—Ja-Jamás volveremos a tener otro hijo...— susurraba la mujer en la camilla, completamente agotada y adolorida.
—Pero mira que linda ha salido nuestra pequeñita.— su padre susurraba fascinado mientras acariciaba las mejillas de la pequeña bebé.—Salió a mi, tiene mi nariz y mis ojos... Pero tiene tus mejilla gorditas.
La madre tomó a su pequeña entre sus brazos y lloró al verla tan pequeñita y preciosa en sus brazos.
La enfermera ingresó y se acomodó a un lado de la camilla.
—La pequeña está en perfectas condiciones, usted podrá irse hoy mismo si desea. Recuerde que debe venir a controles para proteger a su bebé y a usted misma. ¿Ya decidieron el nombre? Es hora de registrarla.
—Si, queremos que se llame Kim Hye-Bin...— ambos hablaron.
Estaban tan emocionados por el nacimiento de su pequeña hija, siempre habían querido ser padres y por fin lo eran.
No sabían cómo ser padres, irían creciendo y descubriéndolo junto a su pequeña Hyebin.