Link salió al Bosque Kokiri, pero Mido lo detuvo y le dijo:
—¡Link! ¡¿Qué has hecho?! El Gran Árbol Deku... ¿ha...? ¿Ha muerto? —Link asintió —¿Cómo has podido permitir que ocurriera? ¡Es culpa tuya! — y se fue caminando muy indignado.
Los demás niños del bosque le preguntaban cosas como: "¿Qué le habrá ocurrido a Mido? ¡Está furioso!" o "¿Qué le has hecho al Gran Árbol Deku?", cosa que a Link lo ponía muy mal. Otros incluso le preguntaban que a donde iba, a lo cual Link contestaba que al castillo, pero los niños no le entendían, porque ellos nunca salían del bosque, porque según ellos, era una muerte segura.
Link decidió ir a la casa de Saria para que lo consolara, pero no estaba allí, así que, sin más, y para no seguir sintiéndose más mal, salió por el tronco que delimitaba la salida del Bosque Kokiri. Al otro lado había un puente que cruzaba un bosque más oscuro y frondoso y que conectaba a otro tronco que Link no sabía qué había detrás de él.
Decidió cruzar corriendo el puente cuando una voz lo detuvo:
—Te marchas... —Link se volvió y miró a Saria parada en una cuerda que sostenía el puente con su hada volando alrededor de ella. Se acercó a ella y ésta siguió —Siempre supe que algún día abandonarías el bosque, Link... Porque no eres como mis amigos y yo... No importa, porque siempre seremos amigos, ¿verdad? —y le acercó una ocarina que tenía en sus manos —Toma esta ocarina... Cuídala bien —Link tomó la que llamaban Ocarina de las Hadas. Saria siguió hablando —. Cuando la toques, espero que pienses en mí y vengas al bosque a visitarme.
Link se quedó mirando un rato a Saria y empezó a dar pasos hacia atrás, como reprimiéndose algo y se alejó corriendo, dejando a su amiga con una cara de alegría mezclada con tristeza.