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Chapter 9 - La Ciudadela de Hyrule

Llegó al puente que conectaba las murallas y la pradera para cruzar un río que Link supuso, era el mismo que había visto antes. Al pasar el puente vio un guardia que le dijo:

—Bienvenido a la Ciudadela de Hyrule. Es un lugar próspero y tranquilo.

Entonces aún no llegaba al castillo... Y en efecto, había varias casas donde estaba. Siguió avanzando y llegó a una plaza con varias personas comprando, paradas en un solo lugar, una pareja de novios junto a la fuente central, algunas gallinas y uno que otro perro. Para Link todo esto era completamente nuevo. Nunca había socializado con la gente del exterior, pues creció creyendo que si salía del bosque moriría, y ahora, se encontraba con toda esta gente.

Justo al entrar a la plaza, Link vio a lo lejos unas torres y supo que ahora sí se trataba del Castillo de Hyrule. Siguió caminando y entonces se encontró con una niña que mostró curiosidad en él y le dijo:

—¡Esa ropa! —Link vestía de manera diferente a todos. Tenía las ropas verdes de los kokiri —Es muy curiosa... Tú no eres de aquí, ¿no? —La niña se quedó pensativa y finalmente dijo —Claro... ¡Tú eres un niño del bosque! ¡Me llamo Malon! Mi papá es el dueño del rancho Lon Lon. Seguramente lo viste cuando venías hacia acá —Link asintió en sus pensamientos —. Mi papá ha ido al castillo a entregar leche y todavía no ha vuelto. Ya es tarde, ¿no crees?

Link dejó un poco preocupada a Malon, pero siguió caminando al sendero directo al castillo. Empezaba en un pequeño cañón y al final de este había un árbol, y a la derecha seguía el sendero. Link avanzó un poco y se encontró nuevamente al búho posado en la copa del árbol, que le dijo:

—¡Eh, Link! ¡Aquí! La princesa está en el castillo. ¡Ten cuidado para que no te vean los guardias! ¡Buu, buu! ¿Me has entendido? —Link asintió nuevamente —Muy bien, eres un muchacho muy listo. Que tengas suerte. ¡Buuu, buuu!

El cielo se tornó rápidamente morado. Link siguió avanzando por el cañón y llegó a una muralla con rejas y un guardia custodiándola. Link se acercó y el guardia lo detuvo diciéndole:

—¡Vaya! Así que quieres ver a la princesa, ¿verdad? ¡Qué interesante! Seguramente has oído hablar de ella en tu pueblo y has pensado venir a saludarla... A ver cómo te lo explico... ¡Largo de aquí! ¡Fuera! ¡La princesa nunca daría audiencia a un niño como tú!