Continuaban allí, sus figuras se reflejaban contra al piso tras cada relámpago cuyo trueno retumbaba el cielo.
-- Que difícil eres. Enojadamente pronunció la Glaistig.
--- Eres más poderoso de lo que creía, te subestimé.
Se mordió el labio mientras fruncía el ceño, algo no estaba saliendo bien, sentía varias presencias, entre ellas una cercana y sutil y otra que se venía aproximando.
---< Pensé que sería fácil, pero no está saliendo así > Pensó.
Mientras tanto, la bestia arremetió con un manotazo a su campo de fuerza, las garras rasparon este como si se estrellaran dos metales, chispas incandescentes y un sonido irritante salieron del contacto y enfurecida la bestia arremetía constantemente con ambos brazos. El Cu síth se levantó atacando a su oponente nuevamente con fiereza, se aferró a su espalda con fuerza, la bestia se irguió de dolor mientras su grito grave y ensordecedor colmaba el lugar. El destello de un rayo dejaba ver la sombra activa de ambos contendientes quienes sin tregua se mecían en pleno combate.
La mujer alada tomó de su cuello un collar que la adornaba y sujetó en sus manos la piedra que contenía este, de ella resplandecieron unos símbolos, la Glaistig entonó
"Carente de espíritu
tu cuerpo corrompido está.
Títere sin anhelos
tu alma perdida está.
Regresa dios del trueno,
tú, espíritu de combate
valiente guerrero"
Del cuerpo de la bestia empezaron a salir chispas y rayos azul neón que arrojaron al Cu síth metros atrás estrellándolo contra un muro, estos rayos alumbraron las paredes y el suelo, opacando la mismísima tormenta.
Los gritos de furia se transformaron en gritos de dolor, en un sufrimiento sin consuelo, en gritos de amargura, gritos de desesperación, gritos que sacudían la mente de Alice quien no quería verlo, no podía soportarlo más y comenzó a llorar, a llorar inconsolablemente sin sonido alguno, sentía como su cuerpo y corazón se rompían por dentro, quería desgarrarse el alma. Ambos estaban conectados.
En ese instante, logró enfocar su vista para ver que la bestia disminuía su tamaño y de su espalda brotaban llamas, su ondear particular las hacía ver como unas alas que se mezclaban con un largo cabello blanco plata que brillaba con la luz de la luna. Aquellos primitivos vellos se evaporaron de su cuerpo y este tomó una forma más humana, disminuyó el tamaño, y de la nada una energía neón cubrió su cuerpo formando una armadura.
Hubo silencio, hubo descanso, hubo la calma que precede a la tormenta.
En ese falso sentimiento de tranquilidad Alice retomó su consciencia y pensó en un ángel, le parecía una visión divina que venía a su rescate, pero en el contorno distinguió unos cuernos que comenzaron a brotar de su cabeza.
La Glastig observaba detenidamente el cambio, una figura humana empezaba a deslumbrarse de lo que antes era un ser salvaje, pero no era lo que esperaba, en su rostro se notaba el desconcierto.
--- Cuernos. No, no, no, no .... ¿En qué te has convertido? -- Su voz alterada delataba su falta de conformidad.
La Glastig se perturbó aun más cuando sintió la angustia y el sufrimiento de aquella presencia ya no tan sutil cuyos ojos los observaban intensamente. Y ambos, tanto la Glastig como "él" ahora demonio giraron hacia aquella sorprendida e insignificante mirada.