Chapter 17 - 17

—Les invité a que vinieran porque Ruby decidió quedarse a vivir aquí, y porque su libro a tenido muchas ventas en tan solo dos días. Sería bueno llevarnos bien, ya que ahora estaremos compartiendo más a menudo— comentó Jared con la copa en mano.

—Felicitaciones. Espero sea el primero de muchos logros más. Te los mereces— le dijo Vanessa.

—Felicidades. Me alegro por ti, Ruby — le dije mirándola.

—Tu expresión no parece de alegrarte por ella — comentó Jared.

—No seas imbécil.

—Ya dejen discutir ustedes dos — nos pidió Vanessa.

—Brindemos por el logro que has cumplido, y por los que faltan, también por ese gran talento que tienes, y por este nuevo proyecto en el cual serás partícipe. Te deseo que todo salga bien, Srta. Ruby— Jared sonrió, y Ruby lo miró.

—Gracias, Sr. Jared— sonrió y me hizo sentir incómodo.

Como se nota que se lo come con la mirada. Es irritante.

—¿No vas a tomar, Adriancito?— me preguntó Jared.

—No puedo tomar.

—Una vez al año, no hace daño. No sé para qué te cuidas tanto, yo como y tomo de todo, y sigo teniendo mejor cuerpo que tú.

—Déjelo, Sr. Jared. No tiene que hacerlo si no quiere — comentó Ruby.

—Tienes razón— Jared sonrió.

No es justo que solo ellos se diviertan. Cogí el trago y me lo tomé. Estuvimos tomando de dos a tres copas más y hablando; luego nos despedimos.

—Adrián— Ruby me llamó cuando estaba de camino al auto.

—¿Ya sabes tu parte? — me preguntó.

—¿Qué parte?

—La del guión.

—Sí, aún hay partes que me faltan, pero del principio aún me acuerdo.

—Bien, ¿Qué te parece si nos encontramos mañana para ensayar? ¿No tendrás nada que hacer? Sé que aún no es el día de grabación, pero sabes más de esto que yo.

—Esta bien. ¿En mi casa o la de Jared?

—No sé si a Jared le moleste. No es mi casa y no quiero incomodarlo. Podemos ir a una cafetería o algo así.

—Es mejor si practicamos las escenas, y no sólo el diálogo. Eso ayudará a no hacerles perder el tiempo al director. Ya se lo he hecho perder mucho.

—Hablaré con Jared ,y si me lo permite, puedes venir a la casa.

—¿Por qué no en la mía? No quiero que ese tipo esté presente.

Ella se quedó pensativa.

—¿No estarás en los días del mes?— sonrió maliciosa.

—¿Eso qué significa?

—Por lo bipolar.

—Graciosa. No, solo será para ensayar.

—Esta bien.

—¿A qué hora te busco?

—A la hora que puedas, no hay problema.

—Te diré por mensaje.

—De acuerdo. Adiós — sonrió, y dio la vuelta para irse.

Es la primera vez que hablamos normal y no fue tan sarcástica.

Espera, ¿¡Mañana viene a mi casa!? Tuve que manejar rápidamente para ir a limpiar. Olvidé que mi casa está hecha un desastre. No suelo quedarme en esa casa, a menos que esté muy cansado del trabajo. Mayormente me quedo en mi departamento y es muy pequeño e incómodo.

Al día siguiente:

Ruby

—Hablé con el director de la universidad, y quedó en avisarme el día que estarás asistiendo para la entrega de documentos. ¿Los trajiste? — me preguntó Jared.

—Traje algunos, pero creo que tengo que buscar otros más.

—¿Tienes a alguien que pueda ayudarte, y enviarlos?

—Sí, una amiga.

—Todos los documentos de la universidad en la que estabas, debo tenerlo para entregarlos. Luego de enviarlos, podrás comenzar. Ya que estarás con lo de la grabación también, hice los arreglos pertinentes para que estudies los fines de semana, y durante la semana, tendrás tiempo de sobra para todo lo que tengas que hacer. No olvides que hay que pautar la presentación de su libro cuando esté en venta en las demás librerías.

—Gracias por todo, Sr. Jared.

—Dígame Jared. Eso de Señor me suena a viejo y todavía no lo estoy— sonrió divertido.

—De acuerdo, Jared. Voy a salir a hacer unas cosas y luego regreso.

—Estás son las llaves de la casa, es bueno que tengas una copia —me extendió las llaves, y las cogí.

—Gracias.

Adrián

Fui a recoger a Ruby y la traje a mi casa. Estaba algo nervioso. Estuvimos en silencio por todo el camino, y no sabía qué decir para romperlo. Siento que si digo algo se va a molestar y termináremos peleando.

—Tienes una casa bonita.

—Gracias.

—Quisiera tener una igual.

—La tendrás si sigues como vas.

—Necesitaré que me ayudes a conseguirla más adelante. Ya viste que la que tenía no era muy espaciosa que digamos.

—Si hacemos las cosas bien, y la película es un éxito, te aseguro que podrás comprarte una casa igual o más grande que esta.

—Es extraño escucharte hablar así.

—¿Así cómo?

—Motivándome.

Quise cambiar el tema, pues me puse algo nervioso.

—¿Quieres tomar algo?

—Ahora no, pero gracias. ¿Practicamos?

—Sí.

Nos quedamos en la sala y leímos los diálogos en voz alta. Ella se veía muy concentrada en lo que leía. Actuaba tan normal, que parecía como si ella ya tuviera experiencia en esto. ¿Será que estuvo practicando ayer?

Mientras seguía hablando, no podía dejar de mirarla. Lamía sus labios cada cierto tiempo y no sé porqué me estaba fijando en esos pequeños detalles.

No me había dado cuenta que la protagonista no se parece en nada a ella. El papel que interpreta, la protagonista es muy tímida y se avergüenza por todo; Ruby no es para nada tímida, o al menos no he visto eso en ella. Me pregunto si podré conocer esa parte, aunque sea solo actuando.

—¿Qué miras?— me preguntó, y miré rápidamente el guión.

—Nada.

—¿Por qué estás tan nervioso?

—No estoy nervioso.

Ruby sonrió.

—Me has estado mirando desde que llegamos de la escuela.

—¿De la escuela?

—¿No estás leyendo tu parte?

Caí en cuánta de que ella estaba leyendo esa parte del guión y me puse a buscar página por página.

—Lo siento. Ya encontraré esa parte.

—No estás ni en la página que se supone. ¿Qué has estado haciendo?

—Estaba memorizando otro diálogo. ¿En qué páginas estás?

—33.

¡Demonios! Está a punto de llegar la parte del beso. ¿Cómo es que ella se acuerda de todo lo que hemos leído? Tiene buena memoria. Eso es algo bueno, supongo.

—Vámonos lejos, Soledad.

Es tan extraño decir estas cosas frente a ella. Me siento como un cursi de mierda.

—No puedo, Henry. Mis padres jamás lo permitirían. Lo nuestro no puede ser. Tienes que aceptarlo de una vez.

—Yo no quiero que lo nuestro termine. Nos amamos. ¿Por qué tener que renunciar a lo nuestro?

—Ni siquiera tenemos dinero para huir de aquí.

—Podemos ir a otro lugar y empezar de cero los dos. Solos tu y yo. Soledad, yo te amo, y si estoy contigo, siento que puedo contra todo.

—¿No me besarás?—preguntó Ruby, arqueando una ceja.

—¿Eso lo dices tú o Soledad?

—Soledad es muy tonta. Yo ya me hubiera ido con Henry. Me lo hubiera comido de desayuno, de almuerzo y cena; y hubiera dejado toda esa cursilería.

Así que el romanticismo de este tipo no le gusta. Pensando en lo que escribe, más bien le gusta el sexo más que cualquier otra cosa.

—¿Así que la pervertida quiere que la bese? — reí.

—De hecho, tarde o temprano tenemos que hacerlo. ¿Por qué no romper el hielo ahora que no estamos delante de las cámaras?

El estafador resultó estafado. Planeaba hacer algo que la hiciera sentir incómoda, y ella se adelantó. Se acercó a mí con el guión, y sonrió.

—¿No era eso lo que esperabas, Henry?

—Soledad no tomaría la iniciativa.

—¿Y quién dijo que es Soledad la que quiere el beso?

Está jugando conmigo, lo presiento. No entiendo su repentino interés y cambio. Si me muestro deseoso de besarla, ella se burlará de mí.

—Tú lo quieres, ¿Eh?— me acerqué, y sonreí.

—Ni siquiera tienes dinero para huir de aquí— murmuró, esbozando una sonrisa maliciosa.

¿Así que quiere que continúe la escena?

—Podemos ir a otro lugar y empezar de cero los dos; solos tu y yo—la agarré por la cintura y la encaré—. Soledad, si estoy contigo, siento que puedo contra todo— cruzamos miradas, y me acerqué hasta estar a centímetro de sus labios, al ver que cerró sus ojos, hice lo mismo, pero el sonido de la puerta de entrada nos alertó.

Me alejé de ella y el guión se me cayó al suelo. Ruby rio, y vi a Vanessa entrar a la casa.

—Imaginé que estarías aquí —al notar la presencia de Ruby, sonrió—. Lo siento, no sabía que estabas acompañado.

—Todo está bien— dije nervioso recogiendo el guión.

—Solo estábamos ensayando — comentó Ruby sonriendo.

Ella se quedó tranquila, y fui yo el que me quedé todo nervioso. Maldigo el momento en que nos interrumpió.