Chapter 19 - 19

Toda esa semana estuvimos ensayando. Para el lunes empezaríamos a grabar la primera parte. De alguna manera, como que me acostumbré a tener esos momentos con Ruby. Me estaba sintiendo más cómodo y ella también estaba más suelta conmigo. No hemos tenido otra escena de besos ni nada parecido, pero ha sido divertido ensayar con ella. Aún no me acostumbro a sus ocurrencias, y a ese lado pervertido que tiene.

Aún no he podido vengarme de lo último que me hizo, pero en algún momento lo haré. No pensé que estaría llevándome bien con ella, creí que la iba a detestar por siempre, pero como que no puedo odiarla ya. A veces dice cosas que me hacen enojar o incomodar, pero ya no me trata de la misma forma que antes.

Hoy es sábado y no había ensayo. Tenía compromisos, pero echaba de menos los ensayos, o el verla reír y concentrarse. Me pregunto ¿Qué estará haciendo? No me atrevía a escribirle, porque ha estado toda la semana conmigo y debe estar aborrecía de mi.

Estaba llenando unos documentos de un viaje que tengo que hacer para una sesión de fotos en la semana, no pude posponerlo ni cancelarlo. Tendré que viajar quiera o no. De alguna manera, estoy perdiendo el camino y eso no me gusta. Mi carrera es importante y he hecho muchos sacrificios para llegar a donde estoy.

Miré el bolígrafo que estaba usando, y era el de ella. Se me ocurrió una brillante idea; debería llevárselo, y así de paso la veo, aunque debe estar con ese imbécil. Motivo suficiente para ir.

Me levanté y la puerta la abrieron. Del susto dejé caer el bolígrafo al suelo, y con mi pierna lo metí detrás de la silla.

—Aquí estás. ¿Llenaste los papeles? — preguntó Vanessa.

—Estoy en eso— respondí nervioso.

—¿Te encuentras bien?

—Fenomenal.

—¿Y por qué estás parado como un soldado?

—Es una nueva postura para la siguiente sesión— reí nervioso.

—Tienes problemas serios. ¿Qué tal van los ensayos?

—De maravilla.

—Tu querida Ruby comenzó a estudiar, no sé si Jared te lo había comentado.

—¿Estudiar?

—Sí, la aceptaron en la universidad y estará asistiendo los fines de semana.

—Maldita sea — dejé escapar ese pensamiento en voz alta.

—¿Por qué?

—Quiero decir; bendita sea. Me alegro mucho por ella.

—Estás actuando raro. ¿No me digas que la extrañas?

—Como si esas cosas pasaran. No extraño ni a mí padre, ¿Por qué voy a extrañarla a ella? 

Caminé hacia la mesa para servirme un vaso de agua, y vi que Vanessa miró para la silla. No tuve remedio que caminar rápidamente de vuelta y me paré al lado.

—Hace mucha calor, y no puedo estar quieto.

—Mucho calor, Adriancito. ¿No vas a servirte el agua?

—No tengo sed. Solo quería ver que el vaso estuviera limpio.

—Oh, vaya. ¿Por qué no vas a recogerla a la universidad si tanto la echas de menos?

—¿Eh? ¿Por qué haría eso?

—Aquí te dejo su horario y la dirección, por si te interesa— lo puso sobre la mesa.

—No lo necesito. Puedes botarlo, Vanessa.

—Esta bien— lo estrujó y lo tiró a la basura—. Tienes muchas cosas que hacer esta tarde. Entre ellas, tienes pautada una cita con la Srta. Lily.

—¿Y ahora qué quiere?

—Es de trabajo, pero ¿me permites darte un consejo?

—Dime.

—No juegues con esa mujer. Puede destruir tu carrera y lo sabes. Si no quieres perder lo que por años has hecho, es mejor que no la provoques. En primer lugar, no debiste acostarte con ella. Esa mujer está muy enamorada, más bien obsesionada contigo; y ese tipo de personas tóxicas, sólo pueden provocar desgracias. Te sugiero que lo piense bien, antes de volver a darle esperanzas.

—Gracias por el consejo, pero tengo todo bajo control.

—Esta bien. Iré a comer algo y regreso.

—Adelante.

Vanessa se fue del estudio y recogí el bolígrafo del suelo. Por suerte, no lo dañé.

Miré el zafacón y tuve curiosidad. Cogí el papel y lo abrí. Al mirar mi reloj, me di cuenta que faltaba poco tiempo para que saliera. Agarré mi chaqueta y las llaves para irme, pero al salir, me encontré con Vanessa.

—¿Vas alguna parte?— preguntó curiosa.

—Me surgió algo de imprevisto, pero ya regreso — sonreí nervioso, y seguí caminando.

Vanessa

—Sí, de imprevisto— reí.

Adrián

Al llegar a la universidad, me quedé vigilando a ver si la veía. Vi el auto de Jared que se estacionó frente a la entrada y Ruby se subió. Maldito idiota. Solo quiere ganarse puntos con ella.

Le di un golpe al guía molesto y rechiné los dientes. Ese tipo tiene la ventaja de tenerla con él. No es que quiera tenerla conmigo, pero saber que se hace el chico bueno cuando está con ella, me irrita.

Me fui de vuelta a mi casa para esperar la hora de la reunión. ¿Cuánto tiempo le faltará para terminar la universidad? ¿Debería preguntarle cómo le fue? ¿Qué hay de malo en eso?

Escribí el mensaje preguntando cómo le había ido, pero no me atrevía a enviarlo. Preguntarle eso de la nada, hará que piense que la estoy acosando; típico de ella.

Iba a borrar el mensaje, pero sin querer lo envíe. Traté de cancelarlo antes de que saliera, pero fue imposible.

—¡Soy idiota! — grité mirando el teléfono.

—¿Estás bien, Adrián? — Vanessa entró al estudio, y guardé el teléfono en el pantalón.

—Sí, muy bien. Tenemos que irnos.

Le pasé por el lado para ir directamente a mi auto.

Llegamos a la cita, y ella se quedó en el auto mientras iba a hablar con Lily.

—¿Cuánto tiempo sin verte? ¿Me has extrañado?— preguntó al verme.

—He estado algo ocupado con el ensayo de la película y las sesiones de fotos.

—Voy a acompañarte al viaje que tienes. Necesito estar para firmar unos documentos. Por otro lado, quieren que te quedes por al menos dos semanas.

—¿¡Dos semanas!?

—¿Por qué pones esa cara? Siempre ha sido así. ¿Acaso no estás de acuerdo?

—No es eso, pero por lo de la grabación, no puedo hacerlo.

—Tienes que elegir qué es más importante para ti. El nuevo contrato que ya firmaste y te comprometiste para ir, o la película esa. Tu carrera principal era ser modelo, ¿Qué está sucediendo ahora? ¿Te gusta más el cine?

—Ya cálmate. No es para tanto, es solo que no puedo estar dos semanas fuera. Tenemos poco tiempo para la grabación de la película, y es algo que va a abrirme nuevos caminos.

—Has estado actuando muy raro. No tienes la misma energía y dedicación que antes con tu carrera. No eches a perder todo lo que has tenido que pasar, por una condenada película, que aún no saben si rinda frutos. No dejes pájaro en mano, por uno que está volando. Estás siendo irresponsable con esas personas que creen en ti y en tu talento, Adrián.

—Hablaré con el director.

—Muy bien pensado.

—¿Eso era todo?

—¿Tienes prisa?

—Sí, tengo otras que hacer.

—Veámonos esta noche, Adrián.

—No puedo. Tengo un compromiso muy importante.

—¿No me digas que es encontrarte con la mujer que te rechazó el beso?

—¿De qué estás hablando?

—Adrián, a mi no me engañas. Algo me dice que tú actitud es por eso. Desde ese día estás raro. Ya no me llamas, ni me utilizas como antes.

—Es solo que he estado ocupado, eso es todo.

—Lo que digas. Solo recuerda una cosa; puedes jugar con cualquier cordero que quieras, pero no olvides para quien trabajas.

—Cuídate mucho, Lily.

—Igual tu.

Me levanté de la mesa y me fui al auto. Sabía que en algún momento esto iba a ocurrir.

—¿Pasó algo?— preguntó Vanessa.

—No, todo en orden.

Miré mi teléfono y había un mensaje. Era de Ruby. Es la primera vez que envía un mensaje tan largo. Me pregunto ¿cómo tomará esto del viaje? Supongo que no le será importante.

Dos días después:

Estábamos reunidos en el teatro. Hoy comenzamos a grabar la primera parte. Estuvimos casi todo el día grabando. La escena más esperada había llegado, pero mi problema era el cómo manejarlo. Ambos nos quedamos en ropa interior. La sábana iba a cubrirnos, pero es extraño estar en una situación así con ella. No puedo negar que me agrada la idea, pero el problema será, ¿Cómo controlar mi erección, y que ella no lo note? Con ropa interior y encima de ella, es imposible que no me emocione. Ella como siempre se veía tranquila.

Se quedó en ropa interior debajo de la sábana, y no la vi cuando se quitó la ropa.

—¿Estás seguro que no es una película porno, y te equivocaste de guión?— le pregunté al director.

—¿Nunca te has acostado con una mujer o qué? No harán nada más que besos, y hacer ver que algo está pasando, aunque no lo esté. Dejarán todo a la imaginación del público. Recuerden que no pueden dejar que se vea que ella lleva puesto un sostén. Tienes que estar al pendiente de esos detalles. Por otro lado, solo déjense llevar por la pasión del momento; y recuerda algo importante, es la primera vez de la protagonista, no la beses como que quieres comértela.

—Yo no hago eso— le dije, y Ruby rio.

—La primera la vez lo hiciste. Incluso el camarógrafo se excitó con ese beso. Deben meterse en el personaje y actuar como ellos actuarían, no como tú actuarías.

—Esta bien, director.

Me subí sobre ella, y acomodé la sábana.

—Tranquilo, no voy a morderte— comentó en un tono bajo.

Estás provocaciones solo me dejan con dolor de bolas. No es justo.

—Si muerdes no tendría problema, pero al menos, no aquí.

—¿Eso es una invitación? 

—¿Tú qué crees?

—No seas tan salvaje, recuerda que es mi primera vez — sonrió maliciosa.

—Con ese expresión tan pervertida, ¿Crees que alguien te creería? Te dieron el papel equivocado.

—Ah, pero como disfrutas de que el papel me lo hayan dado a mi.

—Tu nuevo apodo será "la para huevos", escritora de romance erótico y porno.

—Fíjate que no suena mal.

El director nos dio las indicaciones y el aviso. Era imposible estar serios, luego de esa conversación que tuvimos. No podíamos concentrarnos, así que para ambientar, me acomodé mejor entre sus piernas. Su piel era muy suave. Ahora que no tiene ropa debajo, puedo sentir el calor de su piel. Maldición, no puedo pensar en eso ahora.

—¿No hay una almohada?— le pregunté en un tono bajo a Ruby, y ella rio.

—¿No te es suficiente con el almohadón que tienes entre tus piernas? Se siente muy cómodo para mí. Hasta creo que mi amiga le acaba de dar sueño al sentirse tan presionada por un almohadón como ese.

—Tus provocaciones te saldrán caras algún día.

Ruby sonrió con malicia y estaba tratando de pensar en otra cosa; quizá en carreras de caballo o lo que sea. Mientras siga imaginando cosas pervertidas, no vamos a poder grabar bien.

—¡Corte! ¿De qué están hablando? Se supone que estén actuando— nos dijo el director.

—Lo siento. Estaba preparándola— respondí.

—¿Preparándola?

—Olvide lo que dije. Continuemos.

Nos dio la indicación nuevamente y presioné mi cuerpo contra el de ella. La besé lo más dulce posible, pero ella buscaba provocarme usando su lengua. Ella besa bastante rico, maldita sea.

Simulé que la estaba penetrando, y ella soltaba suaves quejidos. Maldición, mi problema se ha despertado otra vez.

Bajé a su cuello para besarlo, pero al ver esos dos balones de baloncesto tan cerca, acabó con mi concentración. Jugaría un maldito partido ahora mismo, y eso, que no soy fanático de los deportes. No me había dado cuenta de cuán grandes eran. No había mirando debajo de la sábana hasta ese momento. ¿¡Quién puede concentrarse con esos dos melones!?

—¡Esto es del diablo!— me detuve, y Ruby rio, al darse cuenta que la estaba mirando.

—Y la pervertida soy yo, ¿Eh? Tú y esos punzantes y palpitantes problemas, no nos dejarán grabar bien.

—No tienes cara de que te moleste.

—¿A quién le molestaría sentir un rabo entre las piernas?

—Eres la mujer más pervertida que he conocido. ¿No que me odiabas?

—Mi problema es contigo, no con el de abajo. ¿Por qué tiene que pagar él, por tus días del mes?

—Deja que te coja un día, condenada. Te haré tragar hasta la última palabra que has dicho, y no solo la palabra. Te haré repetirlas en sílabas.

—¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Estás teniendo problemas, Adrián? — preguntó el director, acercándose a la cama.

—Los nervios le agrandan el problema— comentó Ruby entre risas.

Está mujer va a terminar conmigo y con mi pobre pájaro.