Link salió del tronco final hacia el exterior. Empezaba como un pasillo que doblaba a la derecha. Ya no había bosque, ni se sentía ese toque mágico de los kokiri, aunque sí había unos cuantos árboles. Mientras Link daba la vuelta al pasillo, una voz grave lo sorprendió. Era un búho posado en una rama, que le dijo:
—¡Buu! ¡Buu! ¡Mira aquí arriba, Link! ¡Creo que ha llegado el momento de que comience tu aventura! En el camino te enfrentarás a muchas dificultades... Es tu destino. ¡No te rindas, aunque pases momentos difíciles! Este sendero va hacia el Castillo de Hyrule. Allí te encontrarás con una princesa... Si te pierdes y no sabes por dónde seguir, consulta tu mapa de Hyrule. Podrías dirigirte a muchos puntos del mapa, si no sabes por dónde debes continuar. ¿Lo has entendido? —Link asintió —Bien. ¡Nos vemos luego! ¡Buu!
Link empezó a caminar por la pradera. A lo lejos veía más árboles, un río, unas plantas demasiado grandes para ser plantas y hasta una edificación en el centro de la pradera que le llamó mucho la atención, pero antes de que pudiera curiosear, Navi lo detuvo y le dijo:
—El Gran Árbol Deku nos pidió ir al Castillo de Hyrule a hablar con la princesa. ¿No deberíamos ir?
Link asintió y siguió caminando hasta que divisó unas murallas como de castillo y supo que había llegado. A pesar de no haber caminado tanto como esperó, pronto atardeció y el crepúsculo se acumuló en el horizonte.