabía que era ella, pero no era como la recordaba. La última vez que la vi, tenía 13 años, y ahora la estaba viendo después de 11 años, creí que jamás la volvería a ver, se veía tan hermosa; aún seguía usando ropa azul, era realmente bella.
- ¡20 minutos! –dijo mientras tosía un poco
Con un movimiento rápido, dirigí mi vista hacia donde se encontraba, era uno de mis amigos, que, al verme, me saludo con un fuerte apretón de manos.
- ¿cómo dices? –dije
-sí, que llevas 20 minutos observándola, pero no te preocupes yo cuando la volví a ver, tardé más de media hora, ¿no crees que sigue siendo hermosa?
-sí, desde luego, pero dime, ¿hace cuánto tiempo tiene que despertó del coma?
-aproximadamente un año, pero desde entonces es más retraída, por lo regular se la pasa en su jardín, con la mirada tan perdida, y siempre tan distante.
-sí, que extraño…
Mientras manteníamos esa corta conversación, los dos nos encontrábamos observándola, fue un tanto inquietante que durante ese tiempo no hubiera hecho otra cosa, más que observar ese arbusto.
-Me dio gusto volverte a ver, pero tengo que retirarme, me gustaría quedarme a charlar un poco más, pero tengo que arreglar algunos asuntos –dije
-está bien amigo, pero dime ¿hacia dónde te diriges?
-voy para mi antigua casa
-perfecto, yo voy para allá, quieres que te acompañe
-sí, desde luego
Durante el camino, continuamos hablando de ella y de otras cosas más sin importancia, no tardamos ni media hora, cuando ya nos encontrábamos frente a mi antigua casa; era un tanto emocionante, después de todo, era donde había estado toda mi infancia y parte de mi adolescencia. Mi amigo se había despedido y continuo con su camino, yo deje mis sentimientos a un lado y decidí investigar el caso que me había traído de vuelta. No tiene ni la menor importancia relatar los sucesos que suscitaron a continuación, solo tengo que decir, que logramos detener a cada uno de los implicados con el lavado de dinero; no fue cosa fácil, pero solo nos llevó un par de semanas. Durante esas dos semanas de investigación, pase diario junto a la casa de Cintia, casi siempre la veía en su jardín, siempre tan bella; aunque hubo un hecho…, un hecho que llamo mi atención; y desde entonces no he podido explicarlo. Ella se encontraba observando una mariposa que volaba entre las flores, y de la nada; ella se tele transportó, del lugar donde se encontraba, apareció 3 metros atrás. No podía explicar lo que estaba viendo, trataba de comprender y explicar de forma lógica lo sucedió, pero antes de siquiera reaccionar, desapareció; yo me quede congelado, no sabía que era lo que estaba ocurriendo. Creyendo que lo imagine, trate de olvidarlo y disimular que nunca paso. Habían pasado aproximadamente unos 10 segundos, cuando de la nada, apareció; en el mismo lugar en donde se encontraba. No pude disimular mi asombro ante tal espectáculo, que con un ademan de fascinación, no dejaba de observar cada uno de sus movimientos. Cintia había notado mi presencia que con una mirada rápida me observo y a continuación volvió su mirada al piso, sus mejillas se habían sonrojado, nuevamente me miro y sin más, se fue corriendo a su casa. Fue bastante extraño, seguía sin comprender absolutamente nada de lo ocurrido, que por un rato más, quede observando atónito su jardín. Sabía que era el último día que la vería, quise quedarme a indagar un poco más, pero ya no tenía sentido. Regrese de vuelta a mi departamento y continúe con mi vida, aunque no dejaba de repasar los hechos; noche tras noche, sin encontrar una respuesta digna a lo que vi en aquella ocasión, por más que buscaba alguna solución lógica, parecía que no había alguna.