[ale PDV]
- Eres mi ángel guardián, mi amor
- Lo seré para siempre, porque te amo con toda mi alma.
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Eran las diez de la mañana, me dolía la cabeza, ¿Acaso había bebido de más? No recuerdo nada, sólo sentía el vacío en el corazón después de tener aquel sueño de nuevo, todo se repetía una y otra vez desde que se la llevaron: la mañana del martes, la dejo en la facultad, regreso a casa, le dejo un mensaje a su celular, no lo abre, supongo que había entrado a sus clases.
Última conexión, hoy a las 8:00 a.m.
Ella nunca se queda sin revisar los mensajes; la angustia aparece cuando dan las 4 de la tarde y ella no se ha comunicado conmigo para decirme que me extrañaba, como lo hace siempre.
En aquel sueño, salía de la casa e íba a buscarla, llegaba al mismo lugar de siempre: un viejo edificio desgastado, entraba, lo mismo, las mismas telarañas, las mismas goteras, el mismo olor a humedad. Un pasillo, al final de él... Ahí está ella: envuelta en plástico, con sus ojitos abiertos, con miedo, pero su corazoncito no latía, ya no tenía el rojo de sus mejillas ni su mirada cálida, estaba atada de manos, dios, sus muñecas peladas por la fricción de la soga que las sostenía, miro a mi alrededor y veo las paredes con sangre, la miro de nuevo y noto un corte profundo en su cuello, aquel lugar donde se encontró alguna vez aquella manchita que tanto me encantaba, en medio del llanto y la ira, la levanto en mis brazos
- Perdóname por no haber llegado antes, joder, perdóname mi amor, p- perdóname- digo mientras las lágrimas caen.
Después lo mismo, en medio del sueño una luz cegadora. Despierto. Lloro y maldigo no haber ido a buscarla cuando salió. Maldita sea, sentía que esto era mi culpa.
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Me levanté como dije, con un vacío en el corazón, me dirijí al baño, recordando la noche anterior, cuando ella se comunicó conmigo, estaba tan preocupada por su bienestar que mis manos temblaban. Dejé salir más lágrimas cuando me metí debajo del agua de la regadera, al menos ahí podía desahogarme sin que nadie sintiera lástima por mí.
¿Qué haría ahora que había perdido al amor de mi vida?
Ya nada era lo mismo, muchos me decían que debía seguir adelante, inclusive su madre se había rendido y la había dado por muerta, y eso me dolía, algo en mí sabía que ella seguía viva; no pararé hasta traerla de nuevo a casa, hasta tener sus besos de buenos días de nuevo, sus celos, su olor, todo de ella, lo quiero de vuelta.
- Ale- Escuché hablar a Lupita- ¿Estás ahí?
Salí del baño rápidamente no sin antes cambiarme.
- Sí, ¿Qué pasa?- dije mirándola
- Tenemos visitas- dijo mirándome con una sonrisa- Creo que te agradará volver a verla
- Bueno... ya bajo- dije terminando de arreglar mi cabello
Bajé a la sala y me encontré con Lupita sentada junto con... ¿Renee?
- ¿Renee? ¿Qué haces aquí?- dije aún sorprendida, no la veía desde que salimos de la preparatoria
- Escuché lo de Paula- dijo de manera triste-sólo pasaba a saludar y a ver qué tal estaban acá
- B-bien, sabes, aprecio que se preocupen- Dije algo aliviada; al fin tenía más esperanzas- En serio hace falta en esta casa, me hace falta- dije mientras mis ojos se cristalizaban-
- No es ninguna molestia, ella es muy buena amiga, la hayaremos, todos la extrañamos mucho Ale- dijo y me dió un pequeño pero emotivo abrazo- Cuentas conmigo para lo que sea
- En serio, muchas gracias chicas- Al fin había personas que tenían esperanza igual que yo- ¿Quieren algo de comer?- Dije un poco más animada- Iré por algo a la cocina- me dirijí hacia ella
[Lupita PDV]
Me ponía bastante triste la situación, Paula era mi hermana de toda la vida, con ella pasé momentos increíbles, era la que me apoyaba en todo.
- ¿Qué piensas hacer?- dije mirando a Renee- Ya sabes, ¿Tenemos un plan? Ya sabes, para encontrarla- la miré.
- Mm, primero que nada, tenemos que hacer que Ale se distraiga un poco, ya sabes, que hable con alguien al respecto, se siente sola desde que pau se fue.
Las dos nos dispusimos a esperar a Alejandra.
[ale PDV]
Me dispuse a buscar galletas para que mis dos amigas comieran, era imposible no ír a alguna parte de la casa sin tener recuerdos de ella.
Pasé por la sala, antes de llegar a la cocina.
-amor
- Amoooooor, ¿qué pasa?
- Te amo demasiado
- Pues yo te amo más que eso
- Hey! No se vale, se supone que yo siempre gano en esto
Aquella expresión que hacía cuando algo la indignaba, era tan chistoso y precioso verla haciéndolo.
- Maldita sea- dije saliendo de mis recuerdos y agarrando decidida la caja de galletas- galletas con chispas de chocolate, sus favoritas-
- Amoooor pásame una galleta-dijo aquella chica de pelo negro
- Ten mi amor- Dije, para después arrebatársela
- ¡Hey! Dámela
- Antes, me debes un beso- dije cerrando los ojos y acercándome de forma juguetona
- Vale, pero me das la galleta- dijo besándome con mucho amor, como siempre lo hacía, todos estos años- La galleta
- Ten mi amor- Dije riendo ante su interés en aquella galleta-
- gracias mi amor.
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Ella siempre me abrazaba, no importaba si estaba enojada conmigo, siempre regresaba por mí cuando le daba miedo quedarse sola, siempre terminábamos abrazadas en aquella habitación mientras la arrullaba con pequeños besos finales en la frente, recordar cómo le removía del rostro los pequeños cabellitos sudados que se pegaban, ver su rostro todavía rojito, parecía un pequeño tomatito, era bastante tierno, siempre lo fue.
- ¿Ale? ¡¿Ale?!- Una voz, la de Renee, me sacó de mi mente- ¿Qué haces?
- A-Ah! Perdón, ya íba para allá, no hayaba las galletas- dije y me dirigí rápidamente a la sala de estar- Aquí están, galletas de chispas de chocolate- Fingí una sonrisa. Ahora hasta recordar u oler esas galletas me daban ganas de morir.
- Gracias...- Renee me miró preocupada- ¿Porqué tardaste tanto? Sin mentir- posó su mano sobre mi hombro en señal de "confía en mí"
- Amiga, sabes que puedes confiar en nosotras- Agregó Lupita-.
- Miren... es sólo que parece todo muy... triste ahora- dije- ahora que fui a la cocina por esas galletas (sus favoritas) empecé a recordar muchas cosas, cosas que la hacían tan especial (Nuestros "te amo" de la nada, sus berrinches)- Pero estoy bien, es normal- finalicé, dándole una mordida a la galleta
- Bueno, acabas de perde-
- No.- dije interrumpiendo la frase que se formaba en la boca de Renee- No la voy a perder, me rehúso a darla por perdida.
- Ale, entiende que haremos lo posible para hallarla, pero también debemos contemplar el otro lado de la moneda- continuó Renee- Su muerte. Y es algo en lo que igual, sin duda, te apoyaremos.
Tragué en seco. Había pasado tanto tiempo sin querer tocar aquel tema, que el golpe de realidad me sacudió completamente.
- Yo... no, no estoy lista para hablar de eso, perdón- Finalicé, mientras recogía las galletas sobrantes
Ahora se suponía que ellas se estaban rindiendo, y aunque era en parte más fácil para todos simplemente dejarla ír, no podía, no iba a dejar al amor de mi vida con esas personas, y mucho menos iba a dejar que terminara todo mal.
-¿A dónde te has ido amor?- dije mientras cerraba la alacena- Te hecho de menos- Salí de la cocina y subí a nuestra habitación, ni siquiera me importó que Lupita y Renee estuvieran en la sala esperándome, no me sentía bien para hablar ya.
Me tiré en la cama, que a diferencia, estaba fría, como si le faltara algo, y claro que le faltaba, le faltaba ella, le faltaba tenerla durmiendo para que yo llegara de la universidad y me acostara a abrazarla mientras besaba sus mejillas, para que ella se diera la vuelta y se pegara más a mí, hundiéndose en mi pecho mientras yo acariciaba su pelo.
Me puse mis audífonos, esperando quedarme dormida un buen rato.
Abro mi playlist. Nuestra playlist favorita. Reproduzco la primera canción de ella.
Cierro los ojos y, por unas horas, siento su calor de nuevo, escucho su voz al cantarme al oido, escucho sus "te amo" de la nada, siento que me abraza, yo la abrazo. Me quedé dormida.