—Bueno, pues no sé ustedes, niñas, pero yo no voy a tocar esas cajas asquerosas —dice Ino-san, sale de la habitación.
Y azota la puerta.
Izumi-san, Hamano-san y yo permanecemos un momento sorprendidas y confundidas por la conducta de Ino-san. Y después Izumi-san abre un cajón del clóset de sus padres, saca una caja de ahí y se la entrega a Hamano-san.
—Ten, Sotoka-chan, esta no está sucia ni nada.
—Ah, gracias, Izumi-chan, pero ¿por qué tenías esta caja aparte? —pregunta Hamano-san
—Pues para cuando me ayudaras a empacar cosas —dice Izumi-san como si esta respuesta lo aclarara todo.
Y quizá lo hace: Izumi-san y Hamano-san definitivamente son pareja —aunque aún existe la probabilidad de que ellas solo sean amigas, pero dicha probabilidad, juzgando por todos los abrazos y muestras de afecto que se dan, es prácticamente nula—, así que es lógico que Izumi-san le dé un trato preferencial a Hamano-san al guardarle la mejor de las cajas —o al menos una que no hubiera sido expuesta al sol y a la basura durante un largo periodo de tiempo.
Aunque si Izumi-san tenía guardada una caja para Hamano-san, ¿por qué no se la dio desde el principio? Quizá para venderle la idea a Hamano-san de que iba a tener que empacar las cosas en alguna de aquellas cajas sucias y maloliente y después sorprenderla con una caja limpia.
Izumi-san definitivamente es un genio.
—Y ¿por qué no se la diste a Ino-san antes de que se enojara? —pregunta Hamano-san sin una pizca de consideración hacia Izumi-san y su regalo.
Quizá ambas estén peleadas, y por ello Izumi-san quiso contentar a Hamano-san con la estrategia de la caja limpia —aunque el hecho de que una estrategia tan magistral no diera resultado solo quiere decir que su relación está bastante mal.
—Porque es Ino, y ella siempre está enojada. Y esta caja es para ti, Sotoka-chan.
—Pues para la otra también guárdale cajas a Ino-san. Y a Khanna-san —dice Hamano-san.
—A mí no me importa —respondo, me dirijo hacia el clóset y tomo varias cajas y sobres que hay ahí—. Lo importante de estas cajas es el estado del cartón. Y además no huelen tan mal como Ino-san decía.
—¡¿Verdad?! —grita Izumi-san—. Pero ella es bien enojona y delicada y floja. Es una molestia. Y aparte yo busco las cajas buenas, no agarro las que están mojadas ni sucias ni nada. Y estas nomás huelen feo porque estuvieron mucho rato ahí y se les pegó el olor, aunque no pueden oler tan mal porque mis papás a veces duermen aquí, y aún no me han dicho nada al respecto, y si las cajas huelen mal siempre les echo del… ¿dónde está? ¡¿Se lo llevó Ino?! ¡¿Ya se lo acabó?! ¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡KAMI-SAMA-CHAN, TASUKETE KUDASAI! ¡AHORA VOY A TENER QUE COMPRAR OTRA Y AHHHHHHHHHHHHHHHHH!
—Ya, ya, Izumi-chan —Hamano-san le da a Izumi-san unas palmadas en la espalda—. De seguro se lo quedó Ino-san por si se topaba con otra caja sucia o algo.
Y hablando de Ino-san…
—Oigan… —les digo a Hamano-san y a Izumi-san.
—¿Qué pasó, Khanna-san? —me pregunta Hamano-san con una sonrisa cálida.
—Ustedes… ¿ustedes creen que Ino-san me odia?
—Sí —dice Izumi-san inmediatamente—. Ella odia todo y a todos.
—¡Izumi-san, eso no es cierto! Ino-san puede ser muy enojona, pero ella no te odia, Khanna-san. O ¿por qué lo dices?
—Bueno, es que antes de irse me miró con odio.
—Pues a mí siempre me mira así —dice Izumi-san.
—Sí, Tú no te preocupes por ella. Hoy estaba enojada por lo de las cajas; ella odia todo lo que tenga que ver con suciedad.
—Sí, pero últimamente la he notado muy agresiva conmigo. Hace algunos días le dije:
"—Oye, Ino-san, me gustó mucho el disco God is somewhere but here de Disintegration.
"Y ella me respondió:
"—Ah, y ¿cuándo te pregunté?
"Y antier le dije:
"—Oye, ¿te gustaría ir a mi casa un día? Podemos oír música o algo.
"Pero ella me contestó:
"—Yo solo voy a las casas de mis amigas.
—Entonces, ¿por qué viene a la mía? —dice Izumi-san, y Hamano-san ríe.
—Ay, pues porque ustedes dos son muy amigas, Izumi-chan.
—¡CLARO QUE NO, ELLA ES UNA MOLESTIA!
—Y tu mejor amiga —Hamano-san ríe aún más fuerte.
—¡YAMERU, SOTOKA-CHAN! ¡ELLA NO ES MI AMIGA! ¡ELLA ES UNA MOLESTIA Y LA ODIO!
—Pues del odio al amor hay un paso.
—Entonces, debe haber un paso entre que odies mis abrazos a que los ames — Izumi-san sonríe y grita de emoción y abraza a Hamano-san.
—Ya suéltame, Izumi-san.
—♫¡DEL ODIO AL AMOR HAY UN PASO, DEL ODIO AL AMOR HAY UN PASO!♫
—¡Ya suéltame, Izumi-san! ¡Khanna-san, ayúdame!
Y yo, con el fin de no inmiscuirme en su relación —siempre he oído que las relaciones terminan el día en que entra un tercero en discordia, y el fin de la relación generalmente lleva al fin de la amistad, y si se acaba la amistad seguramente se acabe este club, y si se acaba este club quedaré sola de nuevo—, comienzo a empacar las cosas.
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Hamano-san y Izumi-san estuvieron abrazándose y gritándose casi todo el tiempo que me llevó empacar todas las ventas de Izumi-san. Pero al final Izumi-san soltó a Hamano-san, y esta última parece estar muy enojada.
Esto es malo.
—Bueno, ya acabo de empacar todos los productos y de colocarles sus respectivas guías —les informo a las dos con el fin de distraerlas de su pelea más reciente—; ahora hay que llevarlos a la paquetería.
Izumi-san
—Ah, ¿ya acabaste? Wow, no esperaba menos de mi senpai Khanna-senpai —me dice Izumi-san, y después se acerca a Hamano-san, quien aún sigue aparentemente molesta—. ¿Quieres que te guarde tu caja, Sotoka-chan?
Ella trata de tomar la caja de Hamano-san, pero:
—¡NO ME TOQUES! —grita Hamano-san.
Aparentemente la situación es mucho peor de lo que imaginé: quizá su relación esté al borde del colapso.
—Y ¿no te arrepientes de vender tus cosas, Izumi-san? —pregunto porque fue lo primero y único que me vino a la mente, y una pregunta como esta debería ser una distracción bastante aceptable—. Podrían servirte en cualquier otra ocasión, aunque estás recibiendo una remuneración por ellas, y el dinero es increíblemente útil en cualquier situación; pero es bastante improbable que vendas tus posesiones a un precio igual o mayor al precio en el que las conseguiste, por lo que, en sí, estás perdiendo dinero, y si necesitas el artículo vendido de vuelta, tendrías que comprarlo otra vez a precio de venta y perderías aún más dinero… Bueno, lo que quiero preguntar es que si nunca has sentido algún remordimiento al vender tus cosas.
—Pues me estoy quedando sin nada, pero no es que tuviera mucho, a final de cuentas, y estoy bien, estoy bien; tengo dinero para manga y para anime y para mis cortados y para mis cápsulas de expreso y para muchas otras cosas, así que está bien, muy muy bien, pero gracias por preguntar. Ah, sí, los paquetes. Tengo una maleta aquí para llevárnoslos todos. Deja la saco — Izumi-san abre uno de los cajones del clóset de sus padres, saca una bolsa de viaje bastante amplia color gris oscuro, la extiende, la abre, y entre ella y yo comenzamos a guardar los paquetes en ella.
Y, gracias a mi pregunta y a esta actividad mundana, Izumi-san se ha olvidado momentánea pero completamente de su relación al borde de la ruptura.
—Bueno, pues vámonos —dice Izumi-san tras haber guardado el último paquete en la bolsa de viaje—. ¡Sotoka-chan!
—¡Déjame en paz! —responde Hamano-san.
—¿Sotoka-chan? —pregunta Izumi-san y se acerca a ella.
—Espera —coloco una mano sobre el hombro de Izumi-san para detenerla. Normalmente no lo haría, pero en esta ocasión actué sin pensar, puesto que Hamano-san dijo claramente que quería que Izumi-san la dejara en paz, y el hecho de que ella no parezca tener la intención de hacerlo definitivamente podría ocasionar el final de su relación. Esperen, ¿esto cuenta como inmiscuirme en su relación? ¿Esta es la decisión correcta? Eso espero, pero aparentemente ya es muy tarde para arrepentirme—, creo que molestarla no es la mejor idea.
—Pero Sotoka-chan.
—Ella quiere que la dejes en paz, y en este caso lo mejor sería escucharla.
—¡Pero del odio al amor solo hay un paso!
—Sí, pero quizá no estés dando el paso correcto.
Izumi-san me mira sorprendida, y yo me siento igual: no tengo idea de dónde vino esa pizca de sabiduría —la sabiduría es un concepto demasiado abstracto para mí.
—¡WOW! No esperaba menos de mi sensei Hanna-sensei. Entonces solo debo saber cuál es el paso correcto y Sotoka-chan me amará.
—Sigo aquí, eh —dice Hamano-san.
—Ya sé, Sotoka-chan, y digo esto frente a ti porque yo nunca hablaría de ti a tus espaldas… ¿Abrazo?
—No.
—Ok, abrazo después.
—¡No!
—¿No tenemos que ir a la paquetería? —pregunto para distraerlas de su discusión inminente.
Bajamos las escaleras, y Ino-san está acostada en uno de los sillones de la sala. Se ve increíblemente tranquila.
—¿Está dormida?
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—¿Dónde está Ino-san? —pregunto después de haber huido de la paquetería y corrido a toda velocidad.
—¿No venía contigo? —me pregunta Hamano-san.
—Creo que no —confieso.
—Es que ella se cansa luego luego —me dice Izumi-san—. Es una molestia. De seguro se quedó atrás.
—¿Qué tan atrás? ¿Sigue en la paquetería? —pregunto consternada.
—Pues no creo, pero… —responde Hamano-san.
—¿Nos regresamos a buscarla? —pregunto.
—¡NO, YA LLEGAMOS HASTA ACÁ! ¡Y APARTE ES INO, SIEMPRE ESTÁ BIEN ENOJADA Y—
—Ay, qué mala eres con tu amiga, Izumi-chan —dice Hamano-san burlonamente.
—¡HIDOI YO, SOTOKA-CHAN! ¡HIDOI YO! —grita Izumi-san y se pone a llorar.
—Ay, ya, no es para tanto, Izumi-chan —Hamano-san abraza a Izumi-san, e Izumi-san sonríe y finge seguir llorando.
Quizá Izumi-san ahora esté dando el paso correcto.
—Entonces ¿voy a buscar a Ino-san?
—No —dice Hamano-san—, mejor vamos a casa de Izumi-chan; de seguro Ino-san va a llegar ahí en un rato.
Hamano-san suelta a Izumi-san, pero Izumi-san abraza inmediatamente a Hamano-san con todas sus fuerzas.
—Bueno, ya suéltame, Izumi-san.
—¡HIDOI YO, SOTOKA-CHAN! ¡HIDOI YO! —grita Izumi-san y finge llorar.
—Izumi-san, ya suéltame.
—¡HIDOI YO, SOTOKA-CHAN! ¡HIDOI YO!
—¡Ya! —grita Hamano-san y empuja a Izumi-san con todas sus fuerzas.
Pero Izumi-san la abraza aún más fuerte.
—¡Qué no entiendes que no me gustan los abrazos! ¡Ya!
—¿Por qué? —pregunta Izumi-san—. ¿A quién no le gustan los abrazos?
—¡A mí! ¡Lo acabo de decir!
—A todos les gustan los abrazos —dice Izumi -san ignorando completamente lo que ha dicho Hamano-san—, entonces si no quieres que te abracen es porque te da pena que te vean.
—¡No, es porque no me gustan los abrazos!
—Claro —Izumi-san le guiña el ojo—. A mí tampoco me gustan —le guiña el ojo de nuevo.
—¡Ya suéltame! —Hamano-san empuja de nuevo a Izumi-san con todas sus fuerzas sin mucho éxito. Y después me mira a mí—. ¡Khanna-san, ayúdame!
—Perdón, pero yo no quiero involucrarme en su relación —digo aunque ya estoy suficientemente involucrada en su relación.
—No esperaba menos de mi senpai Hanna-senpai.
—¡QUE NO SOMOS PAREJA! —me grita Hamano-san.
Pero Izumi-san tiene un buen punto: quizá a Hamano-san le avergüenza que los demás se enteren de su relación con Izumi-san, por eso no permite que Izumi-san la abrace en público e incluso niega que ambas estén en una relación.
O quizá solo es una persona muy fría —no lo parece, pero la posibilidad existe.
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Llegamos a la casa de Izumi-san. Ella abre la puerta y entra lo más rápido posible; corre por el pasillo, sube las escaleras y corre por el segundo piso.
Mientras tanto, Hamano-san y yo vamos a la sala y nos sentamos en los sillones.
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—Y ¿cómo estás, Khanna-san?
—Bien, gracias. Y ¿tú?
—Bien, bien, gracias.
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—Yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy… ¿te gusta el basquetbol o algo?
Antes de que pueda contestar, Izumi-san entra a la sala, y trae consigo lo que parece ser con lo que parece ser unos libros.
—¿Quieren ver anime? Les recomiendo Watashi to onaji kurai ninki ga ari kanpekina hito ga anata no yōna hito ni koi o shita no wa dōshitedesu ka, Baka-chan? Aunque todos le dicen Baka-chan. Es comedia romántica, y es muy buena, aunque no te guste el anime.
"O traje el manga de Baka-chan, podemos leer manga.
—No, qué flojera —dice Hamano-san, quien está arrellanada en el sillón—. Si quieres pon el anime ese.
Izumi-san grita de emoción y abraza a Hamano-san.
—¡SOTOKA-CHAN! ¡DAISUKI, DAISUKI, DAISUKI, DAISUKI, DAISUKI DESU!
—Si no me sueltas, nunca voy a querer ver anime otra vez —advierte Hamano-san.
—¡Claro que sí, Sotoka-chan! —Izumi-san enciende el televisor, entra a una aplicación llamada Aidoru y elige la serie de Baka-chan.
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—Khanna-san…
—¿Oyeron eso? —les pregunto a Hamano-san y a Natsumura-san.
—¿Oír qué? —me responde Khanna-san.
—Alguien está allá afuera. Creo que es Ino-san.
Voy hacia la puerta y la abro. Ino-san está ahí afuera.
Del odio al amor a un paso.
Entonces quizá del odio a la amistad haya medio paso —ya que la amistad es el punto intermedio entre el amor y el odio, ¿verdad? Sí, porque primero es la amistad, y después, el amor.
O quizá estos conceptos son demasiado abstractos para intentar comprenderlos en base a la lógica.
Pero la lógica es mi única herramienta para entender el mundo a mi alrededor.
—Hasta que por fin me abres —se queja Ino-san.
—Perdón —le digo.
—Y ¿de qué me sirve la disculpa? Llevo aquí como diez minutos gritando como pen—
—¿Por qué no tocaste el tim—Ah, claro, porque nunca lo oímos. Tienes razón. Perdón.
—Ya dijiste eso.
—No, me refiero a que perdón por todo; es que aparentemente yo no entiendo a la gente, y constantemente la hago enojar sin saber por qué, así que perdón por todo. Si pudieras tenerme un poco de paciencia y explicarme por qué la gente suele ser tan irracional te lo agradecería bastante, y si no, bueno, está bien. Diría que lo entiendo pero no es así.
"Entonces… ¿me perdonas? —le pregunto, y de verdad espero que del odio a la amistad solo haya medio paso, y que con esta disculpa esté dando el medio paso correcto. Además, no sabía que podía ser tan elocuente de vez en cuando.
Aunque quizá me equivoqué, ya que Ino-san me mira bastante confundida.
—¿Por qué te disculpas? No es como que esté enojada contigo o estemos peleadas o algo, pero, ¿sabes qué?, qué bueno que te disculpaste porque eres rara y no tiene emociones ni sentido del olfato ni sentido común ni cosas qué decirme y eso que te recomendé muchísimas bandas. ¿Aún no las oyes?
—Sí, pero la otra vez que te hablé de una de las bandas que me recomendaste me preguntaste que cuándo me habías preguntado eso.
—Sí, porque yo nunca te pregunté, pero no te dije que no siguieras hablando. Tú y yo somos las únicas de aquí que nos gusta Disintegration, y prefiero hablar contigo de eso que pelearme con Izumi.
Y ahora hay un momento de silencio.
Desearía decir algo, pero mi elocuencia se ha ido.
—Ok, te voy a perdonar, pero solo por esta vez, ¿eh? Y ya no seas tan rara.
—Ok, me esforzaré —le digo, y ambas entramos a la casa de Izumi-san.
—Hola, Ino-san —dice Hamano-san sin moverse de su sillón—, ¿quieres ver Baka-chan? Está entretenido.
—Guácala, eso es de otakus.
—¡Que no somos otakus! —grita Izumi-san.
Ino-san sonríe. Nunca la había visto sonreír.
—A bueno, si no es de otakus entonces puedo ver un ratito.
Tanto Izumi-san como Hamano-san la miran tanto sorprendidas como confundidas.
—¿Qué? Solo quiero descansar un rato porque ustedes me obligaron a correr y me abandonaron y me dejaron allá afuera durante más de veinte minutos y aún no me piden perdón, y por eso las odio… ya cállense y pónganse a ver su anime ese.
Ino-san se sienta en un sillón y comienza a ver el anime de Baka-chan.
Y nosotras hacemos lo mismo.
Hamano-san tiene razón: ese anime de verdad es entretenido.