Suspiré una vez más.
Si, me gustaba mucho. Claro que sí. Pero claro estaba que jamás se fijaría en mi. Era un hecho.
Apoyé mi mejilla en la mesa y cerré mis ojos, esperando a que terminara luego la clase.
Un toque en mi hombro me hizo sobre saltar.
Levanté mi rostro y me sonrojé al ver a Jungkook.
—¿S-si?— mis labios temblando de nerviosismo, me pegué mentalmente al ser tan débil.
—¿Me prestas tus colores?— me preguntó con una sonrisa.
Asentí y le pasé mi estuche.
Me agradeció y me dio un besito en la mejilla, se fue feliz hasta su asiento, saltando como conejito.
Sonreí.