Me miré al espejo y observé mis partes íntimas como decía mamá.
Me toqué mis senos y los acaricié, estaba extrañado. En biología me decían que esas partes las tenían las mujeres. Pero yo era un hombre.
Se sentían blanditas, comparándolo con las otras chicas yo las tenía más grandes.
Fruncí mi ceño y me coloqué el sostén que debía usar para no tener problemas en un futuro y estar más seguro.
Miré mi zona baja y me sentí sucio, odiaba ver mis partes íntimas. Me parecía desagradable.
Me coloqué mi calzón y admiré mi cuerpo. Así me parecía hermoso, mi cintura era pequeñita pero mi cadera era más ancha. Mis muslos estaban gorditos pero mis piernas en sí eran delgaditas.
Me di la vuelta y miré hacia atrás, amaba como se veía mi zona baja.
Me sonrojé ante tales pensamientos.
Me coloqué la camisa blanca y luego una calza corta negra, metiendo la camisa dentro de ella.
Tomé la falda que estaba sobre mi cama y entusiasmado me puse frente al espejo.
Le había pedido a mi madre este tipo de prendas, me hacía ver muy lindo.
Amaba mucho a mis padres, siempre me apoyaron.
Subí lentamente la falda por mis piernas con el cierre al frente.
Lo cerré y giré la falda, con el cierre hacia atrás.
Me admiré, me veía muy bien.
Después de alistarme, me acerqué a mi mueble de maquillaje. Me apliqué iluminador, brillo labial y un poco de rubor. Apliqué fijador de maquillaje y me volví a mirar al espejo.
Quizás sonaría un poco egocéntrico pero me veía hermoso, más que todas las chicas juntas.
Tome mi iPhone y me acomodé en la ventana para sacarme una foto.
Después de decidir entre cinco fotos la publiqué en Instagram.
Grité de emoción al ver que Jungkook le daba like.
Tomé mi mochila y bajé a prepararme el desayuno antes de asistir al colegio.